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jueves, 17 de noviembre de 2016

"El hambre" de Martín Caparrós

Estos días tengo descuidado el blog porque en mi tiempo libre estoy leyendo el libro "El hambre" de Martín Caparrós.
El periodista se toma un año sabático para entrevistar a aquellos que no saben si comerán mañana.

El libro está lleno de voces de aquellos que no escuchamos jamás en los medios de comunicación: campesinos de Niger, habitantes de las villasmiseria de Mumbai...
Plumpy'Nut es una pasta fabricada en Francia que compran las ONGs para alimentar a los niños en riesgo de muerte por inanición. Al ser un jarabe aguante mejor las temperaturas que si fuese un preparado líquido. Fuente

Gracias a este libro aprendí sobre un economista de origen indio de la U. de Michigan qué fue pionero en advertir que los pobres y hambrientos eran un mercado. Había una voluntad altruísta en su trabajo. El tiempo demostró que tenía razón. En Francia se fabrica ahora el Plumpy´Nut, una pasta que compran las ONGs para alimentar a los pobres de África. Se acaba con la inanición por pobreza pero se convierte a esos africanos en pobres de zoológico, pobres subvencionados.
La película de "Cuando el destino nos alcance" un Nueva York futurista de 40 millones de habitantes la mayor parte de la población se alimenta de una pasta llamada "Soylent Green".
El bloguero Javier Peteiro me recordó que el concepto de alimentar a los pobres con una pasta ya se intuyó en la novela "Hagan sitio, hagan sitio" de Harry Harrison en 1966. Esta novela dio lugar a la película "Soylent Green" que en España se llamó "Cuando el destino nos alcance".

Hay un capítulo en el que el autor polemiza con Vandana Shiva sobre los transgénicos. Aunque yo comparto los puntos de vista de Martín Caparrós sobre los transgénicos, esto es, la tecnología no es mala per se, es malo que sirvan para enriquecer a unos pocos. No es un problema tecnológico, es un problema político. Sin embargo, Caparrós hace burla de unas declaraciones de los alemanes Erwin Wagenhofer y Max Annas que dicen "Pioneer y Monsanto, trabajan complementariamente para hacer desaparecer las certezas adquiridas en muchos miles de años de agricultura". Bien, en este punto estoy de acuerdo con estos dos autores. Una agricultura tan industrializada es más eficiente a nivel de rendimiento pero desplaza a los campesinos pobres del campo a las villa miseria de las grandes ciudades. Esos campesinos convertidos ahora en la mano de obra barata de estas megalópolis pierden en el plazo de una generación el saber cómo cultivar, el saber cómo cultivar un área concreta. Las soluciones técnicas que ofrecen estas multinacionales no tienen en cuenta las características ecológicas de las regiones en las que se implantan. Los campesinos tradicionales si estaban adaptados a sus entornos. Cuando se pierde este conocimiento nunca más se recupera.

El libro tiene un capítulo dedicado a Bombay (Mumbai), una ciudad de 20 millones de habitantes. En esta ciudad, 10 millones son pobres, pobres que no saben si comerán al día siguiente. Os dejo un fragmento del libro para que apreciéis la magnitud de los problemas sanitarios:

"La mitad de la población de Bombay no tiene baño, así que cagan donde pueden. Hace unos años alguien calculó que seis o siete millones de adultos cagan cada día en las villamiserias de Bombay: si cada uno produce medio kilo, eso supone unas 3000 toneladas de mierda todas las mañanas -que se dispersan por riachos repodridos o se amontonan alrededor de las chozas y las vías.

La falta de baños crea, por supuesto, problemas sanitarios extremos: en las villas de Bombay, dos de cada cinco muertos mueren de infecciones y parásitos por la contaminación del agua y la falta de cloacas.  Pero crea, también, otros problemas: las mujeres, que no quieren que los hombres las vean, suelen ir en grupos antes del amanecer; a veces van hasta terrenos alejados donde las acompañan ratas o serpientes. O donde hombres las esperan, a veces, para violarlas si se alejan.

En el mundo, 2500 millones de personas viven sin cloacas, mueren sin cloacas. Se suele creer que el aumento increíble de la esperanza de vida en los últimos 150 años es un efecto de la medicina y sus remedios; es, mucho más, resultado de las alcantarillas y el agua corriente. Los que no las tienen siguen en la mierda: entre 2000 y 2010 murieron más chicos por diarrea que soldados en todos los conflictos desde la Segunda Guerra Mundial.


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