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miércoles, 22 de junio de 2016

Los filtros de cerámica negra se doctoran

Pues si, Laura Guerrero, la impulsora de la investigación sobre filtros de cerámica negra como método para eliminar virus del agua contaminada ya es doctora por la Universitat de Barcelona.

Uno de mis objetivos en la vida es rodearme de personas tan carismáticas y buenas como Laura Guerrero. He conseguido que Laura se venga a Quito el 15 de julio para trabajar en los filtros con una beca de la SEIMC por tres meses. Laura me pidió estos meses atrás si podía echarle la mano a un amigo suyo que se venía a Quito. Ese amigo resultó ser Sergi Cardona, un psicólogo que trabaja en resolución de conflictos. Lo que en principio fue un favor se convirtió en un regalo porque el Sergi es una joya de persona (un poco ruidoso, eso si, pero no se puede tener todo) que me ha encantado conocer y considerar amigo mío.

Las fotos más abajo son de la tesis doctoral de Laura.
Si, además de doctora, Laura se ha reproducido y ha pasado sus genes a la siguiente generación

No hay éxito que se precie sin una adecuada celebración

La divulgadora científica y actriz Míriam Martí apreciando las fotos del trabajo de campo de Laura Guerrero

Durante el momento de la defensa de la tesis

Laura repartiendo ciencia

Josep Matés, alfarero, colaborador en el trabajo de tesis. Él tuvo la idea de la cerámica negra

Los filtros de laboratorio que han servido para demostrar que la mayoría de sales no servían para eliminar virus ahora cumplen otra función como macetas

Laura con asistentes a su disertación de tesis

viernes, 17 de junio de 2016

Columna de Vinogradski

La Columna de Vinogradski 
Por 20$ tenemos una magnífica columna de vidrio
En el fondo de la columna de vidrio pondremos papel de periódico (una fuente de carbono) y huevos (fuente de azufre).
La columna 24 horas después. El lodo se ha sedimentado y no han empezado a crecer las algas.
Cuatro días después de haber montado la columna los gusanos del lodo están arriba de todo buscando oxígeno. En unos días morirán. El agua está verde de cianobacterias y en la capa superior han empezado a crecer la lenteja de agua. Se observan como las burbujas de gas llenan los túneles de los gusanos. Estas burbujas de gas son CO2, metano, sulfhídrico...

Una semana después de haber montado la columna: los gusanos se han muerto por falta de oxígeno. Hay tantas algas que el agua parece marrón. La superficie está llena de algas verdes que atrapan burbujas de gases (CO2, metano, sulfhídrico).
Dos semanas después de iniciar la columna. El agua está totalmente verde. Las algas se acumulan en el fondo dando una tonalidad verde más oscura. Donde estaban los gusanos no crecen algas, empiezan tres cm más abajo. Es muy curioso notar como las algas crecen a la derecha pero no a la izquierda. Eso se debe a que el lado izquierdo del tubo está menos expuesto a la luz del Sol. Todavía no se ven bandas de otros colores que no sea el verde.

En busca de la empatía


Al volver a España después de un postdoc de 5 años en Michigan, EEUU, mi mujer me hizo saber que había perdido habilidades sociales -”No miras al camarero cuando le pides un café”- me dijo. En ese momento decidí hacer teatro. Teatro científico. Esta actividad me permitió conocer gente maravillosa. 

Lo primero que hice fue escribir y producir la obra de teatro “Comando Antibiótico contra la bacteria mutante”. Esta obra se representó 70 veces en gallego por toda la comunidad gallega. También se representó en español en el Congreso de Teatro Científico de Mérida y en el Museo de Ciencias de Valladolid
Como actor he trabajado en la obra “Qué trabajo tan curioso” producida por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Esta obra la representamos en el Festival de Artes Escénicas de Galicia y también en el Congreso de Teatro Científico de Mérida. También como actor he representado la obra “Todo por una eñe” en el Museo Nacional de Ciencias y Tecnología de A Coruña. En este mismo museo he sido el encargado de programar dos robots actores: Pepexán y Marilú. Estos dos robots representan todos los días diversos shows. 
En colaboración con el Director de la Casa de las Ciencias de A Coruña realizamos, como actor y realizador de gráficos, el cortometraje “Viaje por el Sistema Solar”, en la que hago de periodista. Esta obra se representó en el planetario de esta ciudad. También he realizado una fotonovela advirtiendo que no se debe lavar el pollo.

