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domingo, 30 de noviembre de 2014

Las mitocondrias fueron parásitos antes de ser central energética de nuestras células


La mitocondria surgió como orgánulo hace 2000 millones de años (pensemos que la Tierra surge hace 4540 millones de años). Poco es lo que sabemos sobre la conversión de una bacteria de vida libre a un simple orgánulo celular de una célula mayor: la célula eucariota que es la célula de los animales, las plantas y los hongos.

Un nuevo estudio publicado por Martín Wu, biólogo de la Universidad de Virginia, plantea el siguiente escenario: las mitocondrias fueron bacterias parásitas y sólo se convirtieron en organismos simbióticos y por tanto beneficiosos cuando cambiaron de "chupar" el ATP a producirlo para el consorcio simbiótico. Según Martín Wu "Nosotros reconstruimos el contenido genético de los ancestros mitocondriales secuenciando el ADN de sus parientes más próximos y nuesta predicción es que eran parásitos que robaban energía en forma de ATP de sus hospedadores, que es exactamente lo contrario que hacen las mitocondrias hoy en día".

Referencia:
Zhang Wang, Martin Wu Phylogenomic Reconstrucción Indica mitocondrial antepasado fue una Energía Parásito . PLOS ONE , 2014 DOI: 10.1371 / journal.pone.0110685

sábado, 29 de noviembre de 2014

Las bacterias ayudan a que la barrera hematoencefálica funcione correctamente

Los microbios de nuestro intestino contribuyen en el mecanismo de barrera sangre-cerebro desde antes del nacimiento.
Un nuevo estudio en ratones, realizado por investigadores de Suecia, Instituto Karolinska y publicado en Science Translational Medicine 2014, muestra que nuestros microbios intestinales pueden influir en la integridad de la barrera hematoencefálica y protegernos de las sustancias nocivas.

Según los autores, los resultados proporcionan evidencia experimental de que nuestros microbios indígenas contribuyen al mecanismo que cierra la barrera sangre-cerebro antes del nacimiento. Los resultados también apoyan observaciones previas de que la microbiota intestinal puede afectar el desarrollo del cerebro y la función.

Lacking a strong blood-brain barrier, germ-free mice (left) can't prevent a radioactive tracer (yellow) from entering the brain the way that mice with microbes (middle) can. But adding microbes to germ-free mice (right) restores the blood-brain barrier.
Miklós Tóth/Karolinkska Institutet
Los ratones que carecen de una barrera hematoencefálica eficiente por estar libres de microbios (a la izquierda) dejan entrar un marcador radioactivo (amarillo), mientras que los ratones con bacterias (en el centro) no dejan pasar el marcador al tener una barrera hematoencefálica más tupida. Si a los ratones libres de bacterias se les inocula con bacterias entonces la barrera hematoencefálica se vuelve a tupir y ya no deja entrar el marcador radioactivo.

La barrera sangre-cerebro es una barrera altamente selectiva que impide la absorción de moléculas y células no deseadas.
Los investigadores llegaron a esta conclusión mediante la comparación de la integridad y el desarrollo de la barrera sangre-cerebro entre dos grupos de ratones. El primer grupo criado en un ambiente expuesto a bacterias normales y el segundo se mantuvo en un ambiente estéril.
“Hemos demostrado que la presencia de la microbiota intestinal de la madre durante el embarazo tardío bloquea el paso de anticuerpos marcados de la circulación en el parénquima cerebral del feto en crecimiento”.”Por el contrario, en los fetos de la misma edad, con madres libres de gérmenes, estos anticuerpos marcados, fácilmente cruzan la barrera hematoencefálica y entran al parénquima cerebral”.
El equipo también demostró que el aumento de la ‘permeabilidad’ de la barrera sangre-cerebro, observada en ratones libres de gérmenes de la vida temprana, se mantuvo en la edad adulta. Los mecanismos moleculares precisos quedan aún por identificar.
Las llamadas proteínas de unión estrecha, que se sabe que son importantes para la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, tuvieron cambios estructurales según los niveles de expresión de las bacterias.

¿Deberían tomar las embarazadas o niños pequeños antibióticos o tratarse con fagos?. Si estos resultados se confirman entonces apoyarán los tratamientos antimicrobianos de espectro reducido. Tratamientos que eliminen la bacteria causante de la enfermedad pero sin eliminar la microbiota intestinal.


Referencia:

http://news.sciencemag.org/biology/2014/11/bodys-bacteria-may-keep-our-brains-healthy

viernes, 28 de noviembre de 2014

El ADN sobrevive a un vuelo por el espacio y el reingreso a la Tierra

El material genético puede sobrevivir a un vuelo por el espacio y el reingreso en la atmósfera de la Tierra, conservando la capacidad de transmitir la información genética. Un equipo de científicos de la Universidad de Zurich ha obtenido estos asombrosos resultados durante un experimento en la misión de investigación a bordo de cohetes Texus-49.
Aplicada a la capa exterior de la sección de carga de un cohete mediante pipetas, pequeñas moléculas de ADN de doble cadena volaron al espacio desde la Tierra y regresaron. Tras el lanzamiento, el vuelo espacial, el reingreso en la atmósfera y el aterrizaje de la Tierra, las denominadas moléculas de ADN plásmido fueron encontradas en todos los puntos de muestra en el cohete de la misión Texus-49.
Y esta no fue la única sorpresa. En su mayor parte, el ADN recuperado estaba incluso en condiciones de transferir información genética a las células del tejido conectivo y bacterianas. «Este estudio proporciona evidencia experimental de que la información genética del ADN es esencialmente capaz de sobrevivir a las condiciones extremas del espacio y de la re-entrada en la densa atmósfera de la Tierra», dice el responsable del estudio, el profesor Oliver Ullrich, de la Universidad de Zurich Instituto de Anatomía.
El experimento llamado DARE (DNA atmospheric re-entry experiment) es el resultado de una idea espontánea. Los científicos de la Universidad de Zurich Cora Thiel y el profesor Ullrich estaban llevando a cabo experimentos con la misión la Texus-49, para estudiar el papel de la gravedad en la regulación de la expresión génica en células humanas por medio de hardware con control remoto-interior en la carga útil del cohete. Durante los preparativos de la misión, comenzaron a preguntarse si la estructura exterior del cohete podría también ser adecuada para pruebas de estabilidad sobre firmas biológicas. «Las biofirmas son moléculas que prueban la existencia de vida pasada o presente extraterrestre», explica Thiel. Y así, los dos investigadores lanzaron un una pequeña segunda misión en la estación de cohetes europea Esrange en Kiruna, al norte del Círculo Polar Ártico.
El experimento adicional rápidamente concebido originalmente iba a ser un pre-test para comprobar la estabilidad de los biomarcadores durante un vuelo espacial y reingreso a la atmósfera. Thiel no esperaba los resultados que produjo: «Nos sorprendimos al encontrar ADN intacto y funcionalmente activo.» El estudio revela que la información genética del ADN esencialmente puede soportar las condiciones más extremas. Varios científicos creen que el ADN, sin duda, nos podría llegar desde el espacio exterior y que la Tierra no está aislada: todos los días golpean nuestro planeta unas cien toneladas de material extraterrestre hecho de polvo y meteoritos.
Esta extraordinaria estabilidad del ADN en condiciones espaciales necesita un factor en la interpretación de resultados en la búsqueda de vida extraterrestre: «Los resultados muestran que de ningún modo es improbable que, a pesar de todas las precauciones de seguridad, las naves espaciales podrían transportar ADN terrestre al sitio de aterrizaje. Tenemos que tener esto bajo control en la búsqueda de vida extraterrestre», destaca Ullrich.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Política científica ridícula en países totalitarios

La ciencia sólo se puede dar en sociedades democráticas y liberales (ojo, hablo del viejo liberalismo) en donde el estado no dicte consignas e imponga mecanismos de control regidos por burócratas. Cuando la ciencia se da en sociedades totalitarias y burocratizadas se pueden dar situaciones como las que se relatan en esta artículo publicado por Javier Yanes en El País. Fijaos como "La ciencia siempre paga", este bioquímico en los ochenta no tenía reactivos así que aprovechó para pensar y consiguió un trabajo crucial para el avance de la ciencia en el campo del plegamiento de las proteínas



Gunter Fischer, a la entrada al Instituto de Bioquímica de la Universidad de Halle, en 1989.

