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viernes, 22 de abril de 2016

Patógenos que van de la tierra al mar

Integrantes: Santiago Lozada, Melissa Méndez, Marilyn Tejada, alumnos de Veterinaria de la UDLA, Quito 
¿Cómo llega un parásito de gato a infectar un delfín?

En el año 2004 en las costas del Océano Pacífico biólogos marinos empezaron a encontrar en las orillas cadáveres de nutrias marinas o empezaron a verlas llegar moribundas, se alarmaron porque ya quedaban pocos ejemplares de estas. En la autopsia de las mismas pudieron encontrar daño neurológico ocasionado por Sarcocystis neurona, ese parásito provenía de las zarigüeyas, en ese momento se preguntaron cómo fue que un parásito de unimal terrestre llegó a infectar a las nutrias marinas. Años atrás habían ocurrido otros casos de patógenos que habían contaminado a los animales marinos como por ejemplo Staphylococcus aureus, Samonella o Serratia marcescens.
Se pudo observar que la mortalidad de los animales marinos aumenta cuando están contaminados por varios patógenos. Además, pueden tener mutaciones y ser de gran peligro para las personas si se contaminan con estos.
Los delfines se mueren por culpa de la arena de tus gatos

En la actualidad se está investigando las razones de este fenómeno ya que sucede en todo el planeta. Ocurre porque las heces infectadas tanto de animales, como de personas llegan a contaminar los ríos y los mares. Los animales con estrés son más propensos a infectarse con Toxoplasma gondii. Este parásito está afectando directamente a las nutrias, delfines y a las escasas focas de Hawai. En el caso de T. gondii la infección no está provocada por las heces de las personas, el culpable son las heces de nuestras mascotas, en concreto las heces de los gatos. Los humanos pueden ser los culpables de propagar el parásito con el mal hábito de tirar la arena de los gatos por el inodoro. Este parásito puede vivir en el ambiente hasta 10 años por lo que fácilmente llegará a las especies marinas en cualquier momento y una vez que penetra en ellas los infecta. Un animal infectado estará liberando parásitos al medio marino toda su vida, con lo que el problema se magnifica.

¿Existe cura para estos animales?

El parásito T. gondii el cual se encuentra en las heces del gato no tiene cura aún, pero a futuro se espera que se desarrolle una vacuna contra este. El día exista cura no dudamos que los dueños de las mascotas los lleguen a vacunar, pero ¿Vacunará alguien a las focas o a los delfines?. Para ese momento igual todas las poblaciones de estos animales ya estén infectadas con estos parásitos y sea demasiado tarde.

Las poblaciones humanas han crecido tanto en los últimos doscientos años que cualquier actividad tiene un impacto enorme en el medioambiente. ¿A quién se le hubiese ocurrido que un simple hábito como tirar la arena de los gatos por el inodoro podría estar matando delfines? Lo que botamos no es solo basura. En las heces de los animales de sangre caliente existen parásito, y como hemos visto, algunos muy resistentes que pueden vivir varios años esperando entrar en contacto con otro animal de sangre caliente a quien parasitar.  

Hacer las cosas bien salva vidas, incluso en medio del oceano

Lo primero es educar a los dueños de las mascotas: no se debe de tirar la arena de los gatos por el inodoro. Esto es fácil de hacer, y de hecho es lo que estamos haciendo con este blog y contamos con una ventaja: Los dueños de mascotas quieren a los animales y se van a responsabilizar. Por lo tanto hacer educación medioambiental, en este sentido, va a tener buenos frutos en el futuro.
Los seres humanos deben conservar los humedales costeros, los cuales ayudan a limpiar el agua al momento de circular por los ríos para llegar al mar abierto. Esto es muy importante para el Ecuador, un país con una riqueza en manglares impresionantes que están siendo arrasados para instalar camaroneras. Además para evitar infecciones a los camarones se están utilizando toneladas de productos químicos que se están yendo al mar y afectando a la riqueza en peces.
Las heces de los animales de granja y mascotas no deben ser desechadas por los ríos ni por arroyos ya que estos no lleguen a mar abierto. En un estudio realizado se demuestra que la introducción de vegetación herbácea en los territorios de pastos reduce los contaminantes en el curso fluvial. No botar los medicamentos caducados por los inodoros ya que las bacterias pueden tomar mutaciones.