Con todos los amigos que he hecho realizando estas actividades creamos la Asociación Gallega de Divulgación científica. Con esta asociación hemos hecho Carnaval Científico en la calle, festivales “Por amor al arte” en colaboración con miembros de la Orquesta Sinfónica de A Coruña.

El próximo jueves 30 de junio doy un taller titulado: "En busca de la empatía: charla sobre la evolución personal de un investigador que lo lleva de los laboratorios a los escenarios". Pondré fotos :)

miércoles, 15 de junio de 2016

Triclosán

Whether you’re coming home from an airport fluttering with international germs, a daycare full of sticky-fingered toddlers, or just a grimy office building, scrubbing your hands with bacteria-busting soap seems like a great idea. But the data that have washed up on the cleansers in recent years suggest that they actually do more harm than good—for you, those around you, and the environment.
Scientists report that common antibacterial compounds found in those soaps, namely triclosan and triclocarban, may increase the risk of infections, alter the gut microbiome, and spur bacteria to become resistant to prescription antibiotics. Meanwhile, proof of the soaps’ benefits is slim.
There are specific circumstances in which those antimicrobials can be useful, civil engineer Patrick McNamara of Marquette University in Milwaukee told Ars. Triclosan, for instance, may be useful to doctors scrubbing for minutes at a time before a surgery or for hospital patients who can’t necessarily scrub with soap but could soak in a chemical bath. Triclosan and triclocarban do kill off bacteria during long washes. But most people only clean their hands for a few seconds. “There’s evidence that there is no improvement with using soaps that have these chemicals relative to washing your hands under warm water for 30 seconds with soaps without these chemicals,” he said.
And the point hasn’t been lost on the US Food and Drug Administration. Though the agency ruled years ago that triclosan and other antimicrobials are safe, it’s now revisiting claims that the chemicals make soaps and other personal care products better. The FDA has asked antibacterial soap makers to send in data showing that their soaps beat out regular soaps at keeping people germ-free and healthy. The agency expects to announce this September whether the submitted data pass muster. If they don't, the companies that make up the $5.5 billion soap market may be forced to ditch the chemicals entirely.
Sullied Soaps
In the meantime, however, researchers seem to be digging up more and more dirt on the chemicals, particularly triclosan. This antimicrobial is widely used in not just hand soaps, but body washes, shampoos, toothpastes, cosmetics, household cleaners, medical equipment, and more. And it’s just as pervasive in people as it is in homes and clinics. Triclosan easily enters bodies by ingestion (think toothpaste) or skin absorption. It’s commonly found in people’s urine, blood, breast milk, and even their snot.
2014 study led by microbiologist Blaise Boles of the University of Michigan in Ann Arbor tested 90 adults and found that 41 percent (37 people) had triclosan-laced boogers. Antimicrobial-snot paradoxically doubles your odds of having the potentially-infectious Staphylococcus aureus bacteria up your nose.
In rats exposed to triclosan, Dr. Boles and his colleagues found that triclosan exposure made it more difficult, not less, for the rodents to fend off Staph invasions. Triclosan seems to make the bacteria “stickier”—better able to adhere to proteins and surfaces. That stickiness could be why Staph is so good at hunkering down in the schnoz, setting the stage for future infections.
Other researchers have been looking at how triclosan and other antimicrobials may alter microbial communities further down from the nose—in the gut.
Microbiologist Thomas Sharpton of Oregon State University and his colleagues are currently studying triclosan’s effect on the gut microbiomes of zebrafish, a model organism for vertebrate development. Their preliminary data suggest that the antimicrobial causes swift, sweeping changes in the zebrafish gut microbiome, altering both diversity and community structure.
In another study, presented April 1 at the Endocrine Society's 98th annual meeting in Boston, researchers report that mother rats exposed to triclocarban—an antimicrobial used most frequently in bar soaps—passed on the chemical to their pups. The study, led by public health researcher Rebekah Kennedy of the University of Tennessee, Knoxville, also found that the chemical altered the microbiomes of both the mothers and the babies.
"Our research adds to the growing body of scientific literature suggesting unintended health consequences related to non-prescription antimicrobial use and will allow pregnant and nursing mothers to make informed decisions regarding use of these antimicrobial products," said Dr. Kennedy.
But, Dr. Sharpton cautions, we don’t know yet if such microbiome changes are lasting or if they spark health effects. “We’re really are in the beginning days of understanding how to interpret changes in the microbiome,” he said to Ars.
Still, previous studies have linked dampened diversity and rapid microbial changes from prescription antibiotics to health effects, such as a greater risk of intestinal infections. The results certainly warrant follow-up research, both Sharpton and Kennedy said.
Flush with chemicals
While researchers continue to work out what antimicrobials do while they’re in people’s bodies, Dr. McNamara of Marquette University focuses on what the chemicals do once people pee them out or wash them down the drain. McNamara and his colleagues have been tracking both triclosan and triclocarban in wastewater treatment plants, where both chemicals can accumulate.
In a 2014 study, McNamara’s research team found that triclosan messed with the microbial communities that break down sewage, in some cases sabotaging their ability to digest the sludge. The chemical also caused a spike in the presence of a gene called mexB in the sewage microbes. This gene codes for a pump that allows bacteria to simply kick out triclosan before it can kill them off. This pump, McNamara hypothesizes, also spits out common prescription antibiotics, such as ciprofloxacin. In experiments, bacteria with mexB were resistant to antibiotics, too.
In a January study, McNamara, his graduate student Daniel Carey, and colleagues found that triclocarban had the same effect as triclosan—it also disrupts the microbial communities that digest sewage and spurs bacteria to become resistant to drugs.
From wastewater treatment plants, these superbugs can leak out into waterways, wildlife, and potentially back to people, McNamara told Ars.

