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sábado, 21 de mayo de 2011

Caraculianos

Los caraculianos es una serie de relatos de dos bacterias extraterrestres del tamaño aproximado al de una persona. Aunque presentan características humanoides, en el fondo, nuestros caraculianos son bacterias y piensan y actúan como tal. En los próximos días pondré las fotografías de nuestros protagonistas Ernesto y Esteban, que son los nombres terraqueos que han adoptado nuestros protagonistas.

Somos Ernesto y Esteban. Venimos del planeta Kligor, que en nuestro idioma quiere decir planeta. Aquí en Coruña a nuestro planeta lo llaman Caraculia y a nosotros caraculos, más que nada porque nuestra anatomía recuerda a la parte posterior saliente del cuerpo de los humanos. Hace ya un año que hemos llegado a Coruña desde nuestro planeta. Nuestra misión es vivir entre los humanos como si fuéramos una especie de Marco Polos. A lo largo de las entradas de este blog os iremos contando qué es lo que hacemos aquí, cómo somos y cómo os vemos a vosotros.
¿Por qué escogimos Coruña?
Antes de venir al planeta Tierra tuvimos que decidir en que punto del planeta aterrizaríamos. Nos gustaba la selva, pero estaba lejos del mar y además hacía mucho calor. A Ernesto y a mi nos gusta la selva porque en ella viven tribus que son más parecidas a los caraculianos que las personas que viven en las ciudades. Lo malo de las personas de las tribus es que no son muy amistosas con las personas extrañas y les encanta tirar flechas y lanzas a personas esféricas y con forma de culo como nosotros. Esto no nos lo estamos inventando. La anterior misión caraculiana en la Tierra fracasó por este motivo. Cuando bajaron de la nave al primero lo alcanzó una lanza en todo el ojo. El pobre explotó y su compañero se metió en la nave y se marchó a escape de allí. Ahora se dedica a dar conferencias y a recaudar dinero para borrar el planeta Tierra del mapa. Los caraculianos somos gente pacífica, por eso nuestra misión actual: congraciarnos con los terraqueos y demostrarles a nuestros paisanos que los terraqueos son guays y que no hay que eliminarlos de la faz del universo. Como iba diciendo, escogimos Coruña por la temperatura media, que está entre los 10 y los 18 grados de temperatura. Es para nosotros la mejor temperatura. Lo malo es que no tuvimos en cuenta el viento. El problema lo tengo yo que me gusta llevar una gorra que me han regalado y claro, como soy tan esférico no me cabe en la cabeza y tengo que fijármela con una ventosa. Ernesto no lleva gorra por que le gusta que se le mueva esa especie de pelo que tiene en la cocorota y que no es pelo como el de los humanos (es una especie de pelo de origen vírico, pero ya hablaré de eso más adelante). La verdad es que no sabíamos como íbamos a ser acogidos. Un factor de éxito de nuestra misión fue que desde el primer momento anunciamos que no queríamos movernos de Coruña. A partir de ese momento las autoridades locales dijeron que Coruña era la capital intergaláctica en el planeta Tierra. Todos los coruñeses parecen muy contentos con esta denominación. Parece como si hubiesen encontrado su sitio en el mundo y en la historia. Hay quien dice que es más importante para la ciudad nuestra presencia que la liga de la temporada 1999-2000. El concello nos ha alquilado dos habitaciones en el Meliá María Pita y le reportamos muchos beneficios a la ciudad ya que vienen muchos turistas con la intención de vernos, televisiones extranjeras a entrevistarnos, académicos de muchos países para preguntarnos nuestra opinión sobre diversos temas. Intentamos complacerlos a todos. Por ejemplo, solemos ir a darnos un baño a la playa Berbiriana, o al Orzán en medio de los surfistas. Damos ruedas de prensa en nuestro mismo hotel, o en los estudios de la radiotelevisión de Galicia. Nos dejamos ver en las terrazas de María Pita cuando llegan los cruceristas. A veces nos llegan a acosar, por eso el concello ha puesto a nuestra disposición dos guardaspaldas que también hacen de chóferes. Así que cuando queremos privacidad nos vamos fuera de Coruña, a una o dos horas en coche a disfrutar de cierta soledad y ver la cara de asombro de los paisanos.


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