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miércoles, 28 de febrero de 2018

Cremas faciales probióticas

Desde siempre ha habido estafadores. Personas que han sacado provecho de la ignorancia de las gentes. Hoy en día los estafadores cuentan con poderosas herramientas. Una de ellas son los estudios de mercado y el marketing en general. Una estafadora, con la que conviví muchos años, me contaba de una crema facial que había subido muchísimo en ventas simplemente porque empezó a utilizar la palabra "regeneración" en su publicidad. Los consumidores, normalmente mujeres que han dejado de ser jóvenes, están ávidos de retrasar ese momento y en su desesperación se dejan convencer por cualquier mentira bien contada.

El divulgador José Manuel López Nicolás (Scientia) ha acuñado el término "marketing pseudocientífico" para señalar y prevenirnos de estos timos.
Cada vez que ha aparecido un avance científico, antes de descubrir usos médicos de este avance, con premura aparecen las aplicaciones cosméticas. La radioactividad generó una panoplia de nuevos productos como podéis ver en esta página. Pero no solo la radioactividad, también el ADN, las células madre y ahora mismito cremas basadas en bacterias probióticas.

¿Es posible que algunas de estas cremas cumplan con lo que prometen? Si, es posible. Habría que hacer estudios para corroborar esas expectativas. Este tipo de estudios son caros porque decir que tal crema probiótica cumple con lo que promete supone hacer un estudio clínico con muchos consumidores, porque no vale con que valga para solo una parte de la población. Nadie va a hacer un estudio de esa clase porque la vida media de esos productos es muy corta. De lo que se trata es de vender, y la industria cosmética sabe que tiene que estar ofreciendo productos milagrosos todo el tiempo. No se trata de curar, se trata de vender y de generar expectativas "Alimentar el microbioma para darle a la piel lo que necesita es el futuro". Ya Lope de Vega lo dijo: "Porque, como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto"

¿Cómo detectamos que nos están hablando en necio?

Según el blog cordópolis se podría resumir en:

Imágenes. Batas de laboratorio, personas con gafas, moléculas, equipos de química o biología molecular como probetas, matraces, guantes azules o pipetas de laboratorio (con o sin punta), aparatos electrónicos.

Palabras. Entre las más en boga en la industria cosmética están ADN, reparación del ADN, genes, daño oxidativo, regeneración celular, efecto regenerador, electroporación, respiración celular, nutrición celular, terapia celular, células madre o células madre vegetales, fibroblastos, epidermis/células epidérmicas/tejido epidérmico. Tienen también mucho éxito vocablos científicos o pseudocientíficos que llevan los prefijos nano o micro tales nanoparticulas, micronutrientes y nanoliposomas y otros conceptos inventados que suenan científicos como estrés /terapia/impacto fotolumínico.

Otras palabras usadas a partes iguales por las industrias cosmética y alimentaria incluyen: mecanismo biológico, aumenta las defensas, organismo, principio activo, ortomolecular, biotecnológico, genético o epigenético, cuántica, frecuencia, energía, resonancia, método científico, nanotecnología, tecnología avanzada.

Luego están los vocablos que suenan a producto químico (generalmente terminados en L): la tecnología Activinol, el Pro-Retinol A y el Pro- firmyl o a microrganismos, como el famoso Lactobacillus casei (que, por cierto, no aporta nada al ActimeL y en NADA ayuda a las defensas del organismo).

Acciones. Muestra de gráficos y curvas en ordenadores, demostraciones de experimentos que sugieren que es un proceso complicado o que requiere una amplia formación para su comprensión, imágenes televisivas de cambios químicos o material de laboratorio con líquidos fluorescentes.

¿Por qué se permite esta estafa?

José Manuel (Scientia) cree que son siete los culpables de este tipo de estafas.  El séptimo culpable, la falta de sentido común. Desde los blogs de divulgación de ciencia tratamos de educar y paliar la falta de educación científica. Por eso merece la pena contrastar información con personas que no tienen interés alguno a la hora de informar.
Sin embargo, a las personas les gusta creer en milagros. En Quito existe la leyenda de la Virgen de la Empanada. Cuando en el S XVIII unas cocineras creyeron ver la cara de la Virgen en un papel el obispo dijo que usaran la cabeza y que el bien en el mundo se hace de fe, esperanza y caridad, trabajo duro y buenas obras. Y de eso se trata.

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