While some experts are hopeful that actions by the FDA and state regulators may nix the use of these chemicals in commercial products, McNamara thinks consumer choices may be the most powerful way to reduce use of the chemicals. People could use regular soap or ethanol-based sanitizers and have effective, less risky cleansers, he said. “There’s a way that we can still keep our hygiene without having these extra chemicals.”

http://bacteriasactuaciencia.blogspot.com/2011/06/el-triclosan-es-malo-menos-para.html




http://tntoday.utk.edu/2013/06/27/study-chemical-antibacterial-soaps-harm-nursing-babies/

martes, 14 de junio de 2016

IV Encuentro Internacional de Investigación en Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical

He presentado el trabajo en el IV Encuentro Internacional de Investigación en Enfermedades Infecciosas y Medicina Tropical celebrado en Quito.
La identificación que me han dado en este simpático congreso es igualmente simpática:
Pues eso: ¡Trabajo libre!

miércoles, 8 de junio de 2016

Primero fue el huevo

Cuando era pequeño se oía este tipo de pregunta ¿Quién fue primero, el huevo o la gallina? las personas que te lo preguntaban ponían cara de ¡Oh, gran enigma!. Después de 25 años de estudio de la biología puedo asegurar que primero es el huevo (Y aprovecho para poner cara de ¡Después de 25 años de estudio de la biología! pena que no tenga una perilla para atusármela). De hecho seguimos siendo un huevo. Desde un punto de vista biológico sólo somos un huevo. Me explico. Cuando se fecunda un óvulo, éste empieza a dividirse. A las pocas divisiones ya se sabe que células van a ser las células sexuales, esto es, las únicas células del cuerpo humano que tendrán la oportunidad de pasar a la siguiente generación. Nuestros cuerpos son solo el contenedor de esas células que tendrán la oportunidad de pasar a la siguiente generación. Por supuesto esta es una visión reduccionista, pero desde un punto de vista biológico sólo importa aquellas células que se transmiten, esto es, el huevo. Fuimos huevo porque procedemos de un protozoo unicelular, y seguimos siendo un protozoo unicelular, un protozoo que pasa el 99.999999999999999999% de su tiempo con sus cromosomas repartidos entre dos células haploides: el óvulo y el espermatozoide.

Cinco mil muertos por inanición

Un total de 4.151 niños de La Guajira murieron entre 2008 y 2013, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia (DANE): 278 por desnutrición, 2.671 por enfermedades que pudieron haberse tratado y 1.202 porque no alcanzaron a nacer. En otros informes he comprobado que 37.000 padecen desnutrición y al menos cinco mil muertos por inanición. Sin embargo, las autoridades tradicionales wayúu nos dicen que el número de fallecimientos puede acercarse a los 14.000 menores, debido a que el sub-registro de nacimientos y muertes en ese departamento es muy alto.
En la plaza Bolívar de Bogotá, 500 ataúdes simbolizaron a los miles de menores de una minoria étnica que han muerto de hambre. Fuente.


jueves, 2 de junio de 2016

Los estragos de la tuberculosis en las minas de oro del Ecuador

Entrada dedicada a Jaime Gía compañero docente y amigo.
Este libro trata de la explotación de las minas de oro de Portovelo, provincia del Oro, Ecuador, durante los años 20 y 30 del siglo XX. El libro narra la explotación feroz de los trabajadores de las minas auríferas. La tuberculosis causaba estragos en una era anterior a los antibióticos. Hoy en día no podemos ni imaginar el coste social de esta enfermedad bacteriana.