Que un científico domine el inglés es hoy de obligado cumplimiento. Y que un alemán hable este idioma parece lo más natural. Pero cuando se trata de un científico de la RDA que ha vivido la mayor parte de su vida al otro lado del Telón de Acero, se adivina que él, como otros colegas suyos de la Europa del este, tuvo que añadir un reto extra al esfuerzo investigador: el de aprender una lengua que, en su tiempo y en su país, era el idioma del enemigo, pero también el de la ciencia mundial.
Es quizá por eso que el bioquímico Günter Fischer (Altenburgo, Turingia, 1943) rebusca tranquilo sus palabras desde el otro lado de la línea telefónica en su despacho de la Unidad de Enzimología de Plegamiento de Proteínas del Max Planck, que ha dirigido hasta su jubilación en 2011. Ahora su retiro, más teórico que real, le permite un cierto sosiego. “Sigo trabajando; por suerte, en el Max Planck te dejan hacerlo más allá de los 65 años, pero más relajado”, confiesa el investigador, que en la década de 1980 descubrió las primeras enzimas implicadas en el plegamiento de las proteínas.
La reunificación alemana fue muy exitosa para la ciencia”, reflexiona el bioquímico
Nacido en plena guerra mundial, antes de la caída del nazismo, a Fischer le tocó vivir de totalitarismo en totalitarismo, de la esvástica al compás, el martillo y el anillo de espigas. “Después de la guerra, los primeros 15 años fueron muy duros, con restricciones en la distribución de alimentos”, recuerda. El joven Fischer se trasladó a Halle, a unos 90 kilómetros de Altenburgo, para estudiar química en la Universidad Martín Lutero de Halle-Wittenberg, una de las más veteranas de Alemania. Esta ciudad de Sajonia-Anhalt acoge además una institución que presume de ser la sociedad científica más antigua del mundo: la Leopoldina, hoy Academia Nacional de Ciencias de Alemania.

Una isla de tolerancia

La Leopoldina sería crucial en la carrera científica de Fischer desde que era un joven universitario, en la década de 1960. En una ocasión, cinco premios Nobel visitaron la academia y solicitaron un almuerzo con un grupo de jóvenes estudiantes. Fischer logró ser uno de ellos. “Comimos en un restaurante de Halle, cinco premios Nobel y unos diez estudiantes, y aquello fue genial; fue determinante para mi vida científica”, relata.
Pero la Leopoldina era una extraña isla de tolerancia que gozaba de un privilegio especial. Esta academia, de la que el régimen de Adolf Hitler había expulsado a los científicos judíos incluido un tal Albert Einstein, quedó en Alemania Oriental después de la guerra, pero se mantuvo como una institución libre y resistió a las presiones de nacionalización del gobierno. “Era la última organización común del este y el oeste”, resume Fischer. “El presidente estaba en Halle, el vicepresidente en Gotinga (Alemania Occidental) y sus miembros eran de todo el mundo, así que tenían el privilegio único de invitar a científicos occidentales a dar conferencias, lo que me dio la oportunidad de conocerlos y hablar con ellos”.
Un 30% de los científicos contratados eran informadores de la Stasi, según Fischer
La situación era muy diferente en la Universidad donde Fischer trataba de conseguir un doctorado, y donde encontró un obstáculo en el camino que no tenía nada que ver con sus aptitudes como científico. “Era muy difícil hacer un doctorado si no eras miembro del Partido Comunista. Trataron de alistarme, pero me negué”. Por suerte, el joven contó con la ayuda de un catedrático de bioquímica que le abrió las puertas. En 1971, ya con su doctorado y un puesto de ayudante en el Instituto de Bioquímica de la Universidad, Fischer trataba de investigar, pero la presión política no era el único impedimento. “En los setenta la situación no era tan mala, pero en los ochenta empeoró por la falta de fondos. No podíamos conseguir materiales de los países occidentales ni podíamos reparar los equipos”. Con esta carencia de recursos, lo que un bioquímico podía hacer no era mucho, salvo una cosa: “Pensar”. “Nadie me preguntaba a qué me dedicaba, así que tenía tiempo para pensar”.
Los pensamientos de Fischer se dirigieron hacia el campo del plegamiento de las proteínas, en el que por entonces reinaba el llamado Dogma de Anfinsen, establecido por el bioquímico estadounidense y ganador del premio Nobel Christian B. Anfinsen. El dogma establecía que el plegamiento de una proteína en su conformación espacial era algo exclusivamente determinado por la secuencia de aminoácidos, y que por lo tanto era un proceso espontáneo que no requería de ninguna ayuda externa. Fischer lo puso en duda. “Ideé experimentos muy simples con lo poco que tenía y los resultados sugerían que podía haber una biocatálisis”. Es decir, un factor celular que facilitaba y aceleraba el proceso de plegamiento: una enzima plegadora, o foldasa (del inglés fold, plegar). “Nadie lo había ensayado y en 1984 yo lo encontré”, apunta el investigador.

Colaboración clandestina

Con su flamante descubrimiento, Fischer trató de hacer lo que todos los científicos, publicarlo en una revista internacional de primera fila. Pero aquello era la República Democrática Alemana. “Estaba prohibido publicar resultados en revistas internacionales como Nature o European Journal of Biochemistry, y aún peor si eran revistas de Alemania Occidental”, recuerda. Por entonces, todo científico que pretendiera publicar debía solicitar aprobación a la Oficina de Relaciones Internacionales, propia de la Universidad y dependiente de la Stasi, el servicio de inteligencia. “Ellos podían concederte el permiso o no, pero no estaban obligados a darte ninguna razón de ello”. Esta oficina se encargaba además de filtrar la correspondencia. “Si escribías a un científico de Alemania Occidental, debías darle la carta a ellos, que la enviaban o no, pero nunca te informaban. Si no recibías respuesta, era posible que la hubiera y que no te la hicieran llegar, o bien que nunca hubieran enviado tu carta”. La presión política era intensa y además había profesores que actuaban como informadores o “espías internos”. Y era sabido que Fischer no simpatizaba con el régimen.
En los setenta la situación no era tan mala, pero en los ochenta empeoró por la falta de fondos. No podíamos conseguir materiales ni reparar los equipos”, lamenta
Naturalmente, rechazaron su petición para publicar en el extranjero, por lo que el científico debió conformarse con divulgar sus importantes resultados en una revista de Alemania Oriental y en el idioma de su país. “Nadie lo leyó, excepto gente de la Leopoldina”. Por suerte, entre ellos se contaba un investigador muy influyente en el campo del plegamiento de proteínas, Rainer Jaenicke, de Ratisbona (Alemania Occidental). Jaenicke le puso en contacto con un colaborador suyo, Franz Schmid, de Bayreuth, y aquel encuentro fue providencial. En 1985, Fischer logró invitar a Schmid a su universidad y así arrancó una colaboración clandestina que culminaría con el envío de un estudio a Nature, algo que Schmid pudo hacer desde Bayreuth. “No pedí permiso; asumí un gran riesgo personal”, valora Fischer. Pero mereció la pena: en 1987, la revista británica publicaba el trabajo de los investigadores.
Respecto a los motivos por los que la Oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad de Halle no advirtió la publicación, Fischer no puede sino especular: “Probablemente en esa época tenían otros problemas, y de todos modos era impensable que alguien pudiera ser tan tozudo y asumir ese riesgo”. Tal vez, apunta el bioquímico, ayudó a que su estudio pasara inadvertido el hecho de que en la fecha de publicación él se encontraba destinado en Berlín, en un proyecto de la industria farmacéutica. En cuanto a su supervisor en Halle, el que le había abierto las puertas a la investigación, Fischer ríe al recordar su respuesta cuando le informó de su intención de publicar en Nature: “Me dijo: 'Bien, tú me dices lo que vas a hacer, pero yo no he oído nada”.

“¡El muro ha caído!”

