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miércoles, 10 de septiembre de 2014

"40 años de avances científicos increíbles. Pero esos hallazgos, por ahora, no han servido para ayudar a ni un solo paciente"

"40 años de avances científicos increíbles. Pero esos hallazgos, por ahora, no han servido para ayudar a ni un solo paciente"

Esta frase está extraída de esta entrevista a Allen Frances, psiquiatra, publicada en EsMateria. Obviamente es una exageración, propia de aquel que está acostumbrado a proporcionar titulares a los periodistas. Sin embargo en líneas generales es cierto. Antibióticos, analgésicos, antidepresivos, antihistamínicos y poco más. Se ha hablado de la farmacogenómica y cuando eso empezaba a andar se descubre la epigenética, los RNAs interferentes, el empaquetado diferencial del DNA. Durante estos 40 años de increíbles avances se ha generado una "ilusión" "expectativa" de que esos avances iban a ir de la mano de la aparición de una industria muy lucrativa que haría que toda la inversión se recuperase con creces. Todo el mundo que tenía capital quería estar en la "pool position" para esa carrera que empezaba. Pero el comienzo de la carrera se ha aplazado durante tanto tiempo que países como EEUU, España... sacudidos por la crisis han decidido suspender las ayudas con la casi certeza de que "Total, no va a pasar nada". En EEUU que durante años vieron el espacio dedicado a ciencias biomédicas duplicarse hoy en día se leen este tipo de testimonios en distintos medios.

Un caso de carrera científica truncada es la de Ian Glomsky, microbiólogo especialista en antrax,  que era assistant professor en la Univ. de Virginia hasta que cansado de pedir fondos decidió dejar la universidad para comenzar un negocio de destilación de licores.
Si leéis este artículo merece la pena leer los comentarios. Hay quien dice que Ian Glomsky es un afortunado por tener ahorros que le han permitido empezar su propio negocio, quien escribía esto era un virólogo molecular que estaba en paro y sin ahorros.

La traslación desde la ciencia básica a la práctica clínica es un problema en toda la medicina. Y el problema reside en que la biología es complicada, depende de muchos factores. Muchos de los avances se deben a que el método científico, regulando las variables en el laboratorio, es decir, reduciendo esas variables es capaz de llegar a descubrimientos asombrosos. La pena es que la vida es todas esas variables, por eso, lo que se descubre en laboratorio, con todas las variables reducidas al mínimo es difícil trasladarlo a la clínica, un mundo donde la variable es la norma.

Pero hay personas que son capaces de hacer un avance científico con capacidad de trasladarlo al mundo real. Lo que ocurre es que estas personas crean una mejora que no es patentable y por lo tanto no interesa a la industria. Cuando hablan de traslación de la ciencia a la práctica clínica lo más importante es cómo "monetizar" ese descubrimiento. Si no se puede comercializar no interesa y sin embargo son descubrimientos que salvan vidas. 

Laura Guerrero se propuso mejorar los filtros de barro artesano para purificar agua, que hasta aquel entonces sólo filtraban bacterias. Finalmente consiguió unos filtros que disminuían 1000 veces la concentración de virus en el agua filtrada. En países sin acceso a agua potable son innumerables los niños que se mueren por diarreas provocadas por rotavirus. Gracias al trabajo de Laura ahora en esos países tienen a su alcance una tecnología para prevenir estas muertes. Una tecnología neolítica, accesible a todo el mundo que sepa cocinar barro.

El trabajo de Laura desmiente afortunadamente el título de esta entrada.

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