Mostrando entradas con la etiqueta guerra bacteriológica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta guerra bacteriológica. Mostrar todas las entradas

domingo, 13 de febrero de 2022

El bisnieto del caudillo Apache Gerónimo

 Alfonso Borrego, bisnieto del caudillo Apache Gerónimo, que luchó contra estadounidenses y mejicanos, habla sobre los conquistadores españoles:

"La historia posterior de la expedición española de 1589 a Nuevo México" por Alfonso Borrego.

Alfonso Borrego, presidente de la Asociación Cultural Heritage Society del Camino Real de Tierra Adentro, es bisnieto del caudillo apache Gerónimo. Defiende la imagen del conquistador español y de como los indios fueron tratados durante los tiempos del virreinato. En su opinión de historiador, la corona no trató de exterminar a los indios como si lo hicieron los ingleses. Las Leyes de Burgos de 1512 apoyan su idea. En su charla habla sobre Juan de Oñate, casado con una descendiente de Moctezuma, y de como desde la historiografía anglosajona ha resaltado exclusivamente su papel de conquistador depredador de manera injustificada.

Lord Amherst

En 1763los ingleses utilizaron mantas contagiadas con la viruela en su lucha contra el pueblo indio americano. Dichas mantas fueron “regaladas” a las tribus de los shawnee, de los delaware y de los mingo. Lord Amherst, en una carta al coronel Bouquet, comandante de las fuerzas inglesas en Pensilvania, decía en aquellas fechas: “¿No habrá una manera de infectar a las tribus revoltosas con viruela?” Bouquet respondió: “Procuraré inocularles la enfermedad con mantas que les haré llegar por casualidad….. Tomaré precauciones para no contagiarme…” Bouquet ordenó al capitán Ecuyer que citara a los jefes indios de la tribu delaware en el fuerte Pitt. Allí, el 24 de junio, los indios -“como símbolo de nuestro aprecio”- recibieron las mantas infectadas de viruela. La mortandad se extendió por todo el valle del río Ohio.

El 30 de noviembre de 1803, cuarenta años más tarde del empleo de la guerra biológica para diezmar a las tribus norteamericanas del río Ohio, y sólo cinco años después de que el médico escocés Edward Jenner publicase sus descubrimientos, sale del puerto de A Coruña la Expedición Balmís, la primera expedición sanitaria internacional de la historia. Hay que decir que esta campaña fue un éxito. En España la vacunación masiva contra la viruela se realizaría ¡100 años más tarde!


jueves, 3 de febrero de 2022

Los borbones reinan en España gracias a la guerra biológica

Carlos II el hechizado, el último rey Habsburgo

La muerte sin descendencia del rey de España, Carlos II, dejaba en el aire el futuro del enorme poderío de la monarquía hispánica, con sus vastas posesiones de Europa y América. La elección del nuevo rey iba a cambiar el destino del mundo. Y todos los gobiernos europeos estaban en vilo.

Había dos opciones principales para relevar al “hechizado”. Por un lado, Felipe de Anjou, nieto del poderoso borbón que ocupaba el trono francés, Luis XIV, y nieto de su mujer, la hermana mayor de Carlos II, María Teresa de Austria. Por otro lado, José Fernando de Baviera, nieto de la hermana menor del rey, casada con Leopoldo I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, de la dinastía Habsburgo.

Las prostitutas madrileñas decidieron que las únicas que atenderían a los soldados austracistas serían las cortesanas contagiadas con sífilis y gonorrea.

Con un poco de ingenio consiguieron disimular los síntomas de la enfermedad. Y a los pocos días, todos los hospitales de Madrid estaban repletos de soldados con enfermedades venéreas. El ataque se cobraría unas 6.000 bajas en las filas enemigas.

lunes, 15 de julio de 2019

Whisky, antrax y sectas destructivas

Frederick Banting, premio Nobel de medicina por su participación en el descubrimiento de la insulina, fue el científico líder del programa de armas biológicas para los aliados. En 1943 en Grosse-Ile, una pequeña isla de Canadá, llegaron a producir suficiente ántrax como para aniquilar treinta veces la población mundial de la época. Según escribió Banting en su diario: "Tenemos que matar a 4 millones de jóvenes alemanes sin piedad. Preparemos una sobredosis letal para verles retorcerse".

El programa de guerra biológica desarrollado en Canadá fue cofinanciado por el empresario Samuel Bronfman, dueño de la destilería Seagram´s el cual, a pesar de ser civil y de no tener preparación científica, acudía a todas las reuniones relacionadas con este proyecto.

Las herederas del señor Samuel Bronfman han financiado con 130 millones de dólares la secta destructiva NXIVM. Es muy curioso observar el componente paranoico de esta secta que les llevó a recopilar inteligencia sobre enemigos.


Es muy curioso observar la paranoia en acción, observar cómo la paranoia se instala en ciertas familias.

viernes, 29 de marzo de 2019

Vhiskey y barbarie


Documental canadiense del año 2008 con una duración de 53 minutos. Está dirigido por Yves Bernard y producido por Telimagin Productions inc.

Frederick Banting, premio novel de medicina por su participación en el descubrimiento de la insulina, fue el científico líder del programa de armas biológicas para los aliados. En 1943 en Grosse-Ile, una pequeña isla de Canadá, llegaron a producir suficiente ántrax como para aniquilar treinta veces la población mundial de la época. Según escribió Banting en su diario: "Tenemos que matar a 4 millones de jóvenes alemanes sin piedad. Preparemos una sobredosis letal para verles retorcerse".
El programa de guerra biológica desarrollado en Canadá fue cofinanciado por el empresario Samuel Bronfman, dueño de la destilería Seagram´s el cual acudía a todas las reuniones relacionadas con este proyecto

Es muy curioso que empresarios financiasen un programa de destrucción masiva. ¿Qué pasaría por la mente de estas personas para donar dinero para una programa semejante?.

Addendum

En 1888, James S Jameson, heredero de la firma irlandesa de whisky, compra en el Congo, una niña de 10 años para que sea devorada por los caníbales. Hace unos bocetos que luego pasa a acuarelas:

miércoles, 7 de marzo de 2018

El Dr Shiro Ishii tiene todavía quien le defienda

El Dr Shiro Ishii es el equivalente japones al Dr. Mengele.
En este documental de la BBC se pueden escuchar testimonios de víctimas chinas del programa de guerra bacteriológica del Dr. Shiro Ishii así como de un japones arrepentido que había trabajado en la famosa Unidad 731 que comandaba Ishii. En el documental resulta escalofriante escuchar a un académico japones que niega la existencia del programa bacteriológico japones a pesar de innumerables testimonios que lo demuestran. Para verguenza de Japón, que no lo castigó, y de los Estados Unidos de América, que lo dejaron en libertad al final de la guerra, el Dr. Shiro Ishii continuó trabajando como científico después de la guerra y murió apaciblemente en su casa. Como dijo Ferdinand Celine: "Nada se da gratis en este bajo mundo. Todo se expía, el bien, como el mal, más pronto o más tarde se paga. El bien, forzosamente, mucho más caro".

miércoles, 20 de abril de 2016

Ecuador, ¿Estás preparado para una nueva guerra bacteriológica?

