https://www.goteo.org/project/filtros-de-agua-ceramicos-para-ecuador
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martes, 27 de diciembre de 2016
Campaña de crowdfunding para construir horno cerámica negra en el Ecuador
Empezamos nuestra campaña para recaudar los 4000 $ que nos hacen falta para construir el horno de cerámica negra en el Ecuador. Con este horno podremos construir filtros de cerámica negra. Estos filtros negros mejoran los filtros existentes en la actualidad porque además de eliminar parásitos y bacterias eliminan la mayoría de virus en el agua. Si quieres colaborar con esta campaña puedes hacerlo a través de la página
https://www.goteo.org/project/filtros-de-agua-ceramicos-para-ecuador
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miércoles, 14 de diciembre de 2016
viernes, 9 de diciembre de 2016
Eones, tres escalones de la evolución bacteriana
Se calcula que la Tierra se formó hace 4600 millones de año. La vida apareció sobre el planeta hace 4000 millones. Si esos 4000 millones se representasen por una Torre Eiffel la aparición de la humanidad sería a la altura de la torre lo que la capa de pintura que recubre la bolita que corona el mástil en donde ondea la bandera francesa. O sea, una insignificancia.
Eón es el mayor de los períodos en que se considera dividida la historia de la Tierra desde el punto de vista geológico y paleontológico. Hay solamente cuatro eones: Hádico, Arcaico, Proterozoico y Fanerozoico. Los tres primeros se agrupan en un único supereón, el Precámbrico.
La vida aparece en el eón Arcaico, hace 4000 millones de años. De este periodo nos quedan los fósiles llamados estromatolitos que se comienzan a formar hace 3.500 millones de años, con una abundancia máxima hace 1250 millones de años. Posteriormente se redujo su abundancia y diversidad, si bien actualmente continúan formándose en algunos lugares. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los primeros estromatolitos con origen microbiano confirmado son de hace 2724 millones de años
La vida estaba presente probablemente durante todo el Arcaico, pero es probable que estuviera limitada a los organismos procariotas.
Hace unos 3500 millones de años, durante la Era Paleoarcaica, las bacterias comienzan con la fotosíntesis, que inicialmente era anoxigénica, por lo que no desprende oxígeno. En la actualidad, las bacterias verdes del azufre y no del azufre, y las bacterias púrpura realizan este tipo de fotosíntesis. No sería hasta hace unos 2800 millones de años, durante la Era Neoarcaica, cuando surjan los primeros organismos capaces de realizar la fotosíntesis oxigénica (como las cianobacterias) y comiencen a liberar oxígeno molecular al medio ambiente.
Uno de los eventos más importantes del Proterozoico fue el aumento de la concentración de oxígeno en la atmósfera de la Tierra. Aunque el oxígeno producido como sustancia de desecho por la fotosíntesis comenzó a producirse ya hace 2800 millones de años, en el Eón Arcaico, el porcentaje de oxígeno en la atmósfera se mantuvo probablemente a sólo un 1% al 2% de su nivel actual hasta que los sumideros químicos (oxidación de azufre y hierro) se saturaron hace aproximadamente 2450 millones de años, cuando comienza la Gran Oxidación. Las formaciones de hierro bandeado, que proporcionan la mayor parte de mineral de hierro del mundo son el resultado de estos sumideros químicos de oxígeno. La formación de estas estructuras cesó hace 1.900 millones de años.
Durante el proterozoico es cuando aparece la primera célula eucariótica, a partir de la simbiosis de varias bacterias. Este grupo de seres vivos se les conoce como el nombre de protozoos. Cuando los protozoos comienzan a formar los primeros seres pluricelulares es cuando empiezan a aparecer los primeros fósiles. De este tipo de fósiles se conservan innumerables ejemplos en el yacimiento de Ediacara. A partir de entonces ocurre una explosión de formas pluricelulares. Es en ese momento cuando entramos en el eón Fanerozoico, que comienza hace 542 millones de años y que dura hasta nuestros días. El periódo más antiguo del Fanerozoico es el periódo Cámbrico.