Los manglares ecuatorianos son plantas depuradoras naturales

Los manglares son plantas depuradoras naturales. Limpian el agua y no tenemos que gastar dinero. Y los tenemos en el Ecuador. ¿Por qué no cuidarlos?. Hay experiencias de otros países que nos hablan de la potencia purificadora de los manglares. Hoy en día existe unas industrias camaroneras voraces por encontrar nuevos espacios donde instalar sus piscinas. Quizás deberíamos exigirles que las instalen tierra adentro para respetar los manglares que tantos beneficios nos producen.

Todos los ríos llegan al mar: El caso del Machángara

El problema que hemos tratado hoy es de más alcance. Nos indica que los humanos no somos conscientes de que todo los contaminantes que producimos, ya sean parásitos, bacterias resistentes a los antibióticos o cualquier contaminante químico va a ser arrastrado por las lluvias, o por las aguas residuales a los ríos y que finalmente estos llegarán al mar. ¿En el mar desaparecen todos nuestros problemas? No, vemos cada día más lo interrrelacionado que está todo. Un mal hábito con nuestras mascotas tiene efectos letales en la población de delfines. Purificar el agua debe de ser una de las tareas municipales más urgentes. No está bien tener el río Machánga, el río de Quito, tan contaminado como está. Si no depuramos el agua, nuestras bacterias muchas veces con resistencia a los antibióticos va a ir Machángara abajo y las personas que utilicen el agua del río para regar sus cultivos estarán llenando las hortalizas y frutas que luego nos vamos a comer con las bacterias y virus que no hemos tratado previamente (Solomon, 2014).
Infografía de la contaminación del río Machángara. Fuente
Bibliografía 

ACOREMA. (s.f.). El Mar se ahoga. Recuperado el 15 de Abril de 2016, de https://www.delphinschutz.org/informationsmaterial/schutzprojekt-peru/Booklet_The_Sea_is_Drowning_Save_it.pdf

Solomon, C. (2014). Infecciones que invaden el mar. Investigación y Ciencia, 37-41.

martes, 14 de julio de 2015

Los EEUU probaron una bacteria sobre la ciudad de San Francisco



Ya me había hecho eco de esta noticia en el blog. Hoy reproduzco parte de un artículo publicado en Yoroku.es. En los años cincuenta, el ejército estadounidense llevó a cabo un experimento para saber si este fenómeno atmosférico podía ayudar a propagar armas biológicas en un llamado «ataque biológico simulado». El experimento fue un éxito tal como explica la revista Discover: «uno de los experimentos humanos más grandes de la historia».

Humano porque los residentes de San Francisco nunca supieron (ni consintieron) este ataque biológico, y hay pruebas de que causó la muerte de al menos un ciudadano y hospitalizó a otros diez. Parece otra teoría conspirativa de internet, y cuando lo busquéis por Google percibiréis desinformación antes que información, pero el núcleo de esta historia está documentado.

Una prueba de ataque biológico exitosa

A finales de septiembre de 1950, todavía en época de nieblas en San Francisco, miembros de la marina estadounidense rociaron serratia en un mar blanco de nubes de tres kilómetros y medio de la costa de San Francisco. La serratia es una bacteria que tiende a afectar los sistemas respiratorio y urinario. Desde el punto de vista del ejército estadounidense, el experimento fue un éxito tal como contó Wall Street Journal en 2001 de un informe oficial de la marina: «Se ha percibido que un ataque biológico en este área puede ser lanzado desde el mar, y esas dosis de forma efectiva pueden ser producidas relativamente en grandes áreas».

