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jueves, 5 de noviembre de 2015

Galápagos, el paraíso en venta

He visitado este fin de semana la Isla de Santa Cruz, en el Archipiélago de las Galápagos. La palabra decepción es la que mejor resume mis impresiones. Soy consciente de que fui en plan turista y en Puerto Ayora, la capital de la isla, me di cuenta del impacto que mi visita producía en esas islas. Hoy Puerto Ayora es un parque temático. Un lugar más para tachar de la lista de lugares que hay que visitar antes de morir.  Los turistas vienen a sacarse la foto, con sus "check list" para ir marcando todas las especies típicas que tienen que ver para considerar que han aprovechado el viaje.

Cada vez hay más colonos atraídos por el mito de que en las islas se gana más que en el continente. La industria turística es la de siempre: acarrear a los visitantes a que se paseen por lugares emblemáticos, lugares que están sobreexplotados. Si tienes dinero podrás ver más cosas, si vas justito entonces te sacarás una foto con los galápagos gigantes del recinto del Centro de Investigación Darwin. Había un canal en el que solían llevar a los turistas a bañarse con los tiburones. Han llevado a tantos que ahora los tiburones se han marchado. Siguen llevando a turistas pero ya no los dejan bucear. La ciudad está en pleno crecimiento y hay hoteles para todos los precios y pelajes.
Los leones marinos y los pelícanos adoptando el papel de perros y de gaviotas a la espera de descartes de la pescadería. Esta escena estaba siendo fotografiada por cuatro turistas aparte del autor del blog. Todos nosotros encuadramos nuestras fotografías buscando que no saliesen turistas en la foto. Lo que inconscientemente buscábamos era mostrar unas Islas Galápagos vírgenes y libres de turistas. No reflejamos la realidad: las Galápagos no son islas vírgenes y están atestadas de turistas.






La Cedrela odorata es un árbol traído por los colonos. Tiene un crecimiento espectacular, en diez años se puede cortar. Me impresionó el grosor de los anillos anuales. Crece en el centro de la isla, una zona muy húmeda y con mucha insolación. Se utiliza para muebles, carpintería. Fuera de la isla se utiliza como madera noble.
Para embarcar de una isla a otra hay unas alfombras con una sustancia germicida "ecológica", dicen que para preservar el carácter único de las islas. Sin embargo, hace poco, se hundió uno de los barcos que aprovisionan a las islas y ¡Sorpresa! encontraron hasta un caballo muerto dentro. Se supone que en la isla no pueden entrar mamíferos, a excepción de los turistas, pues bien, se encuentran perros y gatos en las calles. Se meten de contrabando todo tipo de animales y especies aunque se mantiene, por parte de las autoridades, la sensación de que hay un control para evitar la importación de especies foráneas.

Es la ley del mercado y de la competencia, y Galápagos, unas islas que alumbraron el mecanismo de la selección natural no podía estar ajena a esos procesos de "supervivencia del más apto" y en cuestión de industria turística "aptitud" es la capacidad de hacer caja.

Una opción sería la de prohibir vivir en las islas a aquellos que no sean oriundos de las mismas. Sería una manera de evitar la afluencia de colonos. Parecería entonces que para Galápagos solo hay dos opciones posibles: la explotación salvaje o cierto "nacionalismo" económico. Como podemos ver son estas las dos grandes tendencias a nivel mundial. A ese nivel estas islas todavía nos están enseñando cosas.
Cada año aumenta el número de turistas en las Islas Galápagos. Menos mal que ahora obligan a ir con un guía.

2 comentarios:

  1. Pocas cosas tan ofensivas a la vista como las imágenes de turistas de pantalón corto y con sus selfies paseando por esas islas (que no conozco) o por Pompeya (que tampoco).
    Creo que, así como en los formatos DVD hay varias opciones (inglés o castellano, subtítulos o no), y así como hay películas aptas o no para menores (aunque ahora nadie haga caso de eso), debería haber documentales con dos opciones, la cara, sin turistas, y la barata con ellos.

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  2. Ja ja ja. Tienes toda la razón. El problema es que nosotros mismos cuando tomamos las fotos optamos por la versión sin turistas. De hecho en la foto de la pescantina hice la misma reflexión. Estábamos por lo menos 4-5 turistas tomando esa foto y todos estábamos haciendo el encuadre teniendo cuidado de que no saliesen turistas en la foto.

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