Autoras: Brigithe Andalúz y Gabriela Vinuez. Estudiantes de Medicina de la UDLA, Quito
En la actualidad, ¿Debemos preocuparnos por la llegada de nuevas epidemias? ¿A qué parte de la población afectaría más?, y, ¿Estamos preparados para combatirlas? Estas son algunas preguntas que debemos hacernos tanto autoridades del país como sus habitantes ya que formamos parte de una misma comunidad. Dentro de estas problemáticas el dinero es un factor importante que afectara al bienestar social, dividiendo la sociedad en dos grupos, aquellos privilegiados y aquellos que no gozan de una estabilidad en sus recursos.

A mediados del siglo XIV, entre 1346 y 1347, una plaga arrasó con la tercera parte de la población europea, la llamada “La Peste Negra. La plaga comenzó en Asia y se propagó rápidamente hasta Europa, con ayuda de las pésimas condiciones higiénicas y la mala alimentación.
Esta epidemia, causada por la bacteria Yersenia pestis,  se encuentra en las pulgas de roedores como las ratas.  Las plagas de peste surgen de repente, matan millones de personas y de repente, quizás por la disminución de la población, y desaparecen durante años hasta reaparecer de nuevo.

La insalubridad fue el principal factor de propagación de la peste, ya que las personas convivían con las ratas, y en los inicios del brote, los cadáveres yacían botados en las calles, esto facilitaba el contagio de las personas sanas con la bacteria. Todas esas muertes se debieron a que las personas de esa época no estaban preparadas para la llegada de una plaga y menos una que acabase con la mayor parte de la población europea. Aunque una epidemia no se puede prevenir porque no sabemos cuándo puede llegar una, podemos estar preparados de todas las formas posibles para que el impacto sea lo menos destructor posible.
Figura 1: Ilustración de Marcello, Peste Negra en Italia, 1348.
Actualmente, el principal problema de que iniciase una epidemia, es la distribución de riquezas desigual. Según el informe mundial hay personas que no tienen ni un dólar diario para su sobrevivencia, todo debido a las grandes empresas o a las mayoritarios que acaparan más y más dinero, según las investigaciones casi 1200 millones de personas viven en la actualidad con una renta máxima de un dólar diario, cerca de la cuarta parte de la humanidad se encuentra en extrema pobreza, 2800 millones de la población no vive en buenas condiciones y recibe una paga de menos de un dólar diario. Mientras que en Ecuador, a pesar de las dificultades económicas, se presentó un índice de pobreza multidimensional del Ecuador donde se informó que la pobreza extrema paso de 26,6% en 2009 a 14,8% en 2015, esto representa que 1,8 millones de ecuatorianos dejaron de ser pobres. Este decrecimiento en la pobreza no solo es favorable para la economía del país, sino también es un elemento importante para la preparación frente a alguna futura epidemia. Con la mejora económica del país, también se puede tener un progreso en los servicios públicos, sobre todo en el sistema médico, que sería el más importante en caso de tener una guerra bacteriológica.

Aunque el Ecuador es un país en vías de desarrollo, según la OPS (Organización Panamericana de Salud) ha sido protagonista de la transformación en salud. Ecuador ha visto cambios importantes en las infraestructuras de salud. El presidente actual del país ha sido el que más ha invertido en servicios públicos. Una de las grandes inversiones en el ecuador fue la inversión de 24 millones de dólares en un proyecto denominado la torre del Hospital Abel Gilbert. Contar con buenos servicios públicos evitará que las personas fallezcan esperando recibir atención médica.
Figura 2: Hospital Abel Gilbert
Para estar preparados para una epidemia, debemos cuidar el sistema de salud pública, ya que esto junto con profesionales de calidad son los que realmente ayudarán al país en el caso de una posible propagación de alguna enfermedad infecciosa. Debido a las mejoras del país, se han tomado medidas para la prevención de plagas o enfermedades mortales. Y esto puede ser beneficioso ya que así evitaremos lo que pasó en Europa durante la Peste negra. Los avances tecnológicos y científicos estarán a cargo de combatir y resistir tanto como sea posible para evitar una catástrofe como esa.

martes, 14 de julio de 2015

Los EEUU probaron una bacteria sobre la ciudad de San Francisco



Ya me había hecho eco de esta noticia en el blog. Hoy reproduzco parte de un artículo publicado en Yoroku.es. En los años cincuenta, el ejército estadounidense llevó a cabo un experimento para saber si este fenómeno atmosférico podía ayudar a propagar armas biológicas en un llamado «ataque biológico simulado». El experimento fue un éxito tal como explica la revista Discover: «uno de los experimentos humanos más grandes de la historia».

Humano porque los residentes de San Francisco nunca supieron (ni consintieron) este ataque biológico, y hay pruebas de que causó la muerte de al menos un ciudadano y hospitalizó a otros diez. Parece otra teoría conspirativa de internet, y cuando lo busquéis por Google percibiréis desinformación antes que información, pero el núcleo de esta historia está documentado.

Una prueba de ataque biológico exitosa

A finales de septiembre de 1950, todavía en época de nieblas en San Francisco, miembros de la marina estadounidense rociaron serratia en un mar blanco de nubes de tres kilómetros y medio de la costa de San Francisco. La serratia es una bacteria que tiende a afectar los sistemas respiratorio y urinario. Desde el punto de vista del ejército estadounidense, el experimento fue un éxito tal como contó Wall Street Journal en 2001 de un informe oficial de la marina: «Se ha percibido que un ataque biológico en este área puede ser lanzado desde el mar, y esas dosis de forma efectiva pueden ser producidas relativamente en grandes áreas».

Se estima que los 800.000 residentes de la ciudad recibieron altas dosis de serratia, inhalando millones de bacterias en los varios días de pruebas. El ejército, en su informe, concluyó que «la serratia raramente causa enfermedad, y que si hay enfermedad resultante es insignificante». Sin embargo, un informe de 2005 de la Administración de Alimentos y Medicamentos mantiene que «la bacteria serratia puede causar enfermedades serias que ponen en riesgo la vida en pacientes con sistemas inmunológicos débiles».

Una semana después del experimento, once personas fueron ingresadas en el entonces hospital de la Universidad de Stanford con infecciones urinarias graves. Los antibióticos de aquella época no hacían mucho efecto ante los síntomas presentados en los pacientes, y uno de ellos, Edward Nevin, recién operado del corazón, murió por la infección. Fue entonces cuando los doctores del hospital, ante la similitud de los casos, publicaron un informe descriptivo y poco conclusivo en 1951 sobre la rareza de esta bacteria que desprendía un pigmento rojo. Se trata del primer estallido de serratia documentado de la historia.
Serratia marcescens, Puede ser peligroso para el hombre, ya que a veces es patógena, como causa de infecciones nosocomiales y urinarias. Son frecuentemente resistentes a los antibióticos de manera natural


Treinta años después, el nieto de Nevin, Edward Nevin III, intentó demandar sin éxito al Gobierno tras la publicación de varios documentos desclasificados en 1977 que probaban la naturaleza de los experimentos en San Francisco. El ejército siempre ha mantenido que esos casos de infecciones ocurrieron dentro del hospital; sin embargo, ha habido más casos de serratia desde los años cincuenta en la zona de la bahía, tal como repasa en un timeline San Francisco Chronicle.