Fischer y Schmid repitieron publicación en Nature dos años después, en 1989, y en esta ocasión el riesgo fue aún mayor debido a un detalle sin ninguna importancia científica, pero sí de mucho calado político en la Alemania Oriental de entonces: “La Unión Soviética trataba de hacer de Berlín una unidad política separada; decían que Berlín Occidental no pertenecía a la República Federal de Alemania. Así que nosotros enviamos la información sobre los autores a Nature detallando que una colaboradora, Brigitte Wiettmann-Liebold, trabajaba en Berlín Occidental. Pero en la redacción de Nature escribieron: Berlín, República Federal de Alemania”. Aquello podía ser interpretado por las autoridades germanoorientales como una provocación. “Era muy peligroso para mí porque era contrario a la visión política oficial”, expone Fischer.
Después de dar una conferencia, de repente alguien entró y gritó: ¡El muro ha caído!”, recuerda. No imaginó que llegara a suceder
Por fortuna, aquel mismo año ocurrió algo que el propio científico, reconoce, jamás imaginó que llegaría a suceder. Fischer lo narra así: “En octubre de 1989 conseguí un permiso para viajar con Schmid a Ulm, en Alemania Occidental, para dar una conferencia. Era el 9 de noviembre. Después del acto estábamos en un restaurante, cuando de repente alguien entró y gritó: ¡El muro ha caído!”.
“Nunca pensé en escapar de Alemania Oriental”, rememora Fischer. “Tenía a mis padres, a mi mujer y a mis hijos. Era imposible planear una huida”. Pero desde aquel 9 de noviembre, todo comenzó a cambiar. “La reunificación alemana fue muy exitosa para la ciencia”, reflexiona el bioquímico. “En el campo científico no sufrimos los problemas que el proceso trajo para la industria y la sociedad. Los científicos, también los del este, pudieron trabajar, comprar materiales, equipos... Excepto, claro, los espías de la Stasi, que fueron despedidos. Eran un 30% del total”. En 1992, Fischer se trasladó a la Sociedad Max Planck, el equivalente del CSIC en Alemania. Ahora, desde su retiro, recuerda con emoción los tiempos difíciles. “Llegué a aceptar que no podría hacer carrera. Me habían dicho directamente: puedes trabajar, trabajar y trabajar, pero si no eres miembro del partido, jamás te ascenderemos. Y pensé que siempre sería así”. Luchó durante décadas oponiendo la razón a la sinrazón, pero ni siquiera presume de sus méritos: “A veces la vida te sorprende con grandes oportunidades de cambio que no esperas. Fui muy afortunado”.

El granizo se forma alrededor de bacterias

MARCOS MÍGUEZ
El granizo de tres tormentas registradas en las Montañas Rocosas se formó en torno a material biológico, que rebotó alrededor de las nubes recogiendo hielo hasta tomar su forma de bola de hielo, según un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Montana.
El descubrimiento de un origen biológico amplía hallazgos anteriores sobre la formación de la nieve y la lluvia, se puede aplicar a la formación de granizo a nivel mundial y proporciona información básica acerca de un tema poco estudiado, según investigadores que publican sus resultados en Journal of Geophysical Research: Atmospheres.
«Este es el primer estudio que muestra realmente que el material biológico produce granizo», dijo John Priscu, un renombrado científico polar y profesor del Departamento de Recursos de la Tierra y Ciencias Ambientales de la MSU.
Alex Michaud - estudiante de doctorado y primer autor del trabajo - estudió con Priscu una tormenta de granizo que afectó a la localidad de Bozeman el 30 de junio 2010. Michaud recogió granizo y lo almacenó en un congelador de MSU. Las piedras de granizo promediaron 3,8 centímetros de diámetro. Entonces Michaud reunió granizos de dos tormentas más en la zona de que se produjeron en 2010 y 2011. Su promedio era de alrededor de 1,2 centímetros de diámetro.
Examinando unas 200 piedras de granizo, se comprobó que las piedras de granizo forman alrededor de un embrión biológico, dijo Michaud. El análisis de los isótopos estables de agua en un laboratorio de la Universidad Estatal de Ohio demostró que la mayoría de los embriones de granizo se congelaba a temperaturas relativamente cálidas, lo que corrobora las temperaturas de congelación de embriones biológicos recuperados de piedras de granizo. Dos métodos de investigación diferentes mostraron que una temperatura cálida de nucleación del hielo indica probable material biológico en el núcleo, dijo Michaud.

viernes, 21 de noviembre de 2014

El consumo de antibióticos en España es inferior al de la media de la Unión Europea

La dosis diaria definida es de 20,9 por mil habitantes

El consumo de antibióticos en España determinado en dosis diaria definida (DDD) es de 20,9 por mil habitantes, lo que significa que está por debajo de la media ponderada de toda la Unión Europea, que es de 21,5 DDD. Con este dato se desmiente la creencia tradicional de que en este país hay un abuso excesivo de estos medicamentos. La cifra es muy similar a la de Reino Unido (20,1) y Finlandia (19,5) y se sitúa significativamente por debajo de Francia (29,7) e Italia (27,6).
Entre el 2011 y el 2012, el consumo se redujo en más de un 1 % en 15 de los 27 países (Austria, Bulgaria, Chipre, República Checa, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Grecia, Hungría, Italia, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía y Suecia), y, durante el mismo periodo, el uso se incrementó en más de un 1 por ciento en siete de los 27 países (Bélgica, Francia, Alemania, Irlanda, Letonia, Noruega y Reino Unido). Cinco países, entre ellos España, sólo mostraron una diferencia en el consumo de antibióticos de uso sistémico de menos del 1 % entre el 2011 y el 2012.
El Consejo explica en el informe que la disminución de la prescripción de antibióticos a los pacientes ambulatorios se ha acompañado de una reducción simultánea de las resistencias. Entre el 80 y el 90 % de las recetas se extienden en las consultas de atención primaria, sobre todo a pacientes con infecciones respiratorias, a pesar de que hay datos que demuestran que muchas de estas infecciones no necesitan antibacterianos y que el sistema inmunitario del paciente puede combatir infecciones leves.
En su labor por el uso racional de antibióticos, el Consejo forma parte del grupo de trabajo que ha elaborado el «Plan Estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antimicrobianos», formado por representantes de los Ministerios de Sanidad, Agricultura y Economía, sociedades científicas y organizaciones profesionales sanitarias. Este grupo ha definido seis líneas estratégicas: vigilancia del consumo de antibióticos, controlar las resistencias antimicrobianas, identificar e impulsar medidas de prevención y tratamiento, definir prioridades en materia de investigación, formación a los profesionales sanitarios y sensibilización a la población en su conjunto.
Así se desprende de un estudio realizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos dado a conocer este lunes con motivo de la celebración mañana del Día Europeo para el Uso Prudente de Antimicrobianos en Europa. Este evento, impulsado por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC), trata de reiterar la importancia de la lucha contra la resistencia bacteriana a los antimicrobianos para la salud pública e individual.
En la actualidad la Organización Mundial de la Salud y el ECDC estiman que las bacterias resistentes a los antibióticos son responsables en Europa de alrededor de 400.000 infecciones, generando 2,5 millones de días adicionales de hospitalización y 25.000 muertes al año.

jueves, 20 de noviembre de 2014

¿Por qué CRISPR no funciona en E. coli?

Reproduzco traducido el artículo de Elio publicado en el blog "Small Things Considered" de la ASM.
Figure
Udi Qimron en su laboratorio del Departamento de microbiología humana dela Universidad de Tel Aviv
Según Udi Qimron, un genetista microbiólogo y experto en CRISPR la razón de que no funciona CRISPR en E. coli es sencillamente que no funciona. Según este experto, el sistema CRISPR-Cas está en E. coli inactivado debido al regulador H-NS (codificado por el gen hns). Los pasos del sistema CRISPR de adaptación e interferencia están reprimidos por la presencia de H-NS. 

Por esta razón el sistema no adquiere de forma natural nuevos espaciadores procedentes de nuevos fagos, y si por lo que sea, el sistema adquiriese nuevos espaciadores no se podrían expresar porque algunas proteínas de interferencia importantes no se expresarían. Por lo tanto la resistencia de E. coli a ser invadida por fagos se tiene que conseguir por otros medios, por ejemplo mutaciónes (como en el caso del fago LamB). Por esta razón no existen cepas de E. coli en la naturaleza que se puedan proteger de los fagos utilizando CRISPR-Cas. Si empleamos un mutante hns- se podría revertir este fenotipo en el plazo de dos semanas consiguiendo protección contra plásmidos y potencialmente también contra fagos persistentes tales como el M13.