Extracto del libro "Oro y sangre en Portovelo" de Ricardo A. Paredes. Página 77: "Una tragedia familiar es la de la viuda señora Francisca Jaramillo de Pineda: Puede resumirse en el siguiente cuadro, así: Su primer esposo, minero, murio de tuberculosis; dos hermanos suyos murieron a consecuencia de explosión en una chimenea de la mina. Su segundo esposo, Manuel Pineda, tuberculoso, murió aplastado en una mina; su hijo, Manuel Porfirio Pineda, murió tuberculoso en la mina. Su cuñado Atanasio Peláez murió de un disparo en la mina; otro cuñado, hermano del esposo, Josefino Bravo, murió de tuberculosis. Su primo, Abeatar Bustamante, murió de tuberculosis; otro primo, hermano del anterior, Ramón Bustamante, murió tuberculoso. Todos éstos han sido trabajadores de las minas. A la viuda le queda solamente un hijo: Manuel Reinera Pineda. A esta viuda, señora muy valerosa, la Compañía (SADC "South American Development Company) le ha perseguido cruelmente.

El libro presenta muchos datos. Es curioso señalar que si bien el gasto de salarios no representaba un porcentaje significativo de los gastos de explotación en ningún momento los responsables de la mina se les pasó por la cabeza aumentar ese porcentaje para mejorar la condición de los obreros. La ausencia de una legislación que protegiese los derechos de los trabajadores permitió que perfiles psicológicos cercanos a la sociopatía impusiesen unas condiciones de trabajo draconianas que acabaron con la salud de los trabajadores. Cuando el trabajador enfermaba de tuberculosis se les daba un "descanso" sin paga que se hacía definitivo porque ese trabajador ya no pasaría nunca más las pruebas médicas de admisión en la compañía.

Cuando alguien se enferma con una bacteria como la de la tuberculosis el problema no es exclusivamente, es también un problema social. En el Decámeron del escritor Boccaccio se narra como la peste, originada por la bacteria Yersinia pestis, llega a Florencia en el año 1348 DC. El escritor nos cuenta cómo reaccionan los florentinos a esa epidemia: unos se aíslan en la ciudad esperando mejores tiempos; otros se dedican a vivir cada día como si fuese el último, otros escapan de la ciudad. En el caso de la tuberculosis, en 2004, alrededor de 14,6 millones de personas tenían la enfermedad activa con 9 millones de nuevos casos. Anualmente se estima que mueren 2 millones de personas de esta enfermedad. El tratamiento de esta enfermedad dura varios meses empleando más de dos antibióticos. Un tratamiento muy difícil de seguir para pobres y personas con estilos de vida desestructurados como adictos a drogas, sin techo y población carcelaria.
 Prevalencia estimada de tuberculosis por cada 100.000 habitantes en el año 2007 por países. Fuente
Lo que nos dicen estas cifras es que es una enfermedad que ataca a los pobres. Lo mismo que los obreros sin derechos del Portovelo ecuatoriano, sólo enferman y mueren aquellos que son víctimas de la explotación, de la injusticia y de la alienación. Esta enfermedad estará entre nosotros, felices florentinos aislados en nuestros palacios, aunque no lo queramos, estaremos a su vera cuando alguien estornude a nuestro lado en el metro. Cuando aparezca la enfermedad tendremos que tomar antibióticos durante 6 o 9 meses. Algún día loco utilizará este tipo de bacteria, y aún peores porque estarán modificadas para hacer daño y se repetirá la historia de la peste. Hay que recordar que la peste es llevada a Italia en el S XIV por mercaderes genoveses que huyen de una ciudad asediada en la península de Crimea por los mongoles. Los mongoles arrojaban cadáveres que se habían muerto de peste. De esa manera los habitantes de la ciudad empezaron a morir como moscas. Los mercaderes huyeron llevando el mal con ellos. Solo hay una forma de escapara este Jinete de la Apocalipsis: evitando los conflictos y la desigualdad social y ahondar en nuestro conocimiento.