Se estima que los 800.000 residentes de la ciudad recibieron altas dosis de serratia, inhalando millones de bacterias en los varios días de pruebas. El ejército, en su informe, concluyó que «la serratia raramente causa enfermedad, y que si hay enfermedad resultante es insignificante». Sin embargo, un informe de 2005 de la Administración de Alimentos y Medicamentos mantiene que «la bacteria serratia puede causar enfermedades serias que ponen en riesgo la vida en pacientes con sistemas inmunológicos débiles».

Una semana después del experimento, once personas fueron ingresadas en el entonces hospital de la Universidad de Stanford con infecciones urinarias graves. Los antibióticos de aquella época no hacían mucho efecto ante los síntomas presentados en los pacientes, y uno de ellos, Edward Nevin, recién operado del corazón, murió por la infección. Fue entonces cuando los doctores del hospital, ante la similitud de los casos, publicaron un informe descriptivo y poco conclusivo en 1951 sobre la rareza de esta bacteria que desprendía un pigmento rojo. Se trata del primer estallido de serratia documentado de la historia.
Serratia marcescens, Puede ser peligroso para el hombre, ya que a veces es patógena, como causa de infecciones nosocomiales y urinarias. Son frecuentemente resistentes a los antibióticos de manera natural


Treinta años después, el nieto de Nevin, Edward Nevin III, intentó demandar sin éxito al Gobierno tras la publicación de varios documentos desclasificados en 1977 que probaban la naturaleza de los experimentos en San Francisco. El ejército siempre ha mantenido que esos casos de infecciones ocurrieron dentro del hospital; sin embargo, ha habido más casos de serratia desde los años cincuenta en la zona de la bahía, tal como repasa en un timeline San Francisco Chronicle.

Otros experimentos biológicos con humanos

En los siguientes veinte años a la prueba con la niebla de San Francisco, el ejército estadounidense llevó a cabo otros 239 experimentos secretos sobre poblaciones civiles con armas biológicas, tal como contaron varios medios en los años setenta, entre ellos Washington Post, New York Times y Associated Press. En un testimonio al Congreso de los Estados Unidos en 1994, Leonard Cole, experto en bioterrorismo y profesor de la facultad de Medicina de la Universidad de Rutgers, afirmó que nada de esto se hizo público hasta 1976 con la publicación de un artículo. En él se apuntaba el testimonio de una persona a un subcomité del Senado sobre experimentos en el metro de Nueva York.
Clouds of Secrecy, fue un éxito de ventas sobre el programa de los EEUU sobre ataques biológicos simulados

Todas estas pruebas consistieron en soltar serratia y otros microorganismos biológicos en localizaciones como el mencionado metro de Nueva York, un aeropuerto en Washington DC o la autopista de Pensilvania, además de pequeñas poblaciones. Según afirma la revista Discover: «la exposición no era más catastrófica que la de los microbios del polvo, pero para niños y personas mayores suponía riesgos para la salud». Este programa de ataques biológicos simulados fue un éxito tal como contó Cole en 1999 en su libro Clouds of Secrecy, y se desconoce la cantidad exacta de experimentos llevados a cabo en suelo no estadounidense por el ejército americano, aunque sí se han desclasificado informes de experimentos en Okinawa, Japón.

Referencia: 
http://www.rense.com/general15/ofmicrobesandmock.htm
http://www.sfgate.com/health/article/Serratia-has-dark-history-in-region-Army-test-2677623.php

jueves, 8 de enero de 2015

El ejercito de los EEUU experimentó con Serratia marcescens

En 1950 el ejército de los EUA situó una embarcación cerca del Golden Gate desde la que se pulverizó la bacteria Serratia marcescens sobre San Francisco con el fin de probar la efectividad de un arma química. Poco después, Edward Nervin, residente en San Francisco, murió por una infección deSerratia marcescens en el corazón. Según el New York Times, el Gobierno "creía que la bacteria era inocua".