En otras bacterias como por ejemplo Streptococcus thermophilus, el sistema CRISPR funciona como el sistema de defensa dominante

REFERENCIAS:
Phys Life Rev. 2014 Mar;11(1):146-8; discussion 149-51 2013 Dec 12.
CRISPR-Cas: outstanding questions remain: comment on "Diversity, evolution, and therapeutic applications of small RNAs in prokaryotic and eukaryotic immune systems" by Edwin L. Cooper and Nicola Overstreet.
Severinov K.

Science. 2007 Mar 23;315(5819):1709-12.
CRISPR provides acquired resistance against viruses in prokaryotes.
Barrangou R1, Fremaux C, Deveau H, Richards M, Boyaval P, Moineau S, Romero DA, Horvath P.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Muerte y ciencia en el Museo Interactivo de Ciencia de Quito

La verdad es que lo pasé muy bien en compañía de Roberto Vallejo y Juan Vieira en la conferencia sobre Ciencia y Muerte. Están haciendo cosas increíbles los socios de Quinto Pilar. Un abrazo muy fuerte





Comic "Superheroes contra Superbacterias"



Hoy, 18 de noviembre, es el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, una iniciativa europea para concienciar a la ciudadanía y al personal sanitario del grave problema de salud pública que suponen las bacterias resistentes a los antibióticos. La expansión global de la resistencia antimicrobiana que observamos en esta década, más de 70 años después de la introducción de los antibióticos para el tratamiento de las enfermedades infecciosas bacterianas, responde a una respuesta adaptativa de las bacterias frente a la enorme presión selectiva a que las hemos sometido, en definitiva, tiene su origen en la liberación masiva de antibióticos tanto en los ámbitos clínico y veterinario, en el medio ambiente y en la comunidad. Hacer frente a esta situación requiere medidas urgentes para frenar el consumo de antibióticos en humanos y animales, vigilar atentamente la diseminación y la aparición de bacterias resistentes y desarrollar nuevas alternativas terapéuticas, medidas todas ellas que conllevan una implicación directa de nuestros políticos y científicos, así como una considerable inversión económica.
No obstante, a nivel individual, la ciudadanía también puede (¡y debe!) aportar su granito de arena para contribuir a frenar la aparición de bacterias resistentes. Para poder seguir tratando con éxito las infecciones bacterianas es esencial comprender que los antibióticos no son superhéroes invencibles de los que podemos abusar cada vez que los necesitamos. Estos fármacos son muy especiales y requieren de nuestra colaboración si no queremos que dejen de ser eficaces. Para ello es de vital importancia hacer un uso racional de ellos y conocer cuándo y cómo los podemos usar.
Hemos de comprender que los antibióticos tan solo curan infecciones causadas por bacterias y no sirven para tratar infecciones causadas por virus, como por ejemplo la gripe o el resfriado común. Los seres humanos poseemos, además, un sistema inmunitario que es capaz de eliminar la mayoría de infecciones bacterianas leves sin su ayuda. El uso indiscriminado y no justificado de antibióticos no sólo no nos aporta ningún beneficio, sino que contribuye a aumentar la presión selectiva sobre los microorganismos, favoreciendo así que estos se vuelvan resistentes y reduciendo el número de fármacos de que disponemos para eliminarlos. Hacer un uso responsable de los antibióticos implica utilizarlos tan solo cuando los recete el médico y cumplir rigurosamente la prescripción (número de tomas, días de tratamiento, dosis…).
El uso no razonable es una de las principales causas de la resistencia a los antibióticos. Para contribuir a que sigan siendo efectivos, debemos evitar automedicarnos y no guardar en casa los antibióticos que nos han sobrado después de un tratamiento. Es importante tener en cuenta, asimismo, que los antibióticos sobrantes no deben tirarse a la basura sin más, ya que contaminarían el medio ambiente y contribuirían también a la aparición de bacterias resistentes. Las dosis que no hemos usado hay que llevarlas de vuelta a la farmacia para que sean eliminadas correctamente.
Desde la Iniciativa de Resistencia a Antibióticos de ISGlobal hemos creado el cómic Superhéroes contra Superbacterias con el objetivo de concienciar a la ciudadanía que el uso prudente de los antibióticos nos concierne a todos y que para contribuir a frenar la aparición de bacterias resistentes tan sólo es necesario un ligero cambio de hábitos. Si no hacemos nada al respecto, nos espera un futuro en el cual infecciones bacterianas que hoy en día eliminamos con facilidad, como por ejemplo una neumonía bacteriana, carezcan de tratamiento y se vuelvan mortales.
¡Frenar la aparición de bacterias resistentes depende de todos y cada uno de nosotros!
Ignasi Roca es investigador de la Iniciativa contra la Resistencia a los Antibióticos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

martes, 18 de noviembre de 2014

¿Cuántas bacterias compartimos cuando nos damos un beso?

http://www.bbc.com/news/health-30055646

Pareja besándose
Los científicos pidieron a las parejas que se besaran durante diez segundos.


Esa es la conclusión de un estudio realizado por científicos de la Organización para la Investigación Científica Aplicada (TNO), de Holanda.
Con la boca siendo la anfitriona de más de 700 variedades de bacterias, la microbiota oral también parece estar influida por las personas más cercanas a nosotros.
Los investigadores examinaron a 21 parejas y encontraron que, entre aquellas que se daban nueve besos cada día, la microbiota salival se volvía similar.
El estudio fue publicado en la revista especializada Microbiome.

Labios cerrados

Los científicos holandeses tomaron muestras de bacterias de la lengua y la saliva de las 21 parejas antes y después del beso de diez segundos.
Un miembro de cada una de las parejas tomó una bebida probiótica que contiene variedades específicas de bacterias, incluyendo el Lactobacillus y la Bifidobacteria.

Bacteria
El cuerpo humano tiene un ecosistema de más de 100 billones de microorganismos.
Después de un beso íntimo, los investigadores encontraron que la cantidad de bacterias probióticas en la saliva del receptor se triplicaron y calcularon que se transfirieron un total de 80 millones de microorganismos durante diez segundos.
Pero mientras que las propiedades de las bacterias en la saliva parecían cambiar rápidamente en respuesta a un beso, las de la lengua permanecían más estables.
Remco Kort, quien dirigió la investigación, dijo: "El beso es un gran ejemplo de la exposición a un número gigantesco de bacterias en un corto tiempo".
"Pero parece que sólo algunas bacterias se afianzan en la lengua".
"Las investigaciones futuras deberían examinar las propiedades de las bacterias y de la lengua que contribuyen a este poder de adherirse".
"Este tipo de investigaciones pueden ayudar a diseñar futuras terapias y ayudar a personas con problemas bacterianos".

Museo microbiano

Los científicos holandeses trabajaron en colaboración Micropia, el primer museo del mundo de microbios, con sede en Ámsterdam.
Probeta
El estudio de las bacterias puede ser esencial para la prevención de enfermedades.
En una exposición inaugurada recientemente, se invita a las parejas a compartir un beso y se les ofrece un análisis instantáneo de las bacterias que han intercambiado.
El ecosistema de más de cien billones (millones de millones) de microorganismos que viven en nuestro cuerpo, el microbioma, es esencial para la digestión de los alimentos, la síntesis de nutrientes y la prevención de enfermedades. Se forma por la herencia genética, la dieta y la edad, pero también influyen las personas con las que interactuamos.
Cada vez son más los científicos que estudian este ecosistema por considerar que estas poblaciones pueden ser esenciales para la salud y la prevención de enfermedades.

