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jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Hay escasez de científicos en los EEUU?: TURURÚ



What Shortage of Scientists and Engineers?

If the United States really has a critical shortage of scientists and engineers, why didn’t this year’s graduates get showered with lucrative job offers and signing bonuses?
That’s the question that comes to my mind after reading about Barack Obama’s plans to address the “shortage” we keep hearing about from blue-ribbon commissions of scientists and engineers. He wants to pay for the training of 100,000 more engineers and scientists over the next four years, as my colleagues Bill Broad and Cory Dean note in their excellent analysis of the presidential candidates’ plans to encourage technological innovation.
Now, I’m all in favor of American technological innovation, and I’m glad to see Mr. Obama promising to review the export restrictions that have been so damaging to the aerospace industry (and that were promoted by John McCain because of what he called national-security risks). I’m also all in favor of American scientists and engineers, especially the ones in my family. (My father is a chemical engineer; my brother is an electrical engineer.) I’d love to see American corporations and universities frantically competing to offer them the kind of salaries paid to M.B.A.’s and lawyers.
But employers don’t have to throw around that kind of money because there’s no shortage of workers — and they won’t be increasing their offers if the federal government artificially inflates the labor supply with an extra 100,000 graduates. As Daniel S. Greenberg wrote in the Scientist magazine in 2003: “Despite the alarms, no current or impending shortage exists, and never did. Instead, we’re glutted with scientists and engineers in many fields, as numerous job seekers with respectable credentials can attest.”
The only “shortage” is of American-born scientists and engineers. But with so many talented foreigners competing for positions here in schools and laboratories, it’s entirely rational for American students to head into fields where their skills are in more demand — and harder to replace with foreign labor. Mr. Greenberg sums up their options nicely:
Consider the economic fates of two bright college graduates, Jane and Jill, both 22. Jane excels at a top law school, and after graduation three years later, is wooed and hired by a top law firm at the going rate–$125,000 a year, with a year-end bonus of $25,000 to $50,000.
Jill heads down the long trail to a PhD in physics, and after six Spartan years on graduate stipends rising to $20,000 a year, finally gets her degree. Tenure-track jobs appropriate to her rigorous training are scarce, but, more fortunate than her other classmates, she lands a good postdoc appointment–at $35,000 year, without health insurance or professional independence. Three years later, when attorney Jane is raking in $150,000 a year, plus bonuses, Jill is nail-biting over another postdoc appointment, with an unusually ample postdoc recompense of $45,000 per annum. Medicine and business management similarly trump science in earning power.
So why do we keep hearing complaints about a shortage? One recent reason is that it’s been harder for foreign scientists and engineers to get visas since the Sept. 11 attacks. But the quickest and cheapest way to deal with that problem is to increase the number of visas (as Mr. Obama has promised to do).
But even if the visa restrictions are eased, the complaints about a shortage are sure to continue — they’ve been sounded for decades. Why? Well, consider who does some of the loudest complaining: administrators of university science and engineering department that stand to get more funds, and corporate executives hoping to have more future workers trained at taxpayer expense.
The blue-ribbon commissions have kept warning that America’s future is in jeopardy if we don’t train more native-born scientists and engineers, but I don’t see how Americans are worse off by letting some technologies be developed and manufactured by foreigners who can do it more efficiently. Politicians inveigh against the trade deficit in advanced-technology products, but what’s the harm in buying computer disk drives and semiconductor chips produced more cheaply in Asian factories?
And as long as American universities and laboratories keep attracting the world’s best talent, why should we worry about losing our technological edge?

martes, 26 de noviembre de 2013

Journal of Microbiology and Biology Education

http://jmbe.asm.org/index.php/jmbe/issue/view/24/showToc

¡Qué lejos estamos los países latinos de llegar a este punto!. La revista de educación microbiológica. No la conocía. Tengo que reconocer que me entra un poco de desazón ver donde están los países anglosajones y donde estamos nosotros. ¿Podremos algún día alcanzarlos?

La descubrí aplicando a un trabajo en el laboratorio de la Dra Stanley-Wall.

Marlow, V.L., MacLean, T., Brown, H., Kiley, T.B., Stanley-Wall, N.R. 2013 “Blast a Biofilm: A hands-on activity for school children and members of the public” Journal of Microbiology and Biology Education. Accepted

Ella ha hecho una actividad y existe una revista en donde publicarla y permitir que otros se beneficien de la experiencia. Fantástico!

viernes, 22 de noviembre de 2013

No matéis las bacterias de los pacientes de cancer!

