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lunes, 10 de noviembre de 2014

Fagos macarras que incluso pueden controlar el nivel de peligrosidad de las bacterias


No todos los fagos destruyen a las bacterias que invaden, al menos no inmediatamente. Algunos infectan bacterias y permanecen dormidos en su interior. Los fagos algunas veces insertan sus propios genes en el cromosoma del hospedador. A veces esos fagos llevan en medio de sus genes, genes de otra bacteria. Es lo que en la jerga científica se llama “transducción” que es cuando los genes de una bacteria aparecen en otra y resulta que ha sido un fago el responsable de esa traslocación de genes. A veces esos genes que viajan de una bacteria a otra son peligrosos.
En la década de 1950, por ejemplo, se describió como la bacteria Corynebacterium diphtheriae causa la difteria, una enfermedad de las vías respiratorias altas, sólo cuando está infectada por un bacteriófago. El fago, de hecho, contiene un gen para la toxina que causa la difteria. Una historia similar se descubrió en la década de 1990 con el cólera. Esta enfermedad mortal se le achaca a Vibrio cholera, sin embargo son los genes de fagos en su interior los responsables de la toxina letal.
James M. Musser del "National Institute of Allergy and Infectious Diseases" en Hamilton, Montana y sus colegas se dieron cuenta al secuenciar los genomas de los Streptococcus grupo A (GAS) que gran parte del genoma eran genes de fagos y que estos eran los responsables de la virulencia de este grupo que causa desde carraspera hasta la fiebre reumática que afecta al corazón o el síndrome del choque tóxico. Musser también ha descrito como cuando ciertas células del sistema inmune devoran bacterias GAS, éstas activan varios genes provenientes de fagos para bloquearlas y evitar su destrucción.
Otras veces los fagos van más allá de repartir genes de toxinas entre las bacterias. Matthew K. Waldor de la Tufts University School of Medicine en Boston a comprobado que a veces incluso pueden controlar la liberación de esas toxinas. Por ejemplo, la famosa Escherichia coli. E. coli es una bacteria comensal inocua de nuestro intestino. Algunas cepas de E. coli producen una toxina, conocidad como Shiga que puede causar la muerte, es lo que se llama envenenamiento alimentario. El gen de esta toxina es parte del genoma de un fago que está integrado en algunos cromosomas de ciertas cepas de E. coli. El gen de la toxina sólo se vuelve activo cuando el fago comienza a reproducirse en el interior de la bacteria. ¿Por qué? Pues por que cuando el fago rompe la bacteria la toxina se libera causando el daño en las personas portadoras.
El grupo de Waldor ha descubierto que la ciprofloxacina (un antibiótico tipo fluoroquilona) activa genes de los fagos incrementando la producción de la toxina Shiga. Esto también ha sido observado por John F. Prescott de la "University of Guelph" en Ontario: las fluroquinolonas inducen la actividad del genoma del fago que normalmente está "dormido" en el genoma de Streptococcus canis, una bacteria de la flora normal de perros y otros animala. Si se usan estos antibióticos en animales el fago se activa y se han observado casos severos de shock tóxico y infecciones tipo comecarne en perros infectados con Streptococcus canis.


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