Pioneros en el estudio de los antibióticos

A pesar de que los potentes compuestos antibióticos para el tratamiento de enfermedades humanas causadas por bacterias, tales como la tuberculosis, peste bubónica o la lepra, no se aislaron e identificaron hasta el siglo XX, el uso más remoto de los antibióticos tuvo lugar en China, hace más de 2.500 años.7 Se sabía en ese entonces que la aplicación de la cuajada mohosa de la soja sobre ciertas infecciones traía beneficios terapéuticos aclamados en un ámbito sociocultural.
Muchas otras culturas antiguas, entre ellos los antiguos egipcios y griegos usaban moho y ciertas plantas para el tratamiento de infecciones, debido a la producción de sustancias antibióticas en estos organismos, un fenómeno conocido como antibiosis.8 El principio de antibiosis fue descrito en 1877 cuando Louis Pasteur y Robert Koch observaron que un bacilo en el aire podía inhibir el crecimiento de la bacteria Bacillus anthracis.
Ernest Duchesne (30 de mayo 1874 – 12 de abril 1912) fue un médico francés, considerado como el precursor teórico de la terapia con antibióticos. Duchesne observó que ciertos mohos eran capaces de matar bacterias, realizando este descubrimiento 32 años antes de que Alexander Fleming descubriera las propiedades antibióticas de la penicilina
El primer antibiótico descubierto fue la penicilina, en 1897 por Ernest Duchesne, en Francia, cuando describió las propiedades antibióticas de la especie Penicillium, aunque su trabajo pasó sin mucha atención por la comunidad científica. La investigación en el campo de la terapéutica antibiótica moderna comenzó en Alemania con el desarrollo del antibiótico de corto espectro Salvarsan por Paul Ehrlich en 1909.5 Ese descubrimiento permitió el tratamiento efectivo de la sífilis, un amplio problema de salud pública en esa época.10 Ese medicamento, efectivo también para combatir otras infecciones por espiroquetas, ya no se emplea en el presente. Luego, Alexander Fleming (1881-1955) un médico británico, estaba cultivando una bacteria (Staphylococcus aureus) en un plato de agar, el cual fue contaminado accidentalmente por hongos. Luego él advirtió que el medio de cultivo alrededor del moho estaba libre de bacterias, sorprendido comenzó a investigar el porqué. Él había trabajado previamente en las propiedades antibacterianas de la lisozima, y por ello pudo hacer una interpretación correcta de lo que vio: que el hongo estaba secretando algo que inhibía el crecimiento de la bacteria. Aunque no pudo purificar el material obtenido (el anillo principal de la molécula no era estable frente a los métodos de purificación que utilizó), informó del descubrimiento en la literatura científica. Debido a que el hongo era del género Penicillium (Penicillium notatum), denominó al producto Penicilina.
Más de 10 años después, Ernst Chain y Howard Walter Florey se interesaron en el trabajo de Fleming y produjeron una forma purificada de la penicilina, los primeros en utilizar la penicilina en seres humanos.5 Los tres investigadores compartieron el premio Nobel de Medicina en 1945. En 1939, Rene Dubos aisló la gramicidina, uno de los primeros antibióticos usados fabricados comercialmente e indicado en el tratamiento de heridas y úlceras.11 Debido a la necesidad imperiosa de tratar las infecciones provocadas por heridas durante la II Guerra Mundial, se invirtieron muchos recursos en investigar y purificar la penicilina, y un equipo liderado por Howard Florey tuvo éxito en producir grandes cantidades del principio activo puro en 1940. Los antibióticos pronto se hicieron de uso generalizado desde el año 1943.

Clodomiro Picado, en Costa Rica, estuvo a punto de ser el primero
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Clodomiro Picado su informe con los resultados de los tratamientos realizados con la penicilina por el Dr. Picado fueron publicados por la Sociedad de Biología de París en 1927. Fleming comunicó su descubrimiento sobre la penicilina en el British Journal of Experimental Pathology en 1929.
En marzo de 2000, médicos del hospital San Juan de Dios de San José (Costa Rica) publicaron manuscritos del Dr. Clodomiro Picado, que explican las experiencias de él entre 1915 y 1927 acerca de la acción inhibitoria de los hongos del género “Penicillium sp” en el crecimiento de estafilococos y estreptococos (bacterias causantes de una serie de infecciones), motivo por el cual es reconocido como uno de los precursores del antibiótico penicilina, descubierta por Fleming en 1928. El informe con los resultados de los tratamientos realizados con la penicilina por el Dr. Picado fueron publicados por la Sociedad de Biología de París en 1927. Para saber más de Clorito Picado pincha 

Krustozina, la penicilina soviética

Si, amigos, tras el telón de acero no solo había bacteriófagos. Los microbiólogos y químicos soviéticos descubrieron y produjeron su propia penicilina: la krustozina, desarrollada por Zinaida Ermoleva.
La microbióloga Zinaida Ermoleva


Para saber más sobre la krustozina 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Gruinard y la operación "Vegetarian"

En 1942, Inglaterra realizó una serie de pruebas con antrax, para ello trasladó a 60 ovejas a la isla escocesa de Gruinard (isla que estaba deshabitada), un bombardero lanzó, sobre la isla, un contenedor con antrax y al cabo de tres días las ovejas murieron.

La isla permaneció contaminada y cerrada al público y al pastoreo durante 50 años, hasta que en 1990 se realizó un costoso trabajo de recuperación y desintoxicación de la isla. Hoy está abierta al público y continúa desierta.

Pues bien, tras el éxito de estas pruebas, Churchill dio luz verde a la "Operación Vegetarian" que consistía en lanzar sobre Alemania una gran cantidad de "pasteles" infectados con ésporas de ántrax para paralizar la producción ganadera alemana y con ello, mermar sus recursos alimentarios y a la población civil.

Para 1944 todo estaba listo, pero la operación no se llevó a cabo debido al éxito de la "Operación Overlord" o desembarco de Normandía.

Experimentos

domingo, 16 de noviembre de 2014

Shiro Ishii, el científico que inició la guerra bacteriológica moderna

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Teniente General Shiro Ishii. Criminal de guerra japonés
Cada vez que el ser humano domina una tecnología siempre hace uso de la misma con fines bélicos. Shiro Ishii, militar japonés y microbiólogo, inició la guerra bacteriológica en China. Con el fin de la guerra los americanos accedieron a darle inmunidad frente a sus horrendos crímenes de guerra a cambio de sus descubrimientos científicos hechos con prisioneros como si fuesen cobayas. La maldad de Ishii y el número de sus crímenes deja a Menguele, el doctor nazi, como un principiante en estas materias.

guerra
En 1936 se formó la unidad, oficialmente conocida como "Laboratorio de Investigación y Prevención Epidémica", a partir de 1941 sería conocido con el nombre de " Escuadrón 731" o "Unidad 731".
Shiro Ishii es considerado como uno de los locos criminales que iniciaron la guerra biológica moderna. Se graduó en la facultad de medicina de la Universidad de Kyoto en 1920 e inmediatamente entró en el ejercito. En 1924 se casó con la hija del presidente de la universidad de Kyoto, Torasaburo Akira y se doctoró en 1927. Un año después fue enviado a Europa con el cargo de agregado militar, estuvo dos años en occidente familiarizándose con las investigaciones biológicas. A su regreso a Japón se consagró a promover, investigar y fabricar armas biológicas. Su teoría se basaba en que la guerra moderna solo podía ser ganada con la ciencia y su capacidad para producir armas de destrucción masiva, tal y como pensaban los científicos occidentales durante la I Guerra Mundial.

Un hecho fortuito le ayudó a ser respetado como biólogo frente al ejercito y gobierno. En la población de Shikoku se desató una epidemia de meningitis, Ishii diseñó un filtro de agua especial y logró parar la enfermedad. Aprovechó la epidemia para convencer al ejercito que sus estudios serían muy beneficiosos.

En 1931 Japón establece el estado títere de Manchukuo, en Manchuria al norte de China a modo de protectorado que existió entre 1931 y 1945. Pues bien, en 1932 Shiro Ishii y un equipo de científicos viajan a esta zona y deciden establecer allí un centro de investigaciones, inaugurándose dicho centro a finales de ese año.

En 1937 comienza la segunda guerra chino-japonesa, los japoneses usan gas contra los chinos y comprueban los resultados haciendo los análisis en este tipo de laboratorios. Shiro Ishii establece definitivamente su base de operaciones en PingFang a 20 km al sudoeste de Harbin (Manchuria), que mejor campo de pruebas para sus prototipos de armas bacteriológicas que todo el territorio chino ocupado.

La base del escuadrón 731 ocupaba una extensión de 32 kilómetros cuadrados y estaba formada por unas 3000 personas entre científicos y técnicos, los soldados que vigilaban el perímetro de la base eran del Kempeitai o policía política japonesa (el equivalente japonés de la gestapo alemana o el NKVD rusa).

