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viernes, 28 de diciembre de 2012

Arqueobacterias acidófilas, tecnosoles y recuperación del territorio: una historia de éxito


Si por algo destaca Galicia en general, y la comarca en particular, es por su riqueza paisajística. Sin embargo, la dura mano del hombre, en su afán por evolucionar y obtener el máximo rendimiento de la tierra, ha llevado a que hectáreas de terrenos se convirtiesen en auténticos desiertos. No por ello cabe dar todo por perdido, ya que la ciencia también brinda respuestas a este tipo de situaciones e incluso restaurar lo que parecía casi irrecuperable.
Buen ejemplo de ello son las Minas de Río Tinto, en Touro. Tras más de una década de intensa actividad, los terrenos ya no podían aportar más cobre. La empresa que los explotaba se retiró del lugar dejando un panorama desolador: más de 500 hectáreas de superficies acidificadas, sin vegetación ni, por ende, animales.
Fue a finales de los años 90 cuando comenzó un proyecto que se ha convertido en todo un referente a nivel mundial. Un equipo de investigadores del Departamento de Edafología de la USC, con Felipe Macías al frente, decidió poner remedio a esta situación. ¿Qué era lo que no dejaba que la flora se reprodujese en tal extensión de terreno? "En todas las superficies nos encontramos sulfuros que después se oxidan y producen gran acidez, de modo que el pH era menor de tres", indica el propio Macías. Estos niveles impiden, en pocas palabras, la existencia de flora y fauna. "Los terrenos tenían una acidez extrema y, además, había un exceso de sulfato e iones en las aguas", explica.
Y fue por ahí por donde comenzó el "plan de restauración de la mina". Precisamente, la catedrática de Edafología Rosa Calvo de Anta dirigió dos tesis doctorales en base a las experiencias y pruebas realizadas en las minas de Touro, que sirvieron para comprender lo que ocurre en ellas.
Al grupo de investigadores se les presentaba una amplia extensión de terreno dividido "en tres tipos de superficies: las cortas, las escombreras y las balsas de residuos de flotación de sulfuros". Las primeras destacan por estar en forma de escalera y son fiel testimonio las excavaciones que se fueron realizando para extraer cobre cuando la mina estaba en plena actividad.
ARQUEOBACTERIAS. En las segundas se acumulaban los materiales -principalmente bloques de piedras- que sobraban tras las perforaciones en los terrenos. Las terceras son zonas donde se acumulaban las aguas de proceso. Precisamente en estas áreas se podían encontrar las conocidas como "arqueobacterias, organismos que existen desde hace más de 3.000 millones de años", indica Macías. Además, lo curioso es que "más del ochenta por ciento del ADN existente en estas zonas es desconocido para la ciencia actual". Incluso estas arqueobacterias "resultan interesantes para estudiar el origen de la vida".
Una vez conocido los espacios con los que se trabajaba y la situación en que se encontraban, había que buscar un modo de contrarrestar los devastadores efectos del bajo pH de las aguas y suelos. Fue así como nació el "plan de restauración a base de tecnosoles". Se trata de una técnica pionera, creada por investigadores de la USC y que ya cuenta con un reconocimiento internacional. Según Macías, "se trata de suelos elaborados con residuos no tóxicos ni peligrosos que se formulan de tal modo que corrigen la acidez y mejoran las condiciones de modo que la fauna y la flora pueden instalarse en ellos".
Así, a través de la reducción de los sulfuros y ácidos, los terrenos se regeneraron de tal modo que resultó posible la recuperación de la vida en un espacio que llevaba varios años desolado. El inicio de esta recuperación comenzó en 2005, "que fue cuando se puso en marcha la aplicación de capas diferentes de tecnosoles sobre las superficies anteriores".
En principio, se inició la reforestación, pero, poco después, "comenzaron a crecer plantas espontáneas". De ahí, llegaron diversos animales que día tras día siguen proliferando. Uno de los casos más simbólicos fue la creación de un humedal en el que viven especies de patos, anfibios e insectos acuáticos.
En la actualidad, "se ha recuperado el 80% de los terrenos y sirven como ejemplo. Investigadores de muchos lugares vienen a las minas para estudiar el proceso de regeneración de la flora y fauna que hemos desarrollado en Río Tinto", concluye Macías.

Ahora que el espacio está recuperado aparece esta noticia. Debido al aumento del precio del cobre y a la existencia de algo de oro en esas tierras la empresa se plantea abrirlas de nuevo a la explotación.

Entrevista a Felipe Macías director del proyecto de recuperación de la mina.

PARA SABER UN POCO MÁS

•••¿Qué son los tecnosoles? Son medios de vida, que evolucionan como los suelos naturales y pueden solucionar diferentes problemas ambientales de forma simultánea. Se pueden formular 'a la carta', según el problema a resolver, y deben hacerse 'imagen' y con las funciones de los suelos naturales.
•••¿Cuál es el pH mínimo para que pueda existir vida? Hay organismos -arqueobacterias- que pueden vivir a un pH menor de 3, pero la mayor parte de los organismos acuáticos requieren valores superiores a 4.0 y algunos, como los peces, a 5.0".
•••¿Qué más ventajas tiene este tratamiento de los residuos? Es económico, consume poca energía y valoriza los residuos reintegrando sus elementos a los ciclos biogeoquímicos naturales de forma rápida, duradera y con garantía sanitaria. Lucha contra la liberación de CO2 y el efecto invernadero.

LA EVOLUCIÓN

Paso a paso. Bajo estas líneas se observa cómo la acción de los tecnosoles provocó el crecimiento de vegetación en el humedal y la llegada de animales.

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