La morfología de las bacterias está determinada por su genoma. La gran diversidad de formas en diferentes entornos sugiere un valor adaptativo, indicando que estas características han sido moldeadas por fuerzas selectivas. Por ejemplo, las bacterias filamentosas tienen mejor flotabilidad en medios líquidos y son más resistentes a la digestión por protistas. Las bacterias helicoidales se mueven con mayor facilidad en medios viscosos, mientras que las bacterias esféricas o cocos son ideales para la difusión de nutrientes debido a su mayor relación superficie/volumen.
Por lo tanto, es plausible que una misma morfología pueda surgir de manera independiente en linajes distintos (sin un antepasado común), como una adaptación a un entorno específico. Por ejemplo, las bacterias que presentaban prosteca solían agruparse en un solo género llamado Prosthecomicrobium, pero estudios genéticos han llevado a dividir este género en tres géneros diferentes. La sorpresa llegó al observar que cada uno de estos géneros era más similar a un género sin prosteca que entre sí, lo que indica que no estaban relacionados filogenéticamente. Simplemente, estas especies han desarrollado el mismo sistema de anclaje de forma independiente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cada vez que lees un artículo y no dejas un comentario, alguien mata a un gatito en alguna parte del mundo...