La base estaba compuesta sobretodo de laboratorios, salas de pruebas y de una gran prisión donde siempre había un gran número de prisioneros (sobre todo chinos y coreanos), realmente eran los conejillos de indias de sus experimentos.

En dichos laboratorios, los científicos manipulaban y guardaban insectos (pulgas, garrapatas o moscas) y varios animales contagiados con la peste bubónica, antrax y gérmenes que provocaban la disentería. Una vez controlados (los animales), exponían a los prisioneros al contagio, una vez contagiados los estudiaban para saber el tiempo de incubación y desarrollo de la enfermedad, esperaban unos 4 o 5 días, y los que morían les hacían la autopsia y los que sobrevivían les hacían una vivisección, para observar lo que producía la bacteria en su interior y saber porqué resistían, a veces no hacía falta que resistieran simplemente se le aplicaba la vivisección simplemente para ver el desarrollo total de la bacteria en el cuerpo. Tras estos experimentos llegaron a crear la "Bomba de Pulgas", objetos de porcelana llenos de pulgas portadoras de estas enfermedades y las lanzaban en avión a las poblaciones chinas, viendo el tiempo de reacción, contagio y extinción de la población elegida.

En octubre de 1940 soltaron una bomba de bacterias sobre Chuhsien, provincia de Chechiang matando a 21 personas, en noviembre del mismo año lanzaron otra, provocando una epidemia que mató a 99 personas en Ningpo.

Otro de los experimentos consistía en contaminar las fuentes de agua de las poblaciones para ver la rapidez del contagio y propagación. Incluso repartían golosinas infectadas con antrax a la población infantil para ver y analizar su reacción.

También hacían estudios de resistencia que les ayudaba a proteger más a sus soldados en el frente. Estos estudios consistían en amputar alguna extremidad y dejar morir desangrado al infortunado, controlando el tiempo que tardaba en morir, repitiendo en estudio en diferentes sitios y con diferentes variables (en agua, a varias temperaturas, etc).

Los inviernos allí eran muy duros, temperaturas de -40 a -45º, exponían a los prisioneros o alguna parte de ellos, a esas temperaturas congelándolos y luego intentaban varias técnicas para descongelarlas o deshidratarlas, para saber cual era el método más efectivo para hacer frente a la congelación y así salvar a más soldados japoneses.

En esa base también se probaban el alcance de las armas y de la metralla recibida en las explosiones, para ello ataban a un poste al sujeto de pruebas y hacían estallar granadas y minas a diferentes distancias, haciendo luego la autopsia o vivisección pertinente para analizar los diferentes resultados. También ataban al sujeto en un poste y probaban el alcance de los lanzallamas y demás armas, colocándolas en diferentes distancias y analizando los resultados.

Realizaban pruebas de resistencia como por ejemplo, colocar el sujeto en cámaras centrifugadoras hasta su muerte, en cámaras de vacío hasta que morían, incluso les inyectaban aire en las venas o simplemente les dejaban colgados boca abajo hasta morir.

Los japoneses no se dejaron nada sin probar: hongos, fiebre amarilla, tularemia, hepatitis, gangrena gaseosa, tétanos, cólera, disentería, antrax, encefalitis de las garrapatas, venéreas, peste bubónica, enfermedades orientales, tifus, tuberculosis, malaria, diferentes venenos de serpientes y otros bichos.

La mayoría de los prisioneros murieron durante o por causas de la esfermedades, pero hubo otros que simplemente los ejecutaron por lo débiles que estaban, puesto que en ese estado los análisis no eran objetivos.

En 1945, despues de interrogar a numerosos prisioneros japoneses llega a oídos del mando americano la existencia del escuadrón 731 y de los experimentos que desarrollaban, y se da comienzo un proceso de investigación, que concluye tras varios años de interrogatorios y persecuciones, con la captura de Shiro Ishii. Y aqui viene lo espeluznante del caso.

El mando americano (que no aliado) hace un trato con Ishii, que consistió basicamente en que yo no te acuso, ni te condeno, ni mueres si nos das todos tus apuntes, datos, análisis y resultados de tus experimentos. Es más te vas a poner al frente de nuestra nueva división de armas biológicas, como es lógico se aceptaron los términos del acuerdo y el coronel Ishii murió en Tokio a los 63 años de edad de cancer de laringe, con casa, coche y en libertad. Los rusos hicieron lo mismo con aquellos científicos que capturaron, a pesar que también experimentaron con soldados rusos.


El proyecto se llamó "Operación Maruta", cuya traducción es "Tronco" y así es como denominaban a los sujetos de pruebas de las investigaciones, porque para ellos no eran personas, eran seres inferiores, pues eso: conejillos de indias.

En este proyecto murieron cerca de 200.000 personas de varias etnias, pero sobre todo chinos y coreanos, y no descartaban a nadie fuera anciano, hombre, mujer o niño. Vamos todo un orgullo para el emperador Hiro Ito, que ni siquiera fue imputado en el Tribunal de Guerra para Oriente.


Para aquellos que no sufran con imágenes violentas la película china "Los hombres detrás del Sol" explica muy bien los experimentos realizados por la Unidad 731 del ejercito imperial japones durante la segunda guerra mundial contra la poblacion china

miércoles, 12 de noviembre de 2014

7 de cada 10 veces que se administran antibióticos la infección es vírica


No se deben recetar antibióticos por un simple resfriado. Los antibióticos mejor reservarlos para esas enfermedades que si están diagnosticadas como bacterianas y en donde el antibiótico sí va a ayudar en la remisión de la enfermedad. Hay muchos doctores que detectan bacterias multirresistentes en pacientes hospitalarios y administran un antibiótico, pero ¿Qué ocurre si esa bacteria es colonizadora y el paciente no está inmunodeprimido? es decir está en el paciente pero no causa sintomatología. En ese caso tampoco se deben de administrar antibióticos. Obviamente tampoco se debería administrar antibióticos para engorde de ganado. Eso es como escupir en contra del viento

Tres inmunodeprimidos se mueren en Pontevedra por Pseudomonas

En apenas unas semanas, tres pacientes del Hospital Montecelo de Pontevedra han fallecido por una infección provocada, aparentemente, por una bacteria oportunista y multirresistente, una Pseudomona. Todo parece apuntar a que, en todos los casos, se trata de la misma bacteria, si bien es un extremo que aún tienen que confirmar los análisis que se están llevando a cabo.
Si a mediados de octubre murieron dos pacientes de 50 y 62 años, la fallecida hace escasos días tenía 25. Sin embargo, compartía con los dos primeros el hecho de que, como consecuencia de otras patologías previas, apenas contaba con defensas en su organismo. Es lo que se conoce como una persona inmunodeprimida.
La investigación interna de todos estos casos ha sido asumida por tres servicios hospitalarios: Medicina Preventiva, Hematología y Microbiología. Se trata de pesquisas complicadas, toda vez que tienen que investigar el historial clínico de los afectados. En cualquier caso, se descartó rotundamente que se pueda establecer una relación con algún quirófano del hospital.
En este sentido, Francisco Vázquez Vizoso, jefe del servicio de Medicina Preventiva, señaló ayer que una situación como la registrada en Montecelo es «moi habitual en calquera hospital do mundo. Nun momento determinado, pacientes que están moi enfermos, que están coas defensas moi baixas falecen desgraciadamente». Insistió en que «é algo que forma parte da cotidianeidade da vida dun hospital» y recalcó que se trataba de personas que se encontraban «coas defensas moi baixas e infectáronse por unha bacteria multirresintente».
Tras remarcar que el hecho de que se hubieran registrado tres muertes en tan corto período de tiempo es algo que les preocupa mucho, Vázquez Vizoso dejó claro que «é un factor de casualidade. Ten que ver, por exemplo, con que si nunha planta de hematoloxía hai moitos pacientes que non teñen defensas, evidentemente incrementase a probabilidade de que haxa un episodio deste tipo».

lunes, 10 de noviembre de 2014

Fagos macarras que incluso pueden controlar el nivel de peligrosidad de las bacterias


