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viernes, 29 de agosto de 2014

¿Por qué no aparece nuevos antibióticos tan efectivos como los fue la penicilina en su tiempo?

Hay varias razones: la primera es que las bacterias tienen una altísima capacidad de adaptación a los nuevos ecosistemas. Los hospitales con sus pacientes inmunodeprimidos durante largos periodos, esterilizados mediante altas concentraciones de antibióticos han sido un nicho ecológico apetecido por las bacterias. Esta capacidad de adaptación se basa en su rápidos ciclos vitales que llegan a generar tres generaciones por hora lo cual hace que las mutaciones aparezcan rápidamente en las poblaciones, además, las bacterias son maestras a la hora de adquirir genes de otras bacterias y también de virus.



Una de las cosas que tenemos que aprender de todo esto es que tenemos que abandonar esa idea ingenua de que un compuesto químico maravilloso nos librará de las enfermedades infecciosas por siempre jamás. Nuestra relación con éllas es la de una “escalada armamentística”, no vamos a poder relajarnos nunca. Esto para los microbiólogos es bueno: “job security” pero para las empresas farmacéuticas no es buen negocio: de que vale invertir una millonada en ensayos clínicos para patentar una molécula que solo va a ser efectiva unos años hasta que aparezca una bacteria resistente que la haga inservible. Como las empresas tienen la obligación de maximizar beneficios dedican sus esfuerzos a medicamentos de enfermedades crónicas y no a aquellos que te curan en una semana como los antibióticos.

Otra de las razones es que no es fácil encontrar una diana terapéutica en bacterias que no esté presente en las células animales. Las células animales provienen de una simbiosis ancestral de bacterias. Prácticamente poseemos la misma bioquímica: animales y bacterias. Sólo hay algunas diferencias: las bacterias están recubiertas de una malla que impide que revienten ya que son pequeños sacos a presión. Nuestras células no tienen esa malla. Es ahí por ejemplo donde actúa la penicilina. Como nosotros no tenemos la malla entonces el antibiótico no nos causa daño. Todos los antibióticos tienen que ir contra estas pequeñas diferencias moleculares. El problema es que están descubiertas casi todas.

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