El estudio de las bacterias que habitan en la boca está proporcionando resultados sorprendentes. Así, se sabe que las parejas no intercambian cepas de Streptococcus mutans (S. mutans), que es la bacteria con más culpabilidad en la aparición de caries en los humanos, mientras que otras bacterias como la Actinobacillus actinomycetemcomitans, uno de los agentes relacionados con las enfermedades de las encías, se pueden transmitir con el beso.
Las colonias de bacterias pueden competir y desplazar la una a la otra como se puede ver entre colonias de Bacillus subtilis como se ha publicado recientemente. Lo mismo está ocurriendo en nuestras bocas. Fuente Nature |
Los científicos han identificado las cepas de bacterias de más de 300 familias, y aún no han encontrado un solo caso en el que ambos padres estén infectados por la misma cepa. Según parece, la S. mutans que vive en nuestra boca no permite el asentamiento de otras cepas de la misma especie. Y hay más: de acuerdo con pruebas de ADN, padres e hijos -a diferencia de lo que sucede con la madre- nunca presentan la misma cepa de esta bacteria bucal. En un estudio reciente, realizado en Suecia, país donde los padres pasan más tiempo con los bebés ya que tienen las bajas obligatorias por paternidad, en una muestra de 11 familias no se descubrió un solo caso en el que el padre y el hijo estuviesen infectados por la misma cepa de S. mutans. Sin embargo, en el caso de la madre es distinto. Los expertos creen que el contacto entre madre y bebé es más íntimo. También se sospecha que la respuesta está en el sistema inmunológico que el recién nacido hereda de la progenitora.
S. mutans es una bacteria territorial.
Los científicos están empleando pruebas de ADN para saber cómo llegan estos microorganismos hasta la boca. El investigador PageCaufield, que trabaja en mi amada Universidad de Michigan, Ann Arbor, está empleando pruebas de ADN para seguir la pista de ciertas bacterias en su paso de un huésped a otro. Sus análisis de muestras de saliva tomadas de niños y de sus madres a lo largo de cinco años han descubierto aspectos clave del tráfico de microbios bucales. De los 46 niños que participaron en el experimento de Caufield, sólo ocho no quedaron infectados por S. mutans durante un periodo de tiempo que va desde los 19 a los 31 meses, un periodo que corresponde al nacimiento de los primeros molares. Los ocho niños que no se infectaron durante este periodo nunca dieron positivo en las pruebas para esta bacteria a lo largo de todo el estudio, lo que da a entender que el microorganismo perdió su oportunidad para hacerse con un lugar o nicho en la flora bucal.
El autor de este blog caracterizado como Streptococcus mutans en la obra "Qué traballo tan curioso" producida por el CSIC que trataba de concienciar a los niños sobre buenos hábitos higiénicos |
¿Podemos domesticar a S. mutans y hacerla trabajar para nosotros?
Los conocimientos del ecosistema bucal podrían también tener usos más prosaicos. Por un lado, pueden facilitar la búsqueda de otros métodos para combatir enfermedades dentales que no se basen en la técnica de aniquilamiento total, empleada en el pasado, sino en ataques más finos, adentrándonos más allá de las líneas del enemigo.
Una estrategia que promete consiste en emplear una cepa de S. mutans que produce una sustancia capaz de aniquilar