Eón es el mayor de los períodos en que se considera dividida la historia de la Tierra desde el punto de vista geológico y paleontológico. Hay solamente cuatro eones: Hádico, Arcaico, Proterozoico y Fanerozoico. Los tres primeros se agrupan en un único supereón, el Precámbrico.
La vida aparece en el eón Arcaico, hace 4000 millones de años. De este periodo nos quedan los fósiles llamados estromatolitos que se comienzan a formar hace 3.500 millones de años, con una abundancia máxima hace 1250 millones de años. Posteriormente se redujo su abundancia y diversidad, si bien actualmente continúan formándose en algunos lugares. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los primeros estromatolitos con origen microbiano confirmado son de hace 2724 millones de años
Estromatolitos como estos se pueden observar en Australia. Fuente |
Hace unos 3500 millones de años, durante la Era Paleoarcaica, las bacterias comienzan con la fotosíntesis, que inicialmente era anoxigénica, por lo que no desprende oxígeno. En la actualidad, las bacterias verdes del azufre y no del azufre, y las bacterias púrpura realizan este tipo de fotosíntesis. No sería hasta hace unos 2800 millones de años, durante la Era Neoarcaica, cuando surjan los primeros organismos capaces de realizar la fotosíntesis oxigénica (como las cianobacterias) y comiencen a liberar oxígeno molecular al medio ambiente.
Burbujas de oxígeno fosilizadas de cianobacterias en aguas poco profundas hace 1.600 millones de años. Fuente |
Uno de los eventos más importantes del Proterozoico fue el aumento de la concentración de oxígeno en la atmósfera de la Tierra. Aunque el oxígeno producido como sustancia de desecho por la fotosíntesis comenzó a producirse ya hace 2800 millones de años, en el Eón Arcaico, el porcentaje de oxígeno en la atmósfera se mantuvo probablemente a sólo un 1% al 2% de su nivel actual hasta que los sumideros químicos (oxidación de azufre y hierro) se saturaron hace aproximadamente 2450 millones de años, cuando comienza la Gran Oxidación. Las formaciones de hierro bandeado, que proporcionan la mayor parte de mineral de hierro del mundo son el resultado de estos sumideros químicos de oxígeno. La formación de estas estructuras cesó hace 1.900 millones de años.
Durante el proterozoico es cuando aparece la primera célula eucariótica, a partir de la simbiosis de varias bacterias. Este grupo de seres vivos se les conoce como el nombre de protozoos. Cuando los protozoos comienzan a formar los primeros seres pluricelulares es cuando empiezan a aparecer los primeros fósiles. De este tipo de fósiles se conservan innumerables ejemplos en el yacimiento de Ediacara. A partir de entonces ocurre una explosión de formas pluricelulares. Es en ese momento cuando entramos en el eón Fanerozoico, que comienza hace 542 millones de años y que dura hasta nuestros días. El periódo más antiguo del Fanerozoico es el periódo Cámbrico.
martes, 6 de diciembre de 2016
In the shadow of Motown
El fundador de la discográfica Motown, Berry Gordy, antiguo trabajador de la Ford, empleó el sistema de producción en cadena de esta empresa a la producción discográfica. Desde una perspectiva territorial, Berry estableció un territorio, Motown, los artistas y los músicos eran sus empleados, no participaban de los beneficios de la explotación de su talento. El sistema era el siguiente: Berry compraba los derechos de explotación de una canción. Le daba esta canción a sus músicos de estudio y las estrellas contratadas la cantaban. A veces hasta cinco estrellas distintas probaban suerte con esa canción, luego Berry decidía quien lo había hecho mejor y se promocionaba la canción y a ese interprete.
Hoy en día la mayor parte de los músicos de estudio de Motown siguen viviendo en Detroit. Ellos grabaron más números uno que los Beatles, Beach Boys, Rolling Stones y Elvis Presley juntos... a pesar de eso tienen que seguir tocando en hoteles para completar su escasa pensión.