Muchos pacientes de cancer son tratados con antibióticos de manera preventiva para evitar la aparición de infecciones bacterianas.  Esto se hace así porque cuando se trata a un paciente de cancer con quimioterapia lo que se está haciendo es inhibir el crecimiento de sus células. Por esto es que se les cae el pelo, como un efecto secundario. Al no haber renovación celular, porque la quimio inhibe el crecimiento de las células, el pelo se va cayendo. Lo mismo pasa con el sistema inmune. Se para el crecimiento celular en todo el cuerpo, tanto de las células cancerígenas como de las del sistema inmune. Al estar inmunodeprimidos se protege a estos pacientes de manera preventiva con un producto químico mata bacterias: los antibióticos.
En el primero de los trabajos, liderado por Noriho Iida, del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU, se estudió a ratones cuya flora bacteriana había sido 'eliminada' (bien con un tratamiento a base de antibióticos o bien porque habían sido criados en un ambiente libre de gérmenes, en cuyo el cual su sistema inmune fue incapaz de desarrollarse). Cuando se les implantaron diferentes tipos de tumores de manera subcutánea, los investigadores observaron que la respuesta a la quimioterapa era menor que la de otros roedores cuya microbiota había permanecido intacta.
Aunque en este trabajo se observó tanto la respuesta en animales tratados con inmunoterapia y con quimioterapia, en el segundo de los trabajos se eligió únicamente un quimioterápico clásico, muy habitual (la ciclofosfamida), para llegar a las mismas conclusiones. Como explica el doctor Rodrigo, la ciclofosfamida es "uno de los fármacos anticancerosos más importantes [se emplea en tumores de mama, cerebrales, linfomas...], cuya eficacia se debe, en parte, a su capacidad para estimular la respuesta inmune antitumoral". Es decir, como apunta por su parte su colega Francisco Guarner, jefe clínico del grupo de Fisiopatología Digestiva del Instituto de Investigación Vall d'Hebron, que "no actúa únicamente a nivel local [en la ubicación del tumor], sino también a nivel sistémico".
De nuevo en modelos con animales, Sophie Vigaud y sus colegas del Instituto Nacional de la Salud francés, demostraron que este medicamento altera la composición de la microbiota del intestino delgado. "Lo que vieron es que con la ciclofosfamida, muchas bacterias gástricas son capaces de atravesar las paredes del intestino y al invadir el torrente sanguíneo y los ganglios linfáticos estimulan una reacción del sistema inmune que ayuda a combatir el tumor", explica el doctor Guarner.
Sin embargo, en el caso de los ratones que carecían totalmente de gérmenes (porque habían sido tratados previamente con antibióticos para 'aniquilar' su flora bacteriana), sus tumores parecían resistentes al tratamiento con ciclofosfamida. En cambio, prosigue el investigador asturiano, "si se les restauraba la flora intestinal, se recuperaba la eficacia antitumoral del medicamento".
Aunque el equipo francés sugiere que sus conclusiones deberían servir para desaconsejar el uso de antibióticos en pacientes con cáncer que estén recibiendo quimioterapia (para mantener sus bacterias a salvo y favorecer la respuesta inmune contra el tumor), el doctor Guarner se muestra más cauto y recuerda que ambos ensayos se han llevado a cabo únicamente con animales. De hecho, de cumplirse la hipótesis en humanos, tal vez podrían emplearse también probióticos para reforzar esas mismas bacterias intestinales que van a ayudar a mejorar la respuesta a la quimioterapia, "pero nosotros hicimos en 2008 un estudio con probióticos en pacientes sometidos a radioterapia y el beneficio fue sólo marginal".
La cuestión no es baladí si se tiene en cuenta que muchos pacientes con cáncer reciben antibióticos para tratar infecciones que pueden sufrir durante su enfermedad, aunque varios especialistas estadounidenses consultados para un comentario en la misma revista también coinciden en que es demasiado pronto para extraer conclusiones en humanos, puesto que nuestra microbiota no es idéntica a la de los ratones. Giorgio Trincheri, uno de los autores del trabajo estadounidense, asegura que habrá que realizar ensayos en humanos antes de nada; Laurence Zitvogel, otro de los autores del estudio galo es en cambio más tajante: "a partir de ahora seremos más cuidadosos a la hora de prescribir antibióticos a nuestros pacientes con cáncer", concluye.

jueves, 14 de noviembre de 2013

¿Es la bioestadística una herramienta cargada de futuro?

Artículo de Camille Stephan-Otto Attolini, publicado el 31 de octubre 2013 en La Vanguardia.