No todos los fagos destruyen a las bacterias que invaden, al menos no inmediatamente. Algunos infectan bacterias y permanecen dormidos en su interior. Los fagos algunas veces insertan sus propios genes en el cromosoma del hospedador. A veces esos fagos llevan en medio de sus genes, genes de otra bacteria. Es lo que en la jerga científica se llama “transducción” que es cuando los genes de una bacteria aparecen en otra y resulta que ha sido un fago el responsable de esa traslocación de genes. A veces esos genes que viajan de una bacteria a otra son peligrosos.
En la década de 1950, por ejemplo, se describió como la bacteria Corynebacterium diphtheriae causa la difteria, una enfermedad de las vías respiratorias altas, sólo cuando está infectada por un bacteriófago. El fago, de hecho, contiene un gen para la toxina que causa la difteria. Una historia similar se descubrió en la década de 1990 con el cólera. Esta enfermedad mortal se le achaca a Vibrio cholera, sin embargo son los genes de fagos en su interior los responsables de la toxina letal.
James M. Musser del "National Institute of Allergy and Infectious Diseases" en Hamilton, Montana y sus colegas se dieron cuenta al secuenciar los genomas de los Streptococcus grupo A (GAS) que gran parte del genoma eran genes de fagos y que estos eran los responsables de la virulencia de este grupo que causa desde carraspera hasta la fiebre reumática que afecta al corazón o el síndrome del choque tóxico. Musser también ha descrito como cuando ciertas células del sistema inmune devoran bacterias GAS, éstas activan varios genes provenientes de fagos para bloquearlas y evitar su destrucción.
Otras veces los fagos van más allá de repartir genes de toxinas entre las bacterias. Matthew K. Waldor de la Tufts University School of Medicine en Boston a comprobado que a veces incluso pueden controlar la liberación de esas toxinas. Por ejemplo, la famosa Escherichia coli. E. coli es una bacteria comensal inocua de nuestro intestino. Algunas cepas de E. coli producen una toxina, conocidad como Shiga que puede causar la muerte, es lo que se llama envenenamiento alimentario. El gen de esta toxina es parte del genoma de un fago que está integrado en algunos cromosomas de ciertas cepas de E. coli. El gen de la toxina sólo se vuelve activo cuando el fago comienza a reproducirse en el interior de la bacteria. ¿Por qué? Pues por que cuando el fago rompe la bacteria la toxina se libera causando el daño en las personas portadoras.
El grupo de Waldor ha descubierto que la ciprofloxacina (un antibiótico tipo fluoroquilona) activa genes de los fagos incrementando la producción de la toxina Shiga. Esto también ha sido observado por John F. Prescott de la "University of Guelph" en Ontario: las fluroquinolonas inducen la actividad del genoma del fago que normalmente está "dormido" en el genoma de Streptococcus canis, una bacteria de la flora normal de perros y otros animala. Si se usan estos antibióticos en animales el fago se activa y se han observado casos severos de shock tóxico y infecciones tipo comecarne en perros infectados con Streptococcus canis.


Publica o muere: lucha de clases en la ciencia

Allstars: Congreso Solvay de 1927
Allstars: Congreso Solvay de 1927

Artículo de Ernest Castro publicado en El Diario

La última semana de octubre la revista Nature publicó una  lista de los 100 artículos científicos más citados de todos los tiempos. La lista, hecha a partir de la base de datos de Thompson Reuters, sorprende en primer lugar por el número de artículos indexados: 58 millones. Según una analogía muy plástica, si se imprimieran y se amontonaran las portadas de cada uno de los artículos indexados, la pila resultante tendría la altura del Kilimanjaro.
Poca cosa si tenemos en cuenta que el montón quiere abarcar toda la investigación científica realizada por la especie humana desde el comienzo de los tiempos, o mejor dicho, desde que se descubrió el llamado paper, esa constante ontológica universal. En realidad solo abarca hasta 1900, primer año del que Thompson Reuters tiene noticia de la emisión de papers, y desde entonces hasta 2002, según una estimación de la revista Population Today, han vivido sobre la Tierra unos 9.815 millones de personas, con lo que tocamos a 0,06 artículos per cápita, lo que demuestra hasta qué punto la investigación científica tiene tanta popularidad mundial y secular como la pelota vasca fuera del País Vasco.

Casta y proletariado del saber

La segunda sorpresa es la desigual distribución de las citas. En la investigación científica, igual que en el capitalismo de amiguetes políticamente promiscuos, todos somos iguales, pero unos más que otros. La mayoría de los artículos, 25 millones, carecen de toda cita. Son el proletariado del saber. 18 millones tienen entre 1 y 9 citas. Se creen clase media pero apenas llegan a fin de mes. La verdadera clase media son los 13 millones que tienen entre 10 y 99. Y entre los ricos, el millón que tiene entre 100 y 999 parece pobre al lado de los 14.000 privilegiados (el 0,0002%) que tienen entre 1.000 y 99.000, dejando a un lado los 148 on top of the world con más de 10.000 referencias.
Como Nature no revela sus microdatos, tenemos que hacer una estimación sobre la distribución de la “riqueza” dentro de cada “clase social del saber” si queremos sacar una cifra que pueda grabarse en una pancarta o enunciarse en una campaña electoral. Como va de suyo que queremos hacerlo, ahí lo llevas: basta suponer una distribución homogénea dentro de cada grupo para determinar que hay una casta del saber formada por el 24% más rico que concentra el 93% de la riqueza. ¿Y qué pasa con el 76% restante? ¡ Cita básica universal ya! Etcétera.
Ahora en serio, la distribución es muy poco meritocrática si atendemos a los criterios de relevancia científica tradicionales, esto es, heredados del positivismo lógico. Las teorías sintéticas, coherentes y predictivas brillan por su ausencia en los puestos más altos de un Top 100 dominado por campos como la Density Functional Theory (DFT) o la bioinformática, que básicamente facilitan el manejo de datos a los físicos y biólogos. En palabras de Peter Moore, profesor emérito de química por la universidad de Yale, “si lo que quieres son citas, si inventas un método que facilite o posibilite que la gente haga los experimentos que desea, llegarás mucho más lejos que, digamos, si descubres el secreto del universo”.
La escala que hay entre un paper de clase media alta (80 citas) y el artículo de Watson y Crick sobre la estructura del ADN (5.207 citas) es la misma que hay entre este texto fundacional y el número uno de la tabla, Protein measurement with the folin phenol reagent (305.148 citas), donde Lowry y cia describen un método de 1951 para cuantificar las proteínas que, según los expertos, está ahora mismo desfasado. Igual que el método expuesto por Bradford y cia en el artículo de 1977 que tiene la medalla de bronce de este raro podio: 155.530 citas a un texto caduco.

El triunfo de la burocracia científica frente a la creatividad

Ya que la ciencia avanza descartando como imperfecto el conocimiento del presente, es una buena noticia que los artículos más citados de la historia reciente de la investigación científica estén anticuados porque eso quiere decir que el citacionismo, la tentación de hacer de la bibliografía una celebración estratégica de las autoridades, no ha cegado la búsqueda en última instancia de la verdad en ciertos campos. El saber científico, igual que la Biblia, no necesita de pasajes entre comillas, de notas a pie de página o de nombres con apellidos, basta con aprender a resolver problemas concretos para ser capaz de reproducir personalmente los descubrimientos que han realizado otros.
La sombra de Thomas Kuhn es muy alargada
La sombra de Thomas Kuhn es muy alargada
El volumen de publicaciones científicas, imposible de asimilar por cualquier humano, y la falta de correspondencia que hay entre los artículos más referidos y los más interesantes (Lowry reconoció públicamente que su best quoted de 1951 era en verdad una birria de artículo) demuestra las limitaciones estructurales de ciertos índices de impacto, así como las ventajas del peer review sobre un sistema de publicaciones científicas sin barreras de entrada y solo juicios de calidad a posteriori.
En términos kuhnianos, estamos ante el triunfo de la ciencia normal sobre la revolucionaria, de los burócratas del conocimiento sobre los genios creativos, del programa de investigación sobre la hipótesis arriesgada. Pero tampoco exageremos: los burócratas no son tan inútiles, como demuestra la biografía de Feynman, una de las personas más capaces que ha tenido el siglo XX, habiendo destacado en campos como la percusión brasileña o la etología de las hormigas, cuya principal contribución a la física de partículas son unos diagramas de aspecto infantil, casi unos garabatos, que permiten visualizar y simplificar increíblemente las operaciones.
Y los genios no son tan necesarios —véase el atascamiento en que se encuentran las disciplinas sin disciplina de las humanidades, indisciplina recientemente contrastada en un análisis del impacto de las revistas de prestigio sobre su propio campo, donde se evidencia hasta qué punto Internet no ha cambiado los patrones de cita (y por tanto de lectura) de los llamados investigadores de humanidades desde 1995, a diferencia de lo que ha pasado en matemáticas o en economía, con la apertura de espacios como arXiv.org, ni entonces ni ahora los humanistas consultan sus propias publicaciones académicas. Cada genio en su casa y la ciencia en la de todos.