En un sistema económico como en el que estamos inmersos "lo mio es mio y lo tuyo ya veremos" es la norma, n no es lo justo. La revista Nature publicó una encuesta en la que muestra que dos terceras partes de los científicos están pensando en dejar la ciencia. Son esas dos terceras partes de científicos que trabajan para esos investigadores principales.
En una sociedad donde los individuos se definen por su lugar en la producción, por su trabajo, no tener empleo es una de las formas más inmediatas de no tener una identidad funcional.
Afortunadamente siempre hay salidas. En este artículo, un científico cuenta como ha podido seguir trabajando en ciencia desde un instituto de formación profesional en los EEUU.
sábado, 3 de diciembre de 2016
Ratoncitos con párkinson son afectados por bacterias intestinales
Cada vez hay más pruebas que muestran que las bacterias de nuestro intestino tienen un papel importante en el desarrollo de enfermedades humanas. Las neurológicas parece que también están afectadas por nuestro microbiota. Esta es la conclusión de un trabajo aparecido recientemente en la revista Cell, una de las de mayor prestigio en el campo de la biología.
Como ya existe la figura del periodista científico, profesional de la divulgación científica siempre necesitado de noticias para publicar, estos periodistas se lanzaron a divulgar el hallazgo prestos. Gracias a la profesionalización creciente de los periodistas científicos, en la mayoría de los medios consultados
evitaron hacer una correlación directa entre párkinson y bacterias. De esta manera titulaban sus trabajos con condicionales tipo: "El origen del parkinson puede estar..."; "Gut Microbes Linked to Neurodegenerative Disease"; "Parkinson’s disease may start in the gut and travel to the brain"; "Gut microbe mix may spark Parkinson’s"...
Hacen bien ser cautos. El investigador principal declaró a la prensa “Por primera vez hemos descubierto un vínculo entre el microbioma intestinal y el párkinson”, explica Sarkis Mazmanian, que insiste en que las enfermedades neurodegenerativas podrían tener su origen en el intestino y no solo en el cerebro. Este científico ya ha creado una empresa, Axialbiotherapeutics, para crear una línea de productos probióticos para frenar el desarrollo del párkinson.
Los experimentos están hechos con ratoncitos transgénicos. Estos pobres tienen sobreexpresado el gen de la α-sinucleína. Por este motivo, los ratones producen mucha α-sinucleína y por este motivo se producen agregados insolubles. Cuando estos agregados se acumulan en las células resultan tóxicos. La acumulación de α-sinucleína es el primer síntoma del párkinson. Estos ratones que sobreexpresan α-sinucleína tienen problemas motores y de movilidad.
De esta forma, teniendo unos ratones Frankenstein, podemos experimentar con ellos. Los resultados que de ellos obtengamos los extrapolamos a los humanos. Son un modelo animal para estudiar una enfermedad humana porque no se pueden hacer experimentación directamente en humanos.
Los trabajos publicados en Cell son muy prolijos y detallados, no en vano es la mejor revista en biología celular. Básicamente lo que hicieron con estos ratoncitos con párkinson fue dividirlos en dos grupos: el grupo control eran ratoncitos con párkinson que tenían el intestino con bacterias. El grupo de estudio eran ratoncitos con párkinson a los que se le habían eliminado las bacterias intestinales con antibióticos, o bien que habían nacido en condiciones estériles sin bacterias en sus intestinos. Lo primero que observaron es que los animales que no tenían bacterias en sus intestinos se encontraban mejor de vientre (como solían decir nuestras recatadas abuelas) y sus funciones motoras eran mejores. También observaban, cuando examinaban sus neuronas, que los ratones sin bacterias tenían menos α-sinucleína comparados con los ratones que si tenían bacterias en su intestino.
Otro de los hallazgos de este estudio fue el encontrar que en los cerebros de los ratones con párkinson y que tenían bacterias en los intestinos había inflamación y que el grupo de ratones con párkinson sin bacterias en el intestino carecían de inflamación. Bien, este es un síntoma, la siguiente pregunta era ¿Cuál podría ser la causa?