Referencia: 
http://www.rense.com/general15/ofmicrobesandmock.htm
http://www.sfgate.com/health/article/Serratia-has-dark-history-in-region-Army-test-2677623.php


domingo, 17 de julio de 2011

Serratia marcescens y C. elegans


Os dejo un texto de Ainoha Iriberri publicado en Publico hoy. Se trata de un estudio en donde dos poblaciones de un gusano, C. elegans, una de ellas manipulada para autofecundarse, la otra con un reproducción sexual normal. Estas poblaciones se ponían en contacto con la bacteria patógena Serratia marcescens y a ver que pasa. La población que se autofecundaba, es decir, que no intercambiaba sus genes mediante el sexo... ¿queréis saber más? abajo tenéis el texto:

Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido", le decía la Reina Roja a la protagonista de Alicia en el país de las maravillas (Lewis Carroll, 1865). En los sueños de Alicia que relata la novela, los personajes corren para lograr mantenerse quietos en el mismo lugar y mantener el equilibrio. Algo que, en principio, escapa a la lógica del mundo real.

Pero el sexo, una de las actividades preferidas de las especies, está también reñido con la lógica, a juicio de los evolucionistas. ¿Por qué? Simplemente porque la reproducción sexual es altamente ineficiente, ya que permite que nazcan individuos incapaces de producir descendencia. Este fenómeno es opuesto a la autofecundación de algunas especies que, por lógica, debería ser la reproducción preferida, por su eficiencia.

Este fenómeno es opuesto a la autofecundación de algunas especies

A principios de la década de 1970, el biólogo Leigh Van Valen formuló la hipótesis de la Reina Roja, que asumía que la necesidad de practicar sexo se había establecido como una forma de que los huéspedes se mantuvieran un paso por delante de sus parásitos invasores. Es decir, al combinar el ADN de dos progenitores, la especie se hace genéticamente más diversa y diferente de la de los ascendentes. Así, si un parásito se modifica para ser capaz de infectar a una especie, no tiene por qué tener la capacidad de infiltrarse en la siguiente generación, que habrá evolucionado con respecto a la de sus padres. Por el contrario, los organismos que se reproducen por autofecundación -como la mayoría de los protozoos-, sí serían vulnerables a los microorganismos dañinos para su único progenitor, ya que heredarían su ADN.

Demostración en laboratorio

Un equipo dirigido por Levi Morran, investigador de la Universidad de Indiana, acaba de publicar en Science un trabajo que supone la demostración de la hipótesis de la Reina Roja, tras realizar un experimento con un tipo de gusano, Caenorhabditis elegans, al que pudieron manipular para reproducirse por autofecundación o mediante la práctica del sexo, comparando su evolución tras generar la convivencia con la bacteria patógena Serratia marcescens.

"Lo que el sexo hace es ayudar a las poblaciones a adaptarse"

Los investigadores determinaron qué forma de reproducción daba a la especie una mayor ventaja evolutiva, concluyendo que era la sexual. "Hemos visto que las poblaciones de C. elegans que se reproducían por autofecundación eran conducidas a la extinción rápidamente por los parásitos que evolucionaban a la vez que ellas; por otra parte, el sexo permitía a las poblaciones opuestas mantenerse aparte de las bacterias", comentó Morran.

"Lo que el sexo hace es ayudar a las poblaciones a adaptarse a sus parásitos contemporáneos, permitiendo a los padres producir descendencia resistente a la infección", señaló. El investigador subrayó que la consecuencia última de esta actitud es evitar la extinción. Morran quitó cierta importancia a su hallazgo por correo electrónico: "Creo que este nuevo estudio simplemente añade una nueva pieza al puzzle y hace la hipótesis de la Reina Roja todavía más plausible", comentó.

A su juicio, "es demasiado pronto" para decir que esta teoría "explica por completo la evolución vía sexual". Morran considera que "puede haber muchas más razones para que el sexo se mantuviera en la evolución de tantas especies diferentes", añadió. Asimismo, el investigador cree que la mayoría de la comunidad científica "está familiarizada con esta hipótesis", por lo que recibirá "bien" los nuevos datos. Por su parte, Michael Brockhurst, biólogo de la Universidad de Liverpool, subraya en un editorial que acompaña al artículo que el reto ahora es averiguar cómo el sexo aporta ventajas evolutivas en contextos complejos con muchas especies .