martes, 4 de noviembre de 2014

PhagoBioDerm: un producto para tratar infecciones bacterianas multirresistentes en quemaduras

En el Instituto Eliava (Tiflis, República de Georgia) han desarrollado un producto denominado PhagoBioDerm para curar las infecciones bacterianas que se producen en las quemaduras. Se trata de una matriz de polímero embebida en una mezcla de bacteriófagos con actividad lítica frente a Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa, Escherichia coli, Streptococcus y Proteus. Esta matriz se ha utilizado con éxito en el tratamiento de pacientes con quemaduras infectadas por cepas de S. aureus multiresistentes que no respondieron a ningún tratamiento con antibióticos. La composición es este producto es: Ciprofloxacina (un antibiótico), benzocaína (un anestésico), los fagos, α-Quimotripsina (proteasa que destruye el tejido necrótico) y por último el polímero biodegradable.

http://www.intralytix.com/images/PhagoDermLg.jpg
Bacteriofagos en PhagoBioDerm™ ayudan a limpiar la herida de S. aureus multirresistente a antibióticos. Fuente: Intl. J. Dermatology, 2002, 41: 453-458

Cazadores de fagos en Cornualles

 He descubierto este blog:

http://coastalpathogens.wordpress.com/2012/09/17/the-hunt-for-phages/

Unos colegas de Exeter en Cornualles, Inglaterra que trabajan en fagos.


 Publicaron esta foto en su blog. La diferencia de tipo de calva lo achacan a diferencias en la concentración de fago. Puede ser... yo normalmente plaqueo 5 ul de mi solución de fagos. Si plaqueo en placas de cepas distintas de la misma bacteria en unas placas veo la morfología 3 y en otras la 1. ¿Es eso debido a la distinta concentración de fagos?. Tendría que poner más controles :)

Una joyita: "Semmelweis" por Louis Ferdinand Celine

Celine es uno de los mejores escritores de la literatura universal. Mi sorpresa es que haya escrito un ensayo novelado sobre la figura de Semmelweis, uno de los padres de la antisepsia. Semmelweis, para los que hayáis leído a Celine, podría ser un personaje de sus novelas. Este médico húngaro (1818-1865) se obsesionó con los elevados porcentajes de muertes en los dos paritorios del hospital vienés en donde trabajaba. Su jefe, el Dr. Klein se negaba a seguir sus recomendaciones que no eran otras que obligar a los estudiantes, que muchas veces venían de hacer disecciones de cadáveres, a lavarse las manos con cloruro cálcico. Semmelweis sufrió el rechazo de la mayoría de médicos de su entorno, incluso obstetras de prestigio americanos hacían burla de sus recomendaciones. Al final las pruebas a favor de sus ideas eran tan abrumadoras que se empezaron a seguir sus recomendaciones. La tasa de mortalidad entre las parturientas bajó a 0.23%.

https://dl.dropboxusercontent.com/u/17322746/L.F.C.-Semmelweis.pdf

Celine le dedicó a Semmelweis un ensayo novelado.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Bioarte con microorganismos



Selin Balci estudió ingeniería forestal en la Universidad de Estambul y trabajó como microbióloga en Estados Unidos. Como muchos científicos, decidió escapar del ambiente estrecho del laboratorio para unir arte y ciencia. Entonces decidió estudiar Bellas Artes en la Universidad de Virginia.

Al igual que Fleming, el padre de la penicilina, que también hacía cuadros con microorganismos, Balci dibuja sobre lienzos utilizando hongos y bacterias. Juega con texturas y colores para crear imágenes. Según explica “El micromundo es atractivo, bello y potencialmente peligroso. Creo que hay comportamientos de estos organismos vivos simples muy cercanos a las acciones y motivaciones de los humanos”. Hay que decir que sus cuadros están vivos y cambian con el tiempo. No se yo si les hará gracia a sus potenciales compradores :)

Probióticos contra la tuberculosis

El probiótico es un suplemento alimenticio que tiene la función de moderar la respuesta inmune del cuerpo cuando se infecta por la bacteria y ha sido desarrollado después de constatar que las personas infectadas enferman por una reacción inflamatoria exagerada contra el bacilo. Los resultados de este ensayo se han presentado en la Conferencia Mundial de Salud Pulmonar que se celebra en Barcelona con la participación de más de 3.000 especialistas.

Según ha informado el Hospital de Can Ruti, prevenir el desarrollo de tuberculosis en personas con riesgo de estar infectadas sin necesidad de confirmar que el bacilo está dentro de su cuerpo es el objetivo de Nyaditum resae, un probiótico fabricado en Badalona (Barcelona) en el último año y medio y validado gracias a un ensayo clínico con humanos.

Con un coste de menos de 5 euros al año, se espera que a partir de 2015 este suplemento alimenticio pueda empezar a beneficiar a miles de personas, especialmente a ciudadanos de países en vías de desarrollo, que es en donde la tuberculosis causa más muertes.

AYUDA A TOLERAR LA BACTERIA
El probiótico, que está basado en la necesidad que el cuerpo tolere la bacteria en lugar de quererla erradicar, es una creación de la Unidad de Tuberculosis Experimental (UTE) del Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud Germans Trias i Pujol (Institut Germans Trias).

Este equipo de investigadores, liderado por el doctor Pere-Joan Cardona, se dedica desde 1997 a la tuberculosis y es conocido internacionalmente por haber hecho numerosas aportaciones innovadoras en referencia a las causas de la enfermedad. Por ejemplo, ha concluido que las personas infectadas que enferman lo hacen porque su cuerpo genera un respuesta inflamatoria demasiado intensa contra las bacterias, lo que termina siendo perjudicial para el propio cuerpo. También han descubierto que el tratamiento con antiinflamatorios comunes, como el ibuprofeno, ayuda a curar la enfermedad.

Después de todo esto, los investigadores de la UTE han decidido buscar un mecanismo no farmacológico para regular la respuesta inflamatoria y evitar que sea exagerada y que cause la enfermedad. Así, han creado un suplemento alimenticio fabricado a partir de una micobacteria, de la misma familia que el que causa la tuberculosis, llamada Mycobacterium manresensis, y que fue descubierta en el agua del río Cardener (Barcelona) e identificada por primera vez por los investigadores de la UTE.

EN COMPRIMIDOS O EN POLVO
Según los investigadores, el probiótico derivado de la bacteria, al ser administrado en comprimidos o en polvo durante dos semanas, hace que el cuerpo aprenda a tolerar de forma natural la micobacteria de la tuberculosis, de forma que la respuesta inflamatoria que genera contra este microorganismo, en caso de infección, es menos intensa. Eso evita que se desarrolle la enfermedad, como han logrado demostrar primero en ratones y ahora en ensayos con humanos.

"Cuando tomas por vía oral un probiótico como este de forma repetida, el sistema inmune lo acaba considerando un alimento, como si se acostumbrara. Así es como generamos la tolerancia del cuerpo a este tipo de micobacteria y evitamos una reacción demasiado intensa contra la bacteria de la tuberculosis", ha explicado Cardona. El producto se patentó como Nyaditum resae en 2013 y luego el Instituto Germans Trias creó una spin-off en colaboración con el CIBER Enfermedades Respiratorias del Instituto Carlos III, para poder producirlo y comercializarlo.

Así nació Manresana de Micobacteriologia SL'(Manremyc), que acaba de ampliar capital para viajar a la India con la finalidad de buscar socios licenciatarios para distribuir el producto. El ensayo se ha llevado a cabo este verano en el Hospital Germans Trias con la participación de 51 voluntarios, 21 de los cuáles infectados por tuberculosis. Los resultados hechos públicos este sábado demuestran que los voluntarios, después de tomar el probiótico, aumentan significativamente su porcentaje en sangre de células que han de permitir generar tolerancia a la presencia del microorganismo, informó Efe.