Para contestar a esta pregunta se alimentó a estos dos grupos de ratones con ácidos grasos de cadena corta. Estos productos son metabolitos producidos típicamente por bacterias. Pues bien, a los animales que no tenían bacterias en sus intestinos y que no tenían síntomas de párkinson -acumulación de α-sinucleína, problemas motores e inflamación- empezaron a tener todos estos problemas. Conclusión: la producción de ácidos grasos de cadena corta por las bacterias intestinales produce párkinson.
Desde hace tiempo se conoce que azúcares que están en la pared celular de las bacterias como la manosa o la fucosa se pueden unir al receptor de lectina DC-SIGN que se localiza en la superficie de las células dendríticas y la microglía. Si este receptor se estimula con estos productos la respuesta inmunitaria puede ir de una respuesta Th1 proinflamatoria a una Th2 antiinflamatoria. Muchas bacterias patógenas utilizan sus oligosacáridos para modular la respuesta inmunológica innata (estuve trabajando en este área cuando investigué Legionella pneumophila en la U. de Michigan) o para prevenir la respuesta proinflamatoria.
Estos estudios, desde un punto de vista científico, son increíbles. Un trabajo riguroso y elegante. Sin embargo, es prematuro hacer divulgación de este tipo de trabajos. En los comentarios a esta noticia aparecidos en la página de la Agencia Sinc podemos leer: "mi padre padece esa enfermedadn y de verdad no se que darle yan ayudenme por favor, que le puedo darn si es asi".
En una entrevista a Elaine Hsiao, que investiga la relación entre bacterias y autismo, dice la periodista de la investigadora: "Se muestra cauta" ¡Pues cómo debe ser!. Una cosa es que sea una investigación prometedora y otra sugerir curas.
Sin embargo, una cosa es la ciencia y otra los negocios. En los próximos años seremos testigos de la aparición de nuevos productos probióticos que se anunciarán que parecerá que si no les das a tus hijos esos productos desarrollarán autismos y si los abuelos no los toman tendrán párkinson. La ciencia puede caer fácilmente en el cientificismo. Para estar prevenidos de esta tendencia os aconsejo pasaros por el blog Cerca del Leteo.
Referencias:
Cell
Rightrelevance
New Scientist
Science News
The Scientist
Agencia Sinc
Como ya existe la figura del periodista científico, profesional de la divulgación científica siempre necesitado de noticias para publicar, estos periodistas se lanzaron a divulgar el hallazgo prestos. Gracias a la profesionalización creciente de los periodistas científicos, en la mayoría de los medios consultados
evitaron hacer una correlación directa entre párkinson y bacterias. De esta manera titulaban sus trabajos con condicionales tipo: "El origen del parkinson puede estar..."; "Gut Microbes Linked to Neurodegenerative Disease"; "Parkinson’s disease may start in the gut and travel to the brain"; "Gut microbe mix may spark Parkinson’s"...
Hacen bien ser cautos. El investigador principal declaró a la prensa “Por primera vez hemos descubierto un vínculo entre el microbioma intestinal y el párkinson”, explica Sarkis Mazmanian, que insiste en que las enfermedades neurodegenerativas podrían tener su origen en el intestino y no solo en el cerebro. Este científico ya ha creado una empresa, Axialbiotherapeutics, para crear una línea de productos probióticos para frenar el desarrollo del párkinson.
Los experimentos están hechos con ratoncitos transgénicos. Estos pobres tienen sobreexpresado el gen de la α-sinucleína. Por este motivo, los ratones producen mucha α-sinucleína y por este motivo se producen agregados insolubles. Cuando estos agregados se acumulan en las células resultan tóxicos. La acumulación de α-sinucleína es el primer síntoma del párkinson. Estos ratones que sobreexpresan α-sinucleína tienen problemas motores y de movilidad.
De esta forma, teniendo unos ratones Frankenstein, podemos experimentar con ellos. Los resultados que de ellos obtengamos los extrapolamos a los humanos. Son un modelo animal para estudiar una enfermedad humana porque no se pueden hacer experimentación directamente en humanos.