Otros experimentos biológicos con humanos

En los siguientes veinte años a la prueba con la niebla de San Francisco, el ejército estadounidense llevó a cabo otros 239 experimentos secretos sobre poblaciones civiles con armas biológicas, tal como contaron varios medios en los años setenta, entre ellos Washington Post, New York Times y Associated Press. En un testimonio al Congreso de los Estados Unidos en 1994, Leonard Cole, experto en bioterrorismo y profesor de la facultad de Medicina de la Universidad de Rutgers, afirmó que nada de esto se hizo público hasta 1976 con la publicación de un artículo. En él se apuntaba el testimonio de una persona a un subcomité del Senado sobre experimentos en el metro de Nueva York.
Clouds of Secrecy, fue un éxito de ventas sobre el programa de los EEUU sobre ataques biológicos simulados

Todas estas pruebas consistieron en soltar serratia y otros microorganismos biológicos en localizaciones como el mencionado metro de Nueva York, un aeropuerto en Washington DC o la autopista de Pensilvania, además de pequeñas poblaciones. Según afirma la revista Discover: «la exposición no era más catastrófica que la de los microbios del polvo, pero para niños y personas mayores suponía riesgos para la salud». Este programa de ataques biológicos simulados fue un éxito tal como contó Cole en 1999 en su libro Clouds of Secrecy, y se desconoce la cantidad exacta de experimentos llevados a cabo en suelo no estadounidense por el ejército americano, aunque sí se han desclasificado informes de experimentos en Okinawa, Japón.

Referencia: 
http://www.rense.com/general15/ofmicrobesandmock.htm
http://www.sfgate.com/health/article/Serratia-has-dark-history-in-region-Army-test-2677623.php

viernes, 9 de enero de 2015

Bacillus subtilis en el metro de Nueva York

En la década de los 60 el Gobierno de los EEUU expuso a los viajeros de los metros de Nueva York y Chicago a la bacteria Bacillus subtilis , que en la mayoría de los casos resulta inocua. No se tiene constancia de infección de este "experimento". 

Referencia: 
http://www.rense.com/general15/ofmicrobesandmock.htm

jueves, 8 de enero de 2015

El ejercito de los EEUU experimentó con Serratia marcescens

En 1950 el ejército de los EUA situó una embarcación cerca del Golden Gate desde la que se pulverizó la bacteria Serratia marcescens sobre San Francisco con el fin de probar la efectividad de un arma química. Poco después, Edward Nervin, residente en San Francisco, murió por una infección deSerratia marcescens en el corazón. Según el New York Times, el Gobierno "creía que la bacteria era inocua".

Referencia: 
http://www.rense.com/general15/ofmicrobesandmock.htm
http://www.sfgate.com/health/article/Serratia-has-dark-history-in-region-Army-test-2677623.php


miércoles, 7 de enero de 2015

Experimento Tuskegee

En 1977, Gil Scott-Heron lanzó una canción de 33 segundos llamada Tuskeegee 626, era parte del álbum Bridges y en su letra explicaba detalladamente el experimento sobre sífilis Tuskegee.

Se realizó en hombres negros del ámbito rural de los EEUU quienes habían contraído sífilis y se les hizo creer que iban a recibir servicios de salud gratuitos por parte del Gobierno. Engañaron a las víctimas porque no les trataron de su enfermedad a propósito durante los 40 años que duró este experimento, hasta que los hechos fueron filtrados a la prensa en 1972. La idea del proyecto era estudiar la evolución de la enfermedad en humanos.
Para entonces, habían muerto 128 sujetos de prueba, 40 esposas de estos se habían contagiado y habían nacido nueve niños con la enfermedad.
Pero, ¿sabíais que para algunos de aquellos investigadores el experimento de Tuskegee era el segundo que llevaban a cabo? Por imposible que parezca, el anterior fue aún más horrendo. Se llevó a cabo en Guatemala sobre 696 pacientes mentales, prostitutas y presos para probar la efectividad de la penicilina. Pero no se limitaron a inyectarles la sífilis y la gonorrea en el brazo, sino que les contagiaron rascando la piel de los sujetos o incluso inyectándoselas en los genitales.

Referencia
http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_Tuskegee
http://curiosidadesdelamicrobiologia.blogspot.com.es/2010/10/el-infame-experimento-de-la-sifilis-de.html
http://curiosidadesdelamicrobiologia.blogspot.com.es/2010/10/cine-y-bichos-el-experimento-tuskegee.html

lunes, 17 de noviembre de 2014

Gruinard y la operación "Vegetarian"

En 1942, Inglaterra realizó una serie de pruebas con antrax, para ello trasladó a 60 ovejas a la isla escocesa de Gruinard (isla que estaba deshabitada), un bombardero lanzó, sobre la isla, un contenedor con antrax y al cabo de tres días las ovejas murieron.

La isla permaneció contaminada y cerrada al público y al pastoreo durante 50 años, hasta que en 1990 se realizó un costoso trabajo de recuperación y desintoxicación de la isla. Hoy está abierta al público y continúa desierta.

Pues bien, tras el éxito de estas pruebas, Churchill dio luz verde a la "Operación Vegetarian" que consistía en lanzar sobre Alemania una gran cantidad de "pasteles" infectados con ésporas de ántrax para paralizar la producción ganadera alemana y con ello, mermar sus recursos alimentarios y a la población civil.

Para 1944 todo estaba listo, pero la operación no se llevó a cabo debido al éxito de la "Operación Overlord" o desembarco de Normandía.

Experimentos

domingo, 16 de noviembre de 2014

Shiro Ishii, el científico que inició la guerra bacteriológica moderna

Shiro-ishii.jpg
Teniente General Shiro Ishii. Criminal de guerra japonés
Cada vez que el ser humano domina una tecnología siempre hace uso de la misma con fines bélicos. Shiro Ishii, militar japonés y microbiólogo, inició la guerra bacteriológica en China. Con el fin de la guerra los americanos accedieron a darle inmunidad frente a sus horrendos crímenes de guerra a cambio de sus descubrimientos científicos hechos con prisioneros como si fuesen cobayas. La maldad de Ishii y el número de sus crímenes deja a Menguele, el doctor nazi, como un principiante en estas materias.

guerra
En 1936 se formó la unidad, oficialmente conocida como "Laboratorio de Investigación y Prevención Epidémica", a partir de 1941 sería conocido con el nombre de " Escuadrón 731" o "Unidad 731".
Shiro Ishii es considerado como uno de los locos criminales que iniciaron la guerra biológica moderna. Se graduó en la facultad de medicina de la Universidad de Kyoto en 1920 e inmediatamente entró en el ejercito. En 1924 se casó con la hija del presidente de la universidad de Kyoto, Torasaburo Akira y se doctoró en 1927. Un año después fue enviado a Europa con el cargo de agregado militar, estuvo dos años en occidente familiarizándose con las investigaciones biológicas. A su regreso a Japón se consagró a promover, investigar y fabricar armas biológicas. Su teoría se basaba en que la guerra moderna solo podía ser ganada con la ciencia y su capacidad para producir armas de destrucción masiva, tal y como pensaban los científicos occidentales durante la I Guerra Mundial.

Un hecho fortuito le ayudó a ser respetado como biólogo frente al ejercito y gobierno. En la población de Shikoku se desató una epidemia de meningitis, Ishii diseñó un filtro de agua especial y logró parar la enfermedad. Aprovechó la epidemia para convencer al ejercito que sus estudios serían muy beneficiosos.