Las matemáticas han estado ligadas a las ciencias biológicas desde que existe la observación sistemática de la naturaleza, permitiendo la construcción y contraste de hipótesis. Es natural organizar y resumir la información recopilada con herramientas matemáticas y estadísticas. Observaciones cada vez más precisas y extensas han hecho de esta labor una nueva rama científica. Miles de datos son generados en un sólo experimento y traducirlos en algo manejable y comprensible necesita de teoría, metodología y tecnología que evolucionen conjuntamente con estos datos.
Un ejemplo paradigmático ahora ya cotidiano en centros de investigación y hospitales es la secuenciación masiva del material genético. El escrutinio de estas moléculas es indispensable para comprender la biología celular, tanto en estado normal como en enfermedades. La resecuenciación del genoma genera cientos de gigabytes de información que debe ser analizada y procesada hasta resultar en datos útiles. Aquí se combinan dos aspectos básicos estadísticos: la correcta estimación del error introducido en la obtención de datos y de la variabilidad de los mismos, y el resumen de las observaciones en algo interpretable desde el
punto de vista biológico. Esta transformación requiere comprender tanto la biología como las matemáticas en cuestión. Actualmente es imposible que una sola persona conozca en profundidad ambos aspectos, haciendo necesaria la creación de grupos interdisciplinarios con expertos desde la clínica a la informática, pasando por la biología y la estadística. Más aun, entre ellos hace falta quien construya los puentes, alguien capaz de combinar ambas disciplinas en vistas de una mejor explotación de los datos. Desgraciadamente, la bioestadística y bioinformática son materias poco populares o publicitadas. Contradictoriamente, el
analista de datos es de los profesionales mejor pagados y la competencia para conseguir bioestadísticos capacitados entre los mejores grupos de investigación a nivel mundial raya en lo encarnizado.
La creatividad es la base de la actividad científica y los retos de las nuevas tecnologías y la profundidad con la que observamos la naturaleza resultan en una apasionante disciplina. Estamos en un momento vibrante de avances en ciencia básica. Si la economía, la educación y la voluntad política lo permiten, estos pueden verse reflejados en una mejora en el tratamiento, prevención y pronóstico de las enfermedades de nuestro tiempo.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

¿Bacterias hace 3500 millones de años?

Un equipo de científicos internacionales descubrió en el noroeste de Australia un complejo ecosistema fosilizado de microbios de casi 3.500 millones de años y se cree que se trata de las evidencias más antiguas de la vida en la Tierra, informaron hoy medios locales.
Estas estructuras sedimentarias inducidas por microbios o MISS, que fueron halladas en una zona rocosa llamada Dresser Formation, situada en una remota zona de la región de Pilbara, «podrían ser la evidencia más antigua de la vida en la Tierra», dijo el científico de la Universidad de Australia Occidental, David Wacey.
Investigaciones científicas previas derivaron en el descubrimiento de microfósiles y de estromatolitos de menor antigüedad que las estructuras sedimentarias halladas en Pilbara, según la cadena local ABC.
En ese sentido, el descubrimiento de este MISS hace que «las evidencias de las primeras formas de vida en la Tierra se sitúen unos cuantos millones de años atrás», agregó Wacey.

«Cuando estos microbios estaban vivos interactuaban con los sedimentos en los que vivían y creaban pequeñas comunidades en las que se daba todo tipo de ayuda para sobrevivir en lo que habría sido un ambiente muy difícil», describió el experto.
El científico explicó que el descubrimiento se caracteriza por incluir «fragmentos de microbios degradados en las que no se puede apreciar su forma original» porque ya que no se distinguen las células con claridad, aunque aún conserva material carbonoso que queda de ellas.
Las rocas sedimentarias donde se han hallado los restos de estos microbios probablemente son las «más antiguas y mejor preservadas de la Tierra», destacó el científico al subrayar que el descubrimiento podría contribuir en áreas como la investigación espacial.
Algunos proyectos científicos se centran en la búsqueda de estructuras de microbios en la superficie de Marte para determinar si alguna vez hubo vida en ese planeta.

martes, 12 de noviembre de 2013

Grupo ESKAPE: las bacterias más resistentes a los antibióticos.

Podrían parecer las integrantes de un grupo de música SKA, pero no, es un acrónimo de los seis grupos de bacterias más resistentes a los antibióticos

Bajo esta nomenclatura se agrupa al:

E:Enterococcus faecium resistente a glicopeptidos,
S:Staphylococcus aureus meticilino resistente,
K:Klebsiella pneumoniae productora de B-lactamasas de espectro expandido,
A:Acinetobacter baumannii resistente a carbapenems,
P:Pseudomonas aeruginosa resistente a carbapenems,
E:Enterobacter spp., resistente a cefalosporinas de 3ra generación.

