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jueves, 11 de enero de 2018

La cloración del agua



El cloro es una opción de tratamiento de bajo costo que se utiliza para mejorar el sabor y la claridad del agua a la vez que se eliminan muchos microorganismos como bacterias y virus. Sin embargo, el proceso tiene sus limitaciones. Giardia y Criptosporidium son usualmente resistentes al cloro a menos que éste se use en dosis más elevadas que aquéllas preferidas usualmente para el tratamiento. La presencia de estos parásitos puede requerir el tratamiento previo del agua fuente.

Las concentraciones de cloro en el rango de 0,1 a 0,4 partes por millón por lo general se mantienen en los suministros municipales, mientras que los rangos de 1 a 3 ppm se utilizan tanto en piscinas y spas. Si aproximadamente hay 30.000 granos en un kilo de arroz, esto quiere decir que en 33 kg habría un millón de granos de arroz. Decir 0.1 partes por millón es lo mismo que decir un grano de arroz (o un átomo de cloro) en 330 kg de arroz. Cuando se hacen análisis químicos del agua: las ppm se refiere a mg de analito por litro de agua; mg/L (equivalente a ug/mL). Por ejemplo: Cloruros = 20 ppm equivale a 20 mg/L como Cl- que quiere decir, veinte miligramos de ion cloruro por litro de agua. El nivel de cloro en agua potable, se establece que no debe superar 2 mg/l respecto al combinado resildual mientras que el cloro libre residual no debe superar 1 mg/l. Esta cantidad está fijada por el Real Decreto 140/2003 (agua de consumo humano), en la tabla C del Anexo I.

La cloración se puede lograr con diferentes productos. El cloro se almacena como líquido en recipientes presurizados y se inyecta como gas directamente en el agua fuente. Este proceso debe ser regulado e implementado cuidadosamente, debido a que el gas de cloro es un tóxico peligroso, incluso letal.

Otra opción de cloración, de mayor costo, es el tratamiento con solución de hipoclorito de sodio. Esta solución es corrosiva pero mucho menos peligrosa y más fácil de manejar el gas de cloro. El líquido se diluye simplemente y después se mezcla con el agua fuente para realizar la desinfección.

La cloración se puede lograr también con un desinfectante sólido, hipoclorito cálcico. Este material es corrosivo y puede reaccionar explosivamente cuando entra en contacto con materiales orgánicos. Sin embargo, todos estos polvos, gránulos y tabletas se pueden almacenar a granel y usarse con eficacia hasta un máximo de un año. En todas sus formas, el hipoclorito de calcio se disuelve fácilmente en agua.

Todos estos métodos de cloración requieren de algún tiempo para funcionar — la desinfección no ocurre instantáneamente. Las dosis necesarias cambian también con las variaciones en la calidad del agua de manera que el monitoreo del agua fuente, particularmente de las aguas superficiales, es una parte importante del proceso de tratamiento. Por ese motivo en cualquier estación de tratamiento de agua con cloro hay que tener un detector de cloro. Estos aparatos cuestan menos de 100$ y te dan una lectura rápida de la concentración del cloro en el agua.
Los detectores de cloro pueden ser colorimétricos o digitales como el de la fotografía.

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