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viernes, 12 de junio de 2015
Gestores científicos: mejor un solo mono borracho
La idea original del teorema de los infinitos monos fue planteada por Émile Borel en su libro Mécanique Statistique et Irréversibilité, publicado en 1913. Originalmente, Borel sostenía que si se pusiese a un millón de monos a mecanografiar durante diez horas al día era extremadamente poco improbable que pudiesen producir algo legible. Pues bien, si pensamos en la inteligencia de los gestores de ciencia sobran 999.999 monos. Es más si tenemos la oportunidad de emborrachar al único mono estaremos más cerca de obtener un resultado cercano a un proyecto de ley de ciencia.
Ayer me llegó una factura para pagar un servicio de microscopía electrónica. Uno de los subapartados de la factura era el concepto de: PROPINA. Obviamente la persona que generó la factura no sabe que no se pueden pagar conceptos no presupuestados con dinero de fondos destinados a la investigación. Al margen de eso... ¿Quién es tan tonto de pagar una propina por un servicio? ¿Pagarías una propina al comprar un iPhone?
Para poner un ejemplo de como se gestiona la ciencia os dejo el enlace del blog La ciencia y sus demonios que cuenta con realismo la cantidad de tiempo y dinero que se gasta en España para controlar un p**o bote de Mistol (detergente para lavar platos). Ese tipo de hechos contrastan vivamente con noticias como que la linea 9 de metro de Barcelona ha costado 7 veces más de lo anunciado SIETE VECES. Ahí era a donde se tenían que ir los gestores del bote de Mistol.
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