Esta denominación fue hecha por 2008 por Rice y cols. Para el siguiente año (2009) Peterson y cols., proponen una actualización de la nomenclatura y acogen el termino ESCAPE, simplemente incluyen la C: para el Clostridium difficcile multiresistente un verdadero dolor de cabeza en muchos países y en la letra E: involucran a todas las Enterobacterias, ya que efectivamente en toda la familia Enterobacteriaceae se han incrementado la incidencia de B-lactamasas de espectro expandido.

Vamos a ver algunas particularidades de este simpático grupo. el E. faecium resistente a glicopeptidos constituye un problema en Norteamérica y Latinoamérica. Para esta bacteria las opciones se restringen fundamentalmente a Linezolid, Daptomicina, Q/D y Tigeciclina, en la actualidad ya se ha documentado la resistencia a algunas de estas opciones, por lo tanto se complica drásticamente la situación.

Staphylococcus aureus, la resistencia a meticilina producto de la expresión de la PBP2a implica a su vez resistencia a todos los B-lactámicos, de la misma manera, es muy común en las cepas de origen hospitalario la resistencia de estos Estafilocos a macrolidos, lincosamidas, fluoroquinolonas, gentamicina, SXT y rifampicina. La opción de la vancomicina es controversial en la actualidad.

En el caso de los Bacilos Gram negativos la problemática es más compleja ya que la resistencia a carbapenems observada principalmente en Acinetobacter y Pseudomonas es sinónimo en la mayoría de los casos de producción de carbapenamsas tipo OXA en Acinetobacter y metalo-B-lactamasas principalmente en Pseudomonas, en estos casos la resistencia a las demás opciones antimicrobianas clásicas es un hecho y la realidad es que en muchos casos nos quedan solo con dos opciones tigeciclina y colistina en el caso de Acinetobacter y colistina en Pseudomonas aeruginosa.  La situación no se queda allí, ya existen reportes de estos Bacilos Gram negativos con resistencia a tigeciclina y colistina, es decir, aparentemente cada día nos acercamos más a dar respuesta a aquella interrogante del Dr, Livermore del año 2009: ¿Estamos llegando a la era post-antibiótica? Parece que si, y entre los candidatos a ser la primera bacteria resistente a todos los antibióticos conocidos estará alguna simpática amiga del grupo ESKAPE/ESCAPE

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Contaminaciones cruzadas en la cocina: cuidado con lavar el pollo

Podemos dividir a las bacterias en dos grupos según sean sus habilidades para ganarse la vida: las generalistas y las especializadas. Las generalistas viven en todo tipo de ambientes: piscinas, lechugas, pulmones de pacientes de fibrosis quística, dispensarios de betadine etc. Son bacterias con un genoma grande, esto es porque necesitan tener genes para desenvolverse en todo tipo de ambiente. Las especializadas son todo lo contrario. Se mueven muy bien en un ambiente determinado pero no las saques de ahí. Prefieren vivir encerrradas en una espora esperando encontrar su sitio que intentar buscarse la vida fuera de donde están acostumbradas. La mayoría de las bacterias que causan enfermedades en humanos son así, por ejemplo el bacilo de la tuberculosis. Tienen genomas pequeños y especializados en vivir en su hospedador. Si tuviese que poner un simil con personas pensaría en el chapuzas de mantenimiento que lo mismo te arregla una fuga de agua, que te arregla un enchufe, que te abre una puerta encastrada. Soluciones tiene pero muchas veces son de tipo Pepe Gotera y Otilio. Característica común: tienen una furgoneta llena de herramientas. Luego estaría el del servicio técnico de marca pija. Este viene con poquitas herramientas y pocos repuestos. Si lo que hay que hacer es muy obvio lo hace. Si no tiene la pieza llama a central, la busca y te la coloca. Prácticamente no levanta polvo, es abrir, retirar y cambiar. Característica común: son bastante más caros que el tradicional chapuzas. Pues con las bacterias lo mismo.


La mayoría de los alimentos que comemos crudos están colonizados por bacterias generalistas. Bacterias acostumbradas a vivir al aire libre, que lo mismo resisten una solatera que una helada. Estas bacterias no están especializadas en causar problemas a los humanos y por eso no nos enfermamos cuando comemos una manzana del árbol o una ensalada con tomates de la huerta.