Los trabajos publicados en Cell son muy prolijos y detallados, no en vano es la mejor revista en biología celular. Básicamente lo que hicieron con estos ratoncitos con párkinson fue dividirlos en dos grupos: el grupo control eran ratoncitos con párkinson que tenían el intestino con bacterias. El grupo de estudio eran ratoncitos con párkinson a los que se le habían eliminado las bacterias intestinales con antibióticos, o bien que habían nacido en condiciones estériles sin bacterias en sus intestinos. Lo primero que observaron es que los animales que no tenían bacterias en sus intestinos se encontraban mejor de vientre (como solían decir nuestras recatadas abuelas) y sus funciones motoras eran mejores. También observaban, cuando examinaban sus neuronas, que los ratones sin bacterias tenían menos α-sinucleína comparados con los ratones que si tenían bacterias en su intestino.
Otro de los hallazgos de este estudio fue el encontrar que en los cerebros de los ratones con párkinson y que tenían bacterias en los intestinos había inflamación y que el grupo de ratones con párkinson sin bacterias en el intestino carecían de inflamación. Bien, este es un síntoma, la siguiente pregunta era ¿Cuál podría ser la causa?
Para contestar a esta pregunta se alimentó a estos dos grupos de ratones con ácidos grasos de cadena corta. Estos productos son metabolitos producidos típicamente por bacterias. Pues bien, a los animales que no tenían bacterias en sus intestinos y que no tenían síntomas de párkinson -acumulación de α-sinucleína, problemas motores e inflamación- empezaron a tener todos estos problemas. Conclusión: la producción de ácidos grasos de cadena corta por las bacterias intestinales produce párkinson.
Desde hace tiempo se conoce que azúcares que están en la pared celular de las bacterias como la manosa o la fucosa se pueden unir al receptor de lectina DC-SIGN que se localiza en la superficie de las células dendríticas y la microglía. Si este receptor se estimula con estos productos la respuesta inmunitaria puede ir de una respuesta Th1 proinflamatoria a una Th2 antiinflamatoria. Muchas bacterias patógenas utilizan sus oligosacáridos para modular la respuesta inmunológica innata (estuve trabajando en este área cuando investigué Legionella pneumophila en la U. de Michigan) o para prevenir la respuesta proinflamatoria.
Estos estudios, desde un punto de vista científico, son increíbles. Un trabajo riguroso y elegante. Sin embargo, es prematuro hacer divulgación de este tipo de trabajos. En los comentarios a esta noticia aparecidos en la página de la Agencia Sinc podemos leer: "mi padre padece esa enfermedadn y de verdad no se que darle yan ayudenme por favor, que le puedo darn si es asi".
En una entrevista a Elaine Hsiao, que investiga la relación entre bacterias y autismo, dice la periodista de la investigadora: "Se muestra cauta" ¡Pues cómo debe ser!. Una cosa es que sea una investigación prometedora y otra sugerir curas.
Sin embargo, una cosa es la ciencia y otra los negocios. En los próximos años seremos testigos de la aparición de nuevos productos probióticos que se anunciarán que parecerá que si no les das a tus hijos esos productos desarrollarán autismos y si los abuelos no los toman tendrán párkinson. La ciencia puede caer fácilmente en el cientificismo. Para estar prevenidos de esta tendencia os aconsejo pasaros por el blog Cerca del Leteo.
Referencias:
Cell
Rightrelevance
New Scientist
Science News
The Scientist
Agencia Sinc
Ciencia ficción: cuando lo natural es sólo ideología
Quiero hacer en el programa de radio unos capítulos dedicados a escritores que han tratado temas científicos en sus obras.
Por ejemplo Jack London. Jack London escribió Colmillo Blanco y La llamada de la selva, dos fábulas darwinistas narradas desde el punto de vista de un lobo y un perro respectivamente, en cuyas páginas London escenifica la supervivencia del más apto, concepto que luego aplicaría a la sociedad humana. El derrumbe de la civilización a causa de una pandemia global "La plaga escarlata"; la guerra bacteriológica entre una potencia asiática y las naciones de raza blanca "The unparalell invasion"; y, mucho menos usual, una parábola sobre el origen de la desigualdad social ambientada en la era de las cavernas (La fuerza de los fuertes).