En 1931 Japón establece el estado títere de Manchukuo, en Manchuria al norte de China a modo de protectorado que existió entre 1931 y 1945. Pues bien, en 1932 Shiro Ishii y un equipo de científicos viajan a esta zona y deciden establecer allí un centro de investigaciones, inaugurándose dicho centro a finales de ese año.

En 1937 comienza la segunda guerra chino-japonesa, los japoneses usan gas contra los chinos y comprueban los resultados haciendo los análisis en este tipo de laboratorios. Shiro Ishii establece definitivamente su base de operaciones en PingFang a 20 km al sudoeste de Harbin (Manchuria), que mejor campo de pruebas para sus prototipos de armas bacteriológicas que todo el territorio chino ocupado.

La base del escuadrón 731 ocupaba una extensión de 32 kilómetros cuadrados y estaba formada por unas 3000 personas entre científicos y técnicos, los soldados que vigilaban el perímetro de la base eran del Kempeitai o policía política japonesa (el equivalente japonés de la gestapo alemana o el NKVD rusa).

La base estaba compuesta sobretodo de laboratorios, salas de pruebas y de una gran prisión donde siempre había un gran número de prisioneros (sobre todo chinos y coreanos), realmente eran los conejillos de indias de sus experimentos.

En dichos laboratorios, los científicos manipulaban y guardaban insectos (pulgas, garrapatas o moscas) y varios animales contagiados con la peste bubónica, antrax y gérmenes que provocaban la disentería. Una vez controlados (los animales), exponían a los prisioneros al contagio, una vez contagiados los estudiaban para saber el tiempo de incubación y desarrollo de la enfermedad, esperaban unos 4 o 5 días, y los que morían les hacían la autopsia y los que sobrevivían les hacían una vivisección, para observar lo que producía la bacteria en su interior y saber porqué resistían, a veces no hacía falta que resistieran simplemente se le aplicaba la vivisección simplemente para ver el desarrollo total de la bacteria en el cuerpo. Tras estos experimentos llegaron a crear la "Bomba de Pulgas", objetos de porcelana llenos de pulgas portadoras de estas enfermedades y las lanzaban en avión a las poblaciones chinas, viendo el tiempo de reacción, contagio y extinción de la población elegida.

En octubre de 1940 soltaron una bomba de bacterias sobre Chuhsien, provincia de Chechiang matando a 21 personas, en noviembre del mismo año lanzaron otra, provocando una epidemia que mató a 99 personas en Ningpo.

Otro de los experimentos consistía en contaminar las fuentes de agua de las poblaciones para ver la rapidez del contagio y propagación. Incluso repartían golosinas infectadas con antrax a la población infantil para ver y analizar su reacción.

También hacían estudios de resistencia que les ayudaba a proteger más a sus soldados en el frente. Estos estudios consistían en amputar alguna extremidad y dejar morir desangrado al infortunado, controlando el tiempo que tardaba en morir, repitiendo en estudio en diferentes sitios y con diferentes variables (en agua, a varias temperaturas, etc).

Los inviernos allí eran muy duros, temperaturas de -40 a -45º, exponían a los prisioneros o alguna parte de ellos, a esas temperaturas congelándolos y luego intentaban varias técnicas para descongelarlas o deshidratarlas, para saber cual era el método más efectivo para hacer frente a la congelación y así salvar a más soldados japoneses.

En esa base también se probaban el alcance de las armas y de la metralla recibida en las explosiones, para ello ataban a un poste al sujeto de pruebas y hacían estallar granadas y minas a diferentes distancias, haciendo luego la autopsia o vivisección pertinente para analizar los diferentes resultados. También ataban al sujeto en un poste y probaban el alcance de los lanzallamas y demás armas, colocándolas en diferentes distancias y analizando los resultados.

Realizaban pruebas de resistencia como por ejemplo, colocar el sujeto en cámaras centrifugadoras hasta su muerte, en cámaras de vacío hasta que morían, incluso les inyectaban aire en las venas o simplemente les dejaban colgados boca abajo hasta morir.

Los japoneses no se dejaron nada sin probar: hongos, fiebre amarilla, tularemia, hepatitis, gangrena gaseosa, tétanos, cólera, disentería, antrax, encefalitis de las garrapatas, venéreas, peste bubónica, enfermedades orientales, tifus, tuberculosis, malaria, diferentes venenos de serpientes y otros bichos.

La mayoría de los prisioneros murieron durante o por causas de la esfermedades, pero hubo otros que simplemente los ejecutaron por lo débiles que estaban, puesto que en ese estado los análisis no eran objetivos.

En 1945, despues de interrogar a numerosos prisioneros japoneses llega a oídos del mando americano la existencia del escuadrón 731 y de los experimentos que desarrollaban, y se da comienzo un proceso de investigación, que concluye tras varios años de interrogatorios y persecuciones, con la captura de Shiro Ishii. Y aqui viene lo espeluznante del caso.

El mando americano (que no aliado) hace un trato con Ishii, que consistió basicamente en que yo no te acuso, ni te condeno, ni mueres si nos das todos tus apuntes, datos, análisis y resultados de tus experimentos. Es más te vas a poner al frente de nuestra nueva división de armas biológicas, como es lógico se aceptaron los términos del acuerdo y el coronel Ishii murió en Tokio a los 63 años de edad de cancer de laringe, con casa, coche y en libertad. Los rusos hicieron lo mismo con aquellos científicos que capturaron, a pesar que también experimentaron con soldados rusos.


El proyecto se llamó "Operación Maruta", cuya traducción es "Tronco" y así es como denominaban a los sujetos de pruebas de las investigaciones, porque para ellos no eran personas, eran seres inferiores, pues eso: conejillos de indias.

En este proyecto murieron cerca de 200.000 personas de varias etnias, pero sobre todo chinos y coreanos, y no descartaban a nadie fuera anciano, hombre, mujer o niño. Vamos todo un orgullo para el emperador Hiro Ito, que ni siquiera fue imputado en el Tribunal de Guerra para Oriente.


Para aquellos que no sufran con imágenes violentas la película china "Los hombres detrás del Sol" explica muy bien los experimentos realizados por la Unidad 731 del ejercito imperial japones durante la segunda guerra mundial contra la poblacion china

sábado, 14 de junio de 2014

1763 Guerra biológica en Ohio/ 1803 Expedición Balmís


El 29 de junio de 1763, el entonces Comandante en Jefe de las tropas británicas en las colonias de Norteamérica, Lord Amherst, dio instrucciónes al coronel Henry Bouquet que se encargase de contagiar la viruela entre los miembros de las tribus del río Ohio regalándoles mantas infectadas. Así pensaba reducir la resistencia de los indios. Puro genocidio utilizando guerra biológica.

El 30 de noviembre de 1803, cuarenta años más tarde del empleo de la guerra biológica para diezmar a las tribus norteamericanas del río Ohio, y sólo cinco años después de que el médico escocés Edward Jenner publicase sus descubrimientos, sale del puerto de A Coruña la Expedición Balmís, la primera expedición sanitaria internacional de la historia. Hay que decir que esta campaña fue un éxito. En España la vacunación masiva contra la viruela se realizaría ¡100 años más tarde!