Cuando comemos carne ahí la cosa es distinta. Los animales de granja ya son más parecidos a nosotros. Ahí podemos encontrar bacterias especialistas acostumbradas a vivir dentro de animales de sangre caliente. ¿Pero dónde se encuentran? ¿En el solomillo, en el muslo de pollo? ¿Dónde? La respuesta es fácil y común para todos los animales: las bacterias están en la piel, la boca, los intestinos, la cloaca de la aves. El interior de los animales es estéril. El sistema inmune limpia el interior del cuerpo de bacterias. Sólo existen bacterias en el interior del cuerpo cuando enfermamos. Hay algunas que son capaces de vivir en los pulmones durante años sin causar enfermedad, pero afortunadamente no comemos pulmones.

Por este motivo es más fácil que las bacterias especialistas lleguen a nosotros en el pollo que en los bistecs de vaca. Si la vaca está sana y se ha manipulado bien los bistecs llegan libres de bacterias patógenas. Es lo habitual en los países desarrollados en donde los veterinarios vigilan la salud del ganado y los mataderos están controlados y se hace el sacrificio de las reses llevando un protocolo. El problema con los pollos es que la mayor parte de las veces los compramos enteros, con su piel, con su cloaca... y allí están la famosa Salmonella o también Campylobacter jejuni y Campylobacter coli. Afortunadamente estas bacterias no resisten el calor que empleamos para cocinar a los alimentos. ¿Pero que pasa con alimentos que se preparan sin calor como ensaladas  o mayonesas?. Es aquí donde quiero preveniros de las contaminaciones cruzadas, que no es otra cosa que preparar ensaladas en la tabla donde previamente se troceo el pollo. Hoy os voy a hablar del cuidado que hay tener al lavar el pollo. Creemos que el agua lo limpia todo y que con ello evitaremos toxiinfecciones alimentarias, pero no siempre estamos en lo cierto, un claro ejemplo es que no se debe lavar el pollo antes de cocinarlo.

Más de la mitad de los cocineros domésticos lavan el pollo y otras aves de corral (pavo, pato…) antes de cocinarlas, lo pone bajo el chorro de agua del grifo, la enjuaga y después la seca, en los mejores casos con papel de cocina. Y esto a pesar de que hace ya unos años que se demostró que este procedimiento aumenta el riesgo de contaminación cruzada. Lavar el pollo no reduce las bacterias que pueda tener el alimento, sino que las propaga por la cocina a través de las salpicaduras de agua, podéis ver un breve vídeo que muestra el efecto a continuación.

Cuando lavamos un pollo entero o troceado bajo el grifo, hay gotas de agua más o menos visibles que salpican la encimera, a otros alimentos, a los cubiertos, recipientes, bayetas o trapos que tengamos cerca, contaminándolas. No sólo el agua no elimina las bacterias del pollo, sino que además estaríamos provocando la propagación de gérmenes como los de la Salmonella o la Campylobacter.
Recientemente se ha puesto en marcha una campaña titulada Don’t wash your chicken (No laves tu pollo), una iniciativa de la doctora Jennifer Quinlan y la estudiante graduada Shauna Henley de la Universidad de Drexel (Philadelphia), tras comprobar en un estudio financiado por la USDA, que la mayoría de los consumidores realizaban esta práctica. Uno de los estudios concluyó que el 90% de la población lavaba el pollo crudo. La campaña ‘No laves el pollo’ (ver página web) está dirigida a todos los cocineros domésticos. Al material educativo disponible hasta el momento, han sumado más para llegar al máximo de población, podéis ver algunos vídeos en la web de la campaña (en inglés).

http://www.youtube.com/watch?v=xN9ZvYKqjM4

Y aquí una animación muy ilustrativa

http://www.youtube.com/watch?v=JZXDotD4p9c

Los consejos de tratamiento de las aves crudas en la cocina y la manipulación que reduce al máximo el riesgo de contaminación cruzada y de toxiinfección alimentaria son:

  • No lavar la carne de ave cruda para evitar que las bacterias se dispersen por la cocina. Antes de cocinar el pollo secarlo con papel de cocina absorbente.
  • Siempre que la carne cruda entre en contacto con nuestras manos nos las tenemos que lavar, del mismo modo hay que lavar los utensilios con los que entre en contacto, tabla de cortar, platos, cuchillos, tijeras… lavarlos y secarlos bien antes de que entren en contacto con otros alimentos.
  • No colocar nunca el pollo cocinado en el plato o superficie en la que haya estado antes de cocinarlo.
  • El pollo debe conservarse en el frigorífico a unos 4º C. Si la conservación del pollo va a ser por más de dos días, conviene congelarlo en un envase hermético.
  • El pollo congelado, antes de cocinarse debe dejarse descongelar lentamente en el frigorífico, bien protegido para que no entre en contacto con otros alimentos.
  • La carne de pollo debe cocinarse a 75º C, el tiempo necesario para que pierda el color rosado.