Hace días en el blog Bacterias Actuaciencia veíamos como un producto nutricional que usan las ONGs para alimentar a los pobres de África ya había sido intuído en la novela "Hagan sitio, hagan sitio" de Harry Harrison en 1966. Esta novela dio lugar a la película "Soylent Green" que en España se llamó "Cuando el destino nos alcance"
Hay muchísimos ejemplos en los cuales los escritores han visto con clarividencia cómo iban a ser el futuro, que tipo de tecnologías y descubrimientos iban a hacerse realidad. La libertad creativa de los escritores les permite ir por delante de los hechos.
La literatura de ciencia ficción nos permite ver a nuestra época desde una perspectiva distinta. Creemos que lo que observamos, la política, los avances científicos, las relaciones sociales y económicas son como son desde el origen de los tiempos y así serán por siempre jamás. Cometemos el error de juzgar nuestra realidad desde el tiempo y la escala personal. Los escritores de ciencia ficción son capaces de ir más allá y mostrarnos que lo que hoy nos parece lógico en el futuro puede ser un anacronismo. Este tipo de perspectiva es muy liberadora. Especialmente en una época como la nuestra, en la que ya no existen utopías y que por ese motivo ya no nos consideramos capaces de grandes proezas, debemos volver a leer a aquellos que nos muestran que las utopías y las distopías existen. Qué mucho de lo que creemos como natural es sólo ideología. Es muy difícil para alguien joven darse cuenta de esto. Por ese motivo creo que debemos recomendar la lectura de algunas de estas obras de literatura imprescindibles
Por ejemplo Jack London. Jack London escribió Colmillo Blanco y La llamada de la selva, dos fábulas darwinistas narradas desde el punto de vista de un lobo y un perro respectivamente, en cuyas páginas London escenifica la supervivencia del más apto, concepto que luego aplicaría a la sociedad humana. El derrumbe de la civilización a causa de una pandemia global "La plaga escarlata"; la guerra bacteriológica entre una potencia asiática y las naciones de raza blanca "The unparalell invasion"; y, mucho menos usual, una parábola sobre el origen de la desigualdad social ambientada en la era de las cavernas (La fuerza de los fuertes).
Hace días en el blog Bacterias Actuaciencia veíamos como un producto nutricional que usan las ONGs para alimentar a los pobres de África ya había sido intuído en la novela "Hagan sitio, hagan sitio" de Harry Harrison en 1966. Esta novela dio lugar a la película "Soylent Green" que en España se llamó "Cuando el destino nos alcance"
La ciencia ficción ha dado a la literatura grandes obras maestras. Una de mis favoritas, Flores para Algernon del escritor Daniel Keyes. Narra el experimento llevado a cabo sobre un individuo con un IQ de 68 que llega a alcanzar un coeficiente altísimo. |
La literatura de ciencia ficción nos permite ver a nuestra época desde una perspectiva distinta. Creemos que lo que observamos, la política, los avances científicos, las relaciones sociales y económicas son como son desde el origen de los tiempos y así serán por siempre jamás. Cometemos el error de juzgar nuestra realidad desde el tiempo y la escala personal. Los escritores de ciencia ficción son capaces de ir más allá y mostrarnos que lo que hoy nos parece lógico en el futuro puede ser un anacronismo. Este tipo de perspectiva es muy liberadora. Especialmente en una época como la nuestra, en la que ya no existen utopías y que por ese motivo ya no nos consideramos capaces de grandes proezas, debemos volver a leer a aquellos que nos muestran que las utopías y las distopías existen. Qué mucho de lo que creemos como natural es sólo ideología. Es muy difícil para alguien joven darse cuenta de esto. Por ese motivo creo que debemos recomendar la lectura de algunas de estas obras de literatura imprescindibles