La colonización de América fue en genocidio. Se que muchos amigos latinoamericanos se quejan de haber sido colonizados por españoles o portugueses, que como culturas han demostrado ser menos exitosas que la anglosajona. Y tienen razón. La cultura anglosajona fomenta la responsabilidad individual de una manera mucho más eficiente que la cultura latina. Quizás porque ellos aprovecharon las ventajas sociales del protestantismo y de la ilustración, dos movimientos que fueron perseguidos con saña en España. Ahora bien, viendo la situación de los indígenas en Norteamérica (prácticamente extinguidos) y la situación en América Latina... me hace reflexionar que quizás la cultura anglosajona haya sido más "eficiente" en genocidio. 

Por favor, no me malinterpretéis: estoy en contra de cualquier genocidio y se que este continúa hasta nuestros días pues los derechos de los indígenas se pisotean día si y día también. Estoy tratando de comparar dos sucesos que sucedieron con sólo 40 años de diferencia. Dentro de dos meses viajo a Quito, Ecuador para empezar a trabajar como investigador. Se que escucharé eso de: "Uds españoles vinieron aquí por el oro... genocidio..." Ya lo he tenido que escuchar muchas veces. Decir que todos los españoles somos conquistadores e inquisitoriales es como decir que todos los alemanes son nazis, que todos los judíos son usureros, que todos los negros tienen ritmo, todos los gitanos son ladrones o todos los homosexuales son sensibles.

España tiene un largo curriculum de represión de distintas culturas y también de la ciencia y la cultura. Pero no se puede utilizar este hecho para decir: "Todos los españoles son..." Por ejemplo, los gitanos. En España ha habido y hay represión contra este colectivo, pero si lo comparamos con Europa, los gitanos han alcanzado unos niveles de integración en España que ya les gustaría en otros países. No lo digo yo, lo dice un Comisario de la Unión Europea. Y lo que es más curioso, hay una distribución clinal en la integración gitana: es mucho mayor, pero con diferencia, en Andalucía que en el norte de España. Sin embargo el tópico dice que los andaluces son vagos, ignorantes... La sociedad andaluza puede que esté peor económicamente que las regiones del norte de España pero por ser tierra de paso y haber sido conquistada por tantos pueblos es una región con una cultura tan tan tan rica. Pensad que hace 3000 años ya existía Cadiz, y Córdoba en el siglo X era la ciudad más avanzada de Europa, cuando en Alemania vivían en chozas.

Debemos sentirnos de lo bueno de nuestra historia. Construir nuestra realidad en base a proyectos y no a quejas, sobre todo si queremos dejar de vivir como ciudadanos de segunda.

Referencia: 

Peckham, Howard H. (1947). Pontiac and the Indian Uprising. Chicago University Press. ISBN 0-8143-2469-X.

Balaguer Perigüell, Emilio y Ballester Añon, Rosa. «En el nombre de los Niños. Real Expedición Filantrópica de la Vacuna 1803–1806», pp. 165–170.

viernes, 14 de febrero de 2014

Los nazis estudiaron utilizar mosquitos infectados con malaria

Los científicos del campo de concentración de Dachau investigaron el posible uso de mosquitos infectados con malaria como armas durante la Segunda Guerra Mundial, según ha indicado un investigador que ha examinado archivos del centro de exterminio.
El investigador Klaus Reinhardt, de la universidad de Tuebingen, ha investigado los archivos del Instituto Entomológico de Dachau, donde ha descubierto que varios biólogos estudiaron si los mosquitos podrían ser capaces de sobrevivir fuera de su hábitat natural.
Reindhart ha precisado que estos estudios podían tener como objetivo el uso de estos insectos en territorio enemigo. Los archivos muestran que los biólogos de Dachau se centraron en estudiar la transmisión de enfermedades como el tifus, que sufrieron numerosos de los presos del campo de concentración.
Además, el investigador ha asegurado disponer de pruebas de que los científicos alemanes estudiaron una especie concreta de mosquito, que podía vivir durante cuatro días sin agua ni alimentos. Con ello pretendían infectarle con malaria y enviarlo a territorio enemigo, donde pudiese infectar a una gran cantidad de gente, según ha afirmado el doctor Reinhardt.
Por el momento se desconoce si hay algún tipo de conexión entre el trabajo realizado por el Instituto Entomológico de Dachau y los experimentos llevados a cabo por el doctor Claus Schilling en el campo de concentración, según ha informado la cadena británica BBC.
El doctor Schilling utilizó a los prisioneros del campo de Dachau para realizar experimentos relacionados con la malaria, para lo que les infectaba deliberadamente con el virus. Fue condenado a la pena de muerte en los juicios de Dachau que tuvieron lugar después de la Segunda Guerra Mundial.

lunes, 16 de septiembre de 2013

El Instituto Butantan de Sâo Paulo produjo toxina botulínica para la dictadura de Pinochet

Las armas químicas que el dictador chileno Augusto Pinochet usó para envenenar a sus adversarios políticos se llamaban neurotoxinas botulínicas y fue el Gobierno de la dictadura militar brasileña quién se la proveyó.
El balance oficial de muertos durante los 17 años en que el dictador chileno estuvo en el poder (1973-1990) fue de 3.225 muertos y desaparecidos, además de los 37.000 presos políticos. Parte de esas muertes fueron provocadas por envenenamiento con el arma bioquímica llegada desde Brasil, un veneno mucho más fuerte que el cianuro. La neurotoxina botulínica produce intoxicación con parálisis y lleva a la muerte por asfixia.
Como es sabido, Brasil apoyó el golpe militar chileno de 1973. El entonces Gobierno militar de Brasilia ofreció plena ayuda a Pinochet, desde financiera a diplomática. Ambos Gobiernos dictatoriales continuaron socorriéndose mutuamente durante los años de la represión.
Lo que era menos conocido y que es indagado por los actuales Gobiernos democráticos de Brasil y Chile es la ayuda bioquímica que Brasil ofreció a Pinochet para poder eliminar con mayor eficacia a sus adversarios políticos, como informa el diario brasileño O Globo.
Para disimular el contrabando de la toxina obtenida en Brasil se usó como fachada el Instituto Bacteriológico chileno, hoy Instituto de Sanidad Pública (IPS). Ha sido la médica, Ingrid Heltmann Ghigliotto, exdirectora del IPS que estuvo presa durante el régimen militar, quien ha contado a la agencia DPA que encontró en los sótanos del instituto dos cajas con ampollas de toxinas botúlicas del Instituto Butantan de Sâo Paulo, que hubiesen sido suficientes para matar a la mitad de los habitantes de Santiago de Chile.
El Ministerio de Sanidad de Brasilia afirma que no posee registros de envíos al antiguo Instituto Bacteriológico de Santiago. A su vez, en Sâo Paulo, el Instituto Butantan dice que no le consta el envío de anatoxina botúlica a Chile en la década de los 70 a los 80.
Fue la CIA la primera que habría descubierto en 1978 el interés del dictador chileno por el uso de armas químicas como las que le llegaban desde Brasil para eliminar con mayor eficacia a sus adversarios.
Mientras comienza a identificarse a los chilenos involucrados en la historia, se desconocen aún los colaboradores en Brasil que ofrecieron a Pinochet la toxina mortífera. En este país están en curso los trabajos de la Comisión de la Verdad, creada por la presidenta Dilma Rousseff para esclarecer todos los crímenes perpetrados durante la dictadura militar que aún siguen ocultos o en el olvido. Podría ser una ocasión para conocer a ciencia cierta la verdad y la envergadura sobre estas informaciones que la justicia chilena está investigando.

viernes, 6 de septiembre de 2013

La guerra bacteriologica: sus antecedentes

Estados Unidos ha desplegado su arsenal de armas químicas y biológicas contra Filipinas, Puerto Rico, Vietnam, China, Corea del Norte, Vietnam, Laos, Camboya, Cuba, Canadá y haitianos emigrantes, además de exponer a cientos de miles de ciudadanos estadounidenses a una asombrosa variedad de agentes infecciosos y productos químicos tóxicos, matando a docenas de personas. 
Los experimentos de EE.UU. con armas biológicas se remontan a la distribución de mantas infectadas con gérmenes del cólera entre pueblos indígenas de Norteamérica en la década de 1860. En 1900, médicos del ejército de EE.UU. infectaron en Filipinas a cinco prisioneros con una variedad de plagas y 29 prisioneros con Beriberi. Al menos cuatro de esas personas murieron. En 1915, un doctor cuyo trabajo estaba financiado por el gobierno, expuso a 12 prisioneros en Mississippi a la pelagra, una enfermedad que produce discapacidades al atacar el sistema nervioso central.
Después de la I Guerra Mundial, EE.UU. desarrolló un amplio abanico de armas químicas, produciendo millones de barriles de gas mostaza y lewisite. Miles de soldados estadounidenses fueron expuestos a estos agentes químicos para "probar la eficacia de las máscaras antigás y de los trajes protectores". La Agencia para Veteranos de Guerra se negó a reconocer los reclamos por discapacidad presentados por las víctimas de tales experimentos. El ejército también usó gas mostaza para reprimir manifestaciones anti-EE.UU. en Puerto Rico y las Filipinas en las décadas de 1920 y 1930.
En 1931, el Dr. Cornelius Rhoads, quien entonces trabajaba para el Instituto Rockefeller de Investigaciones Médicas, inició sus espantosos experimentos con cáncer en Puerto Rico, inoculando células cancerígenas en docenas de personas -que desconocían por completo la naturaleza de los experimentos. Al menos trece de las víctimas murieron. Posteriormente, Rhoads dirigió la división de Armas Biológicas del Ejército de EE.UU. y formó parte de la Comisión de Energía Atómica, donde supervisó experimentos con radiaciones realizados con miles de ciudadanos estadounidenses. En memos al Ministerio de Defensa, Rhoads expresó su opinión de que los disidentes de Puerto Rico podrían ser "erradicados" con el oportuno uso de bombas bacteriológicas.
En 1942, médicos del ejército y de la armada de EE.UU. infectaron con malaria a 400 prisioneros en Chicago, un experimento diseñado para obtener "un perfil de la enfermedad y desarrollar un tratamiento contra ella". La mayoría de los presos eran afroamericanos y ninguno recibió información sobre los riesgos que corrían. Estos experimentos con la malaria en Chicago fueron invocados en la defensa de médicos nazis en el juicio de Nuremberg.
Al finalizar la II Guerra Mundial, el ejército de EE.UU. contrató al Dr. Shiro Ishii, jefe de la unidad de guerra biológica del Ejército Imperial de Japón. El Dr. Ishii había empleado una variedad de agentes químicos y biológicos contra tropas chinas y de los aliados. También manejaba un importante centro de investigación en Manchuria, donde se realizaban experimentos con armas biológicas usando a prisioneros de guerra chinos, rusos y estadounidenses. Ishii infectó a los prisioneros con tétanos; les dio tomates contaminados con tifoidea; infectó pulgas con plagas; inoculó la bacteria que produce sífilis en un grupo de mujeres; realizó disecciones en prisioneros vivos; e hizo explotar bombas bacteriológicas sobre docenas de hombres estaqueados. Como resultado de una negociación con el General Douglas MacArthur, Ishii le entregó al ejército de EE.UU. más de 10.000 páginas de sus "datos investigativos", eludió un juicio por crímenes de guerra y fue invitado a dar una conferencia en Fort Detrick, el centro de armas biológicas del ejército de EE.UU. en Frederick, Maryland.
En 1950, la armada de EE.UU. fumigó grandes cantidades de Serratia marcescens, un agente bacteriológico, sobre San Francisco, causando el brote de una enfermedad similar a la neumonía y provocando la muerte de, al menos una persona, Ed Nevins.
Un año después, el Primer Ministro de China, Chou En-lai denunció que los militares y la CIA de EE.UU. habían usado agentes biológicos contra Corea del Norte y China. Chou presentó declaraciones de 25 prisioneros de guerra estadounidenses que respaldaron su reclamo de que EE.UU. había lanzado plumas contaminadas con ántrax, mosquitos y pulgas portadores de fiebre amarilla y volantes contaminados con cólera sobre Manchuria y Corea del Norte.
De 1950 a 1953, el ejército de EE.UU. lanzó nubes químicas sobre seis ciudades de EE.UU. y Canadá. Las pruebas tenían la finalidad de hacer tests de patrones de dispersión de armas químicas. Los registros del ejército señalan que los componentes usados en Winnipeg, Canadá, donde se registraron numerosos casos de enfermedades respiratorias, incluían cadmio, un químico altamente tóxico.
En 1951, el ejército de EE.UU. contaminó de manera secreta el Centro de Abastecimiento Naval de Norfolk, en Virginia, con una bacteria infecciosa. Se escogió un tipo especial de bacteria a la que los afroamericanos eran más susceptibles que los blancos. Un experimento similar ocurrió un año más tarde en el Aeropuerto Nacional de Washington, DC. La bacteria, se determinó después, había estado conectada con envenenamientos del torrente sanguíneo y de alimentos, y con problemas respiratorios.
Savanna, Georgia, y Avon Park, Florida, fueron el foco de repetidos experimentos con armas biológicas en 1956 y 1957. Investigadores del ejército en armas químicas y biológicas lanzaron millones de mosquitos en dos pueblos para poner en prueba la habilidad de los insectos para transmitir la fiebre amarilla y el dengue. Causaron la enfermedad de cientos de residentes, que sufrieron episodios de fiebre, problemas respiratorios, encefalitis, muerte fetal y tifoidea. Los investigadores del ejército fingieron ser empleados de salud pública para fotografiar a las víctimas y hacer tests con ellos. Se reportaron varias víctimas fatales.
En 1965, el ejército de EE.UU. y la Dow Chemical Company inyectaron dioxina en 70 prisioneros (la mayoría afroamericanos) de la prisión estatal Holmesburg, en Pennsylvania. Los presos presentaron lesiones graves, y no recibieron tratamiento durante siete meses. Un año después, el ejército de EE.UU. lanzó la operación de guerra química más ambiciosa en la historia.
De 1966 a 1972, EE.UU. lanzó más de 12 millones de galones de Agente Naranja (un herbicida con dioxina) sobre aproximadamente 1,82 millones de hectáreas en Vietnam del Sur, Laos y Camboya. El gobierno de Vietnam estimó que el Agente Naranja causó la muerte de más de 500.000 civiles. El legado continúa con altos niveles de defectos congénitos en áreas que habían sido saturadas con químicos. Decenas de miles de soldados estadounidenses también se cuentan entre las víctimas del Agente Naranja.
En un experimento que continúa con la categoría de "clasificado" hasta hoy, el ejército de EE.UU. fumigó con un agente bacterial no identificado el sistema de transporte subterráneo de Nueva York en 1966. Se desconoce si el test causó algún tipo de enfermedad.
Un año después, la CIA colocó una sustancia química en las fuentes de agua potable de la sede central de la Agencia de Alimentos y Medicamentos en Washington, DC. El test había sido diseñado para comprobar si era posible envenenar el agua potable con LSD u otros alucinógenos.
En 1969, el Dr. D.M. McArtor, vicedirector de Investigación y Tecnología del Ministerio de Defensa, solicitó al Congreso $10 millones de dólares para desarrollar un agente biológico sintético que sea resistente "a los procesos inmunológicos y terapéuticos de los que dependemos para mantener una libertad relativa de las enfermedades infecciosas".
En 1971, los primeros casos documentados de gripe porcina en el hemisferio occidental ocurrieron en Cuba. Un agente de la CIA posteriormente (en marzo de 1991) admitió que había recibido instrucciones para entregar el virus a exiliados cubanos en Panamá, quienes luego lo transportaron hasta Cuba. Esta asombrosa admisión recibió escasa atención de la prensa estadounidense.
En 1980, cientos de hombres haitianos, que habían sido prisioneros en campos de detención en Miami y Puerto Rico, presentaron síntomas de ginecomastia después de haber sido inyectados con "hormonas" por médicos de EE.UU. Ginecomastia es una patología en la que el tejido del seno masculino se agranda.
En 1981, Fidel Castro acusó a la CIA de ser la responsable de un brote de dengue hemorrágico en Cuba. El dengue hemorrágico mató a 188 personas, incluyendo 88 niños. En 1988, un líder del exilio cubano llamado Eduardo Arocena admitió haber transportado "algunos gérmenes" a Cuba en 1980.
Cuatro años después, una epidemia de dengue hemorrágico azotó Managua, Nicaragua. Casi 50.000 personas se enfermaron y docenas murieron. Este fue el primer brote de dengue hemorrágico en Nicaragua. Ocurrió en el momento más álgido de la guerra contra el gobierno sandinista y después de una serie de vuelos bajos de "reconocimiento" sobre la ciudad capital.
En 1996, el gobierno de Cuba acusó nuevamente a EE.UU. de "agresión biológica". Esta vez por la presencia de un insecto que destruye los cultivos de papa, las palmeras y otras plantas. El insecto, Thrips palmi, apareció por primera vez en Cuba el 12 de diciembre de 1996, poco después de que vuelos rasantes de aviones fumigadores de EE.UU. sobrevolaran la isla. EE.UU. logró frenar una investigación de Naciones Unidas sobre el incidente.
Al finalizar la Guerra del Golfo, el ejército de EE.UU. hizo estallar un depósito de armas químicas iraquíes en Kamashiya. En 1966, el Ministerio de Defensa finalmente admitió que más de 20.000 militares de EE.UU. habían sido expuestos a gases VX y sarín a raíz de la operación realizada en Kamashiya. Eso podría ser una de las causas de la llamada "enfermedad de la Guerra del Golfo". Otra de las causas fue, sin duda, la inoculación experimental de vacunas en más de 100.000 militares.
JEFFREY ST. CLAIR es el editor de CounterPunch y autor de Been Brown So Long It Looked Like Green to Me: the Politics of Nature, Grand Theft Pentagon y Born Under a Bad Sky. Su último libro es Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion. Puede ser contactado en: sitka@comcast.net.
Este ensayo es un fragmento de su libro Grand Theft Pentagon 

Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/09/03/germ-war-the-us-record-2/

lunes, 10 de diciembre de 2012

Operación Whitecoat


La Oficina del Fiscal General de los Estados Unidos libero un reporte el 28 de septiembre de 1994, en el cual se afirma que entre 1940 y 1974, elDepartamento de Defensa de los Estados Unidos (DOD) y otras agencias de seguridad nacional hicieron pruebas en en cientos de miles de humanos que involucraban substancias peligrosas. La siguiente cita es del reporte:
Muchos experimentos se llevaron a cabo en seres humanos, que tenían el nombre clave Operación Whitecoat, los que fueron hechos en Fort Detrick, Maryland, en los 1950s. Los sujetos humanos eran hombres voluntarios entre los enlistados. Sin embargo , a poco andar , los hombres enlistados hicieron una huelga para obtener más información acerca d elos peligros de los test biológicos a los que eran sometidos, por lo queadventistas [SDAs] quienes eran objetores de conciencia fueron reclutados para los estudios , sin informarles acerca de los peligros.
Staff Report prepared for the committee on veterans' affairs
La Operación Whitecoat, llevada a cabo por los Estados Unidos, es hoy día considerada como uno de los experimentos con humanos más grandes de la historia. En plena Guerra Fría la posibilidad de un ataque bacteriológico por parte de la Unión Soviética era considerado como algo muy probable, razón por la cual el Departamento de Defensa de USA y otros organismos gubernamentales comenzaron a diseñar varios planes de creación acelerada de antibióticos y vacunas efectivas para varios agentes infecciosos sin cura conocida. Obviamente para esto necesitaban probar dichas vacunas en personas enfermas, personas que debían ser registradas y observadas durante todo el proceso para así obtener mejores datos.


El primer paso fue utilizar soldados, razón por la cual el programa tendría su base en el fuerte Detrick, en Maryland. Tras acondicionar las instalaciones del mismo, hombres jóvenes, muchas veces reclutas, fueron expuestos a todo tipo de infecciones. Infecciones que iban desde la fiebre amarilla, la hepatitis A y la tularemia hasta incluso la encefalitis equina. Tras ser infectados, eran puestos durante un tiempo en vigilancia y luego tratados con la “cura” experimental. Todo supervisado ante la atenta mirada de los científicos involucrados en la operación.


Los soldados comenzaron a rebelarse y a negarse a ser infectados, por lo que se organizó un masivo paro general a manera de sentada. Con sus planes detenidos, algo que ciertamente no era aceptable, los responsables del proyecto rápidamente encontrarían nuevas personas en las cuales probar las vacunas experimentales: cristianos adventistas, que por motivos religiosos eran objetores de conciencia, es decir, se negaban a formar parte del ejército o participar en guerras. A unas aproximadamente 3000 personas se les haría llegar una propuesta diciéndoles que, ya que no ayudaban al país militarmente, podían al menos hacerlo siendo parte de pruebas científicas en las cuales serían infectados con distintas enfermedades y rápidamente administrados con la “cura”. Lograron conseguir 2300 voluntarios, entre los cuales, según se reporta, no hubo muertes.


Pero Whitecoat fue solo una rama en enorme árbol de experimentos encargados por el Departamento de Defensa. Si bien hoy todo aun permanece en secreto -de hecho la documentación interna del fuerte Detrick y los datos del proyecto en sí son considerados como secreto de estado- un documento del 28 de septiembre de 1994 emitido por la oficina de rendición de cuentas de USA haría público, sin especificar datos precisos, que entre 1940 y 1974 -esto incluye a Whitecoat y otros programas- cientos de miles de seres humanos fueron objeto de pruebas en experimentos con sustancias peligrosas, desde radiación y químicos hasta agentes infecciosos. De hecho, del mismo documento oficial emitido por el gobierno de los Estados Unidos se extrae: “Durante los años 50, cientos de miles de personal militar han sido involucrados en experimentación humana y otras exposiciones intencionales conducidas por el Departamento de Defensa (DOD), regularmente sin el conocimiento del soldado o su consentimiento.”

Si bien durante la etapa de pruebas con civiles de la operación Whitecoat, al menos según lo dice el mismo gobierno de los Estados Unidos, se cumplió con el código de Nuremberg y se le permitió a los sujetos de prueba consultar con fuentes externas y poseer información detallada del proceso (si hemos de creerle a la versión oficial). Durante muchas otras pruebas el documento menciona situaciones casi tan irreales y criminales como la siguiente:
“[...] durante la Segunda Guerra Mundial veteranos que originalmente fueron voluntarios para “probar ropa de verano” a cambio de tiempo libre, se encontraron a si mismos en cámaras de gas probando los efectos del gas mostaza y la lewisita.” 

domingo, 9 de diciembre de 2012

Richard Nixon



Richard Nixon firmó una orden ejecutiva en Noviembre de 1969, con lo cual detuvo la producción de armas biológicas en los EE.UU. y permitió que sólo científicos investiguen de agentes biológicos y medidas defensivas tales como inmunización y bioseguridad. Las reservas de municiones biológicas fueron destruidas, y aproximadamente 2200 investigaciones se volvieron superfluas.

En 1972, los Estados Unidos firmaron la Convención de Armas Tóxicas y Biológicas, que prohibieron el “desarrollo, producción y acumulación de microbios o sus productos venenosos excepto en cantidades necesarias para protección y exploración pacífica.” Para 1996, 137 países firmaron el tratado, sin embargo se cree que desde la firma de la Convención el número de países capaces de producir tales armas ha aumentado. La Unión Soviética continuó la investigación y producción de armas biológicas ofensivas en un programa llamado Biopreparat, a pesar de haber firmado la convención. Los Estados Unidos no eran conscientes del programa hasta que el Dr. Vladimir Pasechnik  y el Dr. Kanatjan Alibekov, científicos rusos del programa Biopreparat emigraron a los EEUU y contaron a las autoridades los avances de la extinta Unión Soviética en materia de guerra bacteriológica.

sábado, 8 de diciembre de 2012

¿Guerra bacteriológica contra Cuba?


La fiebre porcina africana en Cuba en 1971 fue el primer brote de fiebre porcina en el Hemisferio Occidental. Como resultado de la epidemia, Cuba se vio forzada a sacrificar por completo a su población porcina (alrededor de medio millón de animales), eliminando así el abasto de carne de puerco, pilar de la dieta cubana. Cuando portavoces del gobierno cubano acusaron por primera vez a Washington de haber lanzado un ataque biológico, miembros del gobierno norteamericano negaron su responsabilidad con desdén. Sin embargo, seis años después, tras las investigaciones del Congreso que siguieron al escándalo Watergate sobre los tejemanejes de las agencias de inteligencia norteamericanas, un periódico neoyorquino informó que una “fuente de la inteligencia de EE.UU.” dijo al periódico que “había recibido el virus en un contenedor sellado y sin etiqueta en una base militar de EE.UU. con campo de entrenamiento de la CIA en Panamá con instrucciones de entregarlos a un grupo anticastrista” (“CIA Link to Cuban Pig Virus Reported”, Newsday, 10 de enero de 1977). El artículo explicaba en detalle cómo el virus fue transferido de Fort Gulick a Cuba.

Una década más tarde, los cubanos acusaron a EE.UU de introducir una virulenta variedad de dengue en Cuba, que tuvo como resultado el que 273,000 personas contrajeran la enfermedad en la isla y murieran 158, de los cuales 101 eran niños. Un artículo en Covert Action (verano de 1982) describía en detalle los experimentos de EE.UU. con dengue en el centro de armamento químico y biológico del Ejército en Fort Detrkick, así como sus investigaciones sobre el mosquito Aedes aegypti que lo transmite. El artículo señalaba que Cuba fue el único país de la región del Caribe que se vio afectado por esta enfermedad, y concluía que “la epidemia del dengue pudo haber sido una operación norteamericana encubierta”. Dos años más tarde, un dirigente del grupo terrorista Omega 7, Eduardo Víctor Arocena Pérez , admitió (en un juicio en Manhattan en el que fue sentenciado por el asesinato de un miembro de la misión diplomática cubana ante la ONU) que uno de sus grupos tuvo como misión “introducir algunos gérmenes en Cuba para usarlos contra los soviéticos y contra la economía cubana, para empezar lo que se ha llamado una guerra química” justo antes de que se reportaran brotes simultáneos de dengue hemorrágico, conjuntivitis hemorrágica, moho del tabaco, hongos en la caña de azúcar, así como un nuevo brote de fiebre porcina africana (Covert Action, otoño de 1984).

James Banford en su libro Body of Secrets (Doubleday, 2001) reveló que mientras el Pentágono se encontraba refinando sus planes para llevar a cabo un ataque biológico contra Cuba, en la “Operación Northwoods”, el ejército norteamericano desarrolló planes para simular accidentes y causar ira popular. Esto incluyó el asesinar personas en la calle en los EE.UU., el hundimiento de barcos de refugiados en alta mar, así como la destrucción de un barco norteamericano en Guantánamo. No se trató de meros planes de contingencia. Fueron esbozados por el general Lyman Lemnitzer, rabioso anticomunista que encabezó el Estado Mayor Conjunto, a sugerencia del presidente norteamericano (y ex general) Eisenhower, y recibieron el visto bueno de todos los jefes del servicio. Pero palidecen en comparación con la operación cuyo nombre código fue “Plan Marshall”, que habría de lanzarse si las fuerzas norteamericanas hubieran invadido Cuba durante la crisis de los misiles en 1962.

El plan consistía en atacar toda Cuba con agentes incapacitantes, como parte de un ataque biológico que afectaría a millones de cubanos. El director científico en Fort Detrick dijo que una alternativa considerada era la de rociar las tropas cubanas con la letal toxina botulínica, argumentando que eso “sería buena cosa”, puesto que salvaría vidas norteamericanas en la invasión. Judith Miller, que habla sobre este plan en su libro Germs: Biological Weapons and America’s Secret War (Simon  & Schuster, 2001) dice que se trataba de un “cocktail” de dos gérmenes y toxinas biológicas que producían náusea extrema, fiebres de hasta 40 grados (cercanas a las que producen estados de coma y la muerte), encefalitis equina venezolana y fiebre Q. “Equipos de Pine Bluff [la principal planta de armas químicas de EE.UU.] prepararon cientos de galones de este cocktail, suficientes para llenar una alberca”, según dice Miller. El jefe de Pine Bluff dijo: “Podríamos movilizar nuestras fuerzas, tomar el país y eso sería todo”.
El director de Fort Detrick dijo que había un “aspecto humanista” del plan, puesto que reduciría el número de bajas debidas al combate. El plan consistía en rociar de oriente a poniente, para aprovechar los vientos alisios para cubrir a La Habana. Esta “humana” guerra biológica de Estados Unidos “únicamente” mataría al 1 ó 2 por ciento de la población cubana. Dado que la población cubana en esa época era de 7 millones, esto significa que el Pentágono planeaba asesinar a entre 70,000 y 140,000 civiles cubanos.

Bibliografía:  «Chemical and biological weapons: possession and programs past and present», artículo en James Martin Center for Nonproliferation Studies,Middlebury College, 9 de abril de 2002.