El General Sucre es uno de los padres de la patria ecuatoriana. Héroe de la Batalla del Pichincha, liberó al Ecuador del yugo de la corona española. Su casa en Quito está convertida en un museo. Como museo no merece mucho la pena, la verdad sea dicha. Tiene en la antigua cocina, eso si, un filtro de piedra volcánica.
Los filtros de piedra volcánica se siguen utilizando en Manta. Se pueden encontrar en museos como el que se encuentra en la ciudad de Manta, Ecuador. La existencia de estos filtros hablan de una comunidad preocupada por la limpieza y pureza del agua. Si tenemos en cuenta que el General Sucre compra su casa en 1828 y que en 1854 John Snow demuestra que el agua contaminada es el agente propagador de la cólera en Londres y que en 1860 es cuando Luis Pasteur establece la teoría microbiana de la enfermedad, estamos hablando de unas gentes que ya se preocupaban de la higiene.
En Quito, el médico y también padre de la patria, el Dr. Eugenio Espejo publicó en 1785 sus "Reflexiones acerca de un método para preservar a los pueblos de las viruelas". Eugenio Espejo es considerado uno de los pioneros en proponer que el origen de las enfermedades infecciosas se debe, no a maldiciones divinas sino a causas biológicas y que para evitar su dispersión se deben de implementar medidas higiénicas.
Quito ya había dado muestras de su apuesta por la higiene y la modernidad cuando sus ciudadanos, en 1805, se aprestaron a vacunarse masivamente cuando llegó a la ciudad la Real Expedición de la Vacuna de Salvany y Balmís.
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lunes, 27 de febrero de 2017
martes, 21 de febrero de 2017
Como todos los días en la calle y no me enfermo
Un estudio para demostrar que las comidas de la calle tiene bacterias
La Secretaría de Salud Metropolitana de Quito ha gastado 320.000$ para hacer un seguimiento de la carga bacteriana de las comidas callejeras que comemos en Quito. Las conclusiones son que la mitad de estas comidas analizadas tiene bacterias. Los comentarios que se han escuchado en las radios, en la calle, en las conversaciones con taxistas son siempre: "Pues yo como todos los días en la calle y no me enfermo".
José Ruales, Secretario Metropolitano de Salud, explicó que de los alimentos contaminados no todos resultaron ser patógenos. Esta es la explicación por la cual a pie de calle podemos decir "yo como todos los días en la calle y no me enfermo". Sin embargo, de un 47% de alimentos con carga bacteriana, el 12% presentaban unos niveles críticos de bacterias fecales e incluso Salmonella. A los comerciantes que tenían estos alimentos contaminadísimos se les sancionó y se les dió un curso de manejo de alimentos.
El periodista no ha tratado bien la noticia. Es obvio que los alimentos en la calle van a tener más carga bacteriana que en locales con mejores condiciones higiénicas. Hay alimentos que se consumen en la calle más peligrosos que otros porque ese alimento puede tener Salmonella de manera natural en su piel. La Salmonella es un patógeno humano y nos puede infectar con un número muy bajo de bacterias. Lanzar el mensaje de que la mitad de las comidas de la calle tienen bacterias es mal informar. El único gráfico que se muestra en el artículo solo permite comprobar si hay alguna relación entre la suciedad de las comidas y la zona de la ciudad donde se tomó la muestra. Es importante recalcar que las bacterias por si mismas no son malas, que lo malo es comer bacterias patógenas. Las bacterias patógenas son especialistas en producir enfermedad en los humanos. Les gusta transmitirse de humano a humano, por ese motivo cuando las ingerimos toman control de nuestro intestino que se convierte en un cañón de diarrea, una manera que tienen las bacterias patógenas de saltar desde nosotros a su próxima víctima. Las demás bacterias, las no patógenas, no saben que hacer cuando llegan al cuerpo humano, muchas se mueren en el ácido del estómago. Que el 47% de los alimentos callejeros tienen bacterias no debería de ser un titular. Es la cifra de alimentos con bacterias patógenas y qué tipo de alimentos se trata lo que debe ser noticia.
La Secretaría de Salud Metropolitana de Quito ha gastado 320.000$ para hacer un seguimiento de la carga bacteriana de las comidas callejeras que comemos en Quito. Las conclusiones son que la mitad de estas comidas analizadas tiene bacterias. Los comentarios que se han escuchado en las radios, en la calle, en las conversaciones con taxistas son siempre: "Pues yo como todos los días en la calle y no me enfermo".
José Ruales, Secretario Metropolitano de Salud, explicó que de los alimentos contaminados no todos resultaron ser patógenos. Esta es la explicación por la cual a pie de calle podemos decir "yo como todos los días en la calle y no me enfermo". Sin embargo, de un 47% de alimentos con carga bacteriana, el 12% presentaban unos niveles críticos de bacterias fecales e incluso Salmonella. A los comerciantes que tenían estos alimentos contaminadísimos se les sancionó y se les dió un curso de manejo de alimentos.
El periodista no ha tratado bien la noticia. Es obvio que los alimentos en la calle van a tener más carga bacteriana que en locales con mejores condiciones higiénicas. Hay alimentos que se consumen en la calle más peligrosos que otros porque ese alimento puede tener Salmonella de manera natural en su piel. La Salmonella es un patógeno humano y nos puede infectar con un número muy bajo de bacterias. Lanzar el mensaje de que la mitad de las comidas de la calle tienen bacterias es mal informar. El único gráfico que se muestra en el artículo solo permite comprobar si hay alguna relación entre la suciedad de las comidas y la zona de la ciudad donde se tomó la muestra. Es importante recalcar que las bacterias por si mismas no son malas, que lo malo es comer bacterias patógenas. Las bacterias patógenas son especialistas en producir enfermedad en los humanos. Les gusta transmitirse de humano a humano, por ese motivo cuando las ingerimos toman control de nuestro intestino que se convierte en un cañón de diarrea, una manera que tienen las bacterias patógenas de saltar desde nosotros a su próxima víctima. Las demás bacterias, las no patógenas, no saben que hacer cuando llegan al cuerpo humano, muchas se mueren en el ácido del estómago. Que el 47% de los alimentos callejeros tienen bacterias no debería de ser un titular. Es la cifra de alimentos con bacterias patógenas y qué tipo de alimentos se trata lo que debe ser noticia.
lunes, 20 de febrero de 2017
Nos vamos a Anchayaku y Santo Domingo
Buscando pueblos a los que llevar los filtros he ido hasta Santo Domingo de Esmeraldas. Saliendo de Ibarra hay que coger la carretera 10 que va a San Lorenzo.
Antes de llegar a S En un punto aparece la desviación a la izquierda para ir, por la carretera 15, también llamada Troncal del Pacífico. Hay que recorrer esta carretera pasando el río Cayapas y la desviación hacia Borbón.
Continuamos 10 km desde la desviación a Borbón y llegamos a un pueblo que se llama San Pedro
Se trata de una carretera de tierra, 16 km hasta llegar a Anchayaku. Anchayaku es un puerto fluvial del rio Onzole.
En Anchayaku me reuní con Sixto Quiñonez y con Joselo. Sixto me llevó en su canoa hasta Santo Domingo por el río Onzole, noventa minutos de lancha. Coste del trayecto 50$.
La comunidad de Santo Domingo es una comunidad de afrodescendientes a la vera del río Onzole. La población es de alrededor de 400 personas. No hay caminos que lleven a Santo Domingo, solo las lanchas que los acercan hasta Anchayaku.
En Santo Domingo no hay duchas en las casas. Todo el mundo se lava en el río. He visto personas lavándose los dientes en el río. Un río cambiante que de un día para otro puede subir varios metros. La casa blanca que está en el fondo de la fotografía superior se cubre de agua con las crecidas.
En el Subcentro de Salud trabajan tres personas, un médico obstetra, una odontóloga que hacen turnos de 22 días en Santo Domingo y descansan fuera del pueblo el resto del mes. Del día 13 de cada mes hasta el día 4 del siguiente mes trabaja una enfermera que es la encargada de las vacunas y de los programas de desparasitación gratuíta que promociona el ministerio. En el Subcentro hay una nevera y un congelador, también un generador de luz para cuando falta la corriente. En el Subcentro faltan medicinas.
Desde el Subcentro de Salud se promociona el parto no medicalizado, un parto que respeta las tradiciones. En este aspecto Ecuador es un país pionero.
La carretera tiene algunos tramos sin asfalto. Son tramos de 25 metros sin asfalto que corresponden con una falla activa. |
Pasamos la desviación a Borbón y seguimos recto. |
A escasos metros de este cartel está la desviación a la izquierda que nos lleva a Anchayaku |
Desviación hacia Anchayaku |
Los campesinos utilizan tramos de la carretera para secar cacao |
En la barca con Sixto. El puerto de Santo Domingo detrás |
Mauri |
Santo Domingo tiene escuela e instituto, además de un pequeño centro de salud. La escuela da la sensación de vertebrar el pueblo. Había muchísimos niños todos muy educados y respetuosos. Se nota el buen hacer de las profesoras. Conocía a Mauri, la hermana de Sixto. Mauri hubiese querido ser doctora pero los recursos familiares no alcanzaban. Estudió para maestra a distancia y su deseo fue el de pertenecer en su pueblo porque le daba muchas iras que los profesores de fuera considerasen trabajar en Santo Domingo una especie de muerte en vida.
En el Subcentro de Salud trabajan tres personas, un médico obstetra, una odontóloga que hacen turnos de 22 días en Santo Domingo y descansan fuera del pueblo el resto del mes. Del día 13 de cada mes hasta el día 4 del siguiente mes trabaja una enfermera que es la encargada de las vacunas y de los programas de desparasitación gratuíta que promociona el ministerio. En el Subcentro hay una nevera y un congelador, también un generador de luz para cuando falta la corriente. En el Subcentro faltan medicinas.
Desde el Subcentro de Salud se promociona el parto no medicalizado, un parto que respeta las tradiciones. En este aspecto Ecuador es un país pionero.
domingo, 19 de febrero de 2017
Papel higiénico para teléfonos móviles: ¡Vaya timo!
El año pasado mis alumnos de bioquímica hicieron una entrada en el blog sobre el artículo científico que probaba que los celulares con pantalla táctil poseen hasta 18 veces más bacterias que un baño público. Las recomendaciones que hacían era que hacía falta desinfección de teléfonos en hospitales, especialmente en áreas críticas como quemados, neonatos y unidades de cuidados intensivos. En ningún sitio más ¿Por qué? pues porque las personas sanas ya tenemos un sistema inmune que nos protege de las bacterias. No hace falta deshacerse de ellas con limpieza exhaustiva. Es más se ha comprobado que las personas que viven en ambientes demasiado limpios desarrollan más alergias e enfermedades autoinmunes.
Ahora la industria japonesa ha sacado el papel higiénico para celulares. Un papel innecesario desde el conocimiento de la microbiología. Ahora nos toca a los microbiólogos y a los divulgadores recordar durante años que no es necesario utilizar ese nivel de desinfección. Tarea bastante aburrida, la verdad.
¿Cómo se llega a esto? el científico publica un artículo que va a hacer ruido, publicidad, quién sabe si esto será bueno para conseguir más fondos... La industria ve en esta noticia un nicho de mercado que satisfacer. El colmo está en la autopromoción de la industria japonesa: "Welcome to Japan" somos tan listos y tan tecnológicos que hacemos papel higiénico para celulares. Bien, bien, ojalá fueseis tan listos como para construir centrales nucleares fuera de riesgo de tsunamis, porque ahora la porquería de central nuclear de Fukushima ya ha alcanzado niveles record de radiación que está liberando en el Pacífico.
Ahora la industria japonesa ha sacado el papel higiénico para celulares. Un papel innecesario desde el conocimiento de la microbiología. Ahora nos toca a los microbiólogos y a los divulgadores recordar durante años que no es necesario utilizar ese nivel de desinfección. Tarea bastante aburrida, la verdad.
¿Cómo se llega a esto? el científico publica un artículo que va a hacer ruido, publicidad, quién sabe si esto será bueno para conseguir más fondos... La industria ve en esta noticia un nicho de mercado que satisfacer. El colmo está en la autopromoción de la industria japonesa: "Welcome to Japan" somos tan listos y tan tecnológicos que hacemos papel higiénico para celulares. Bien, bien, ojalá fueseis tan listos como para construir centrales nucleares fuera de riesgo de tsunamis, porque ahora la porquería de central nuclear de Fukushima ya ha alcanzado niveles record de radiación que está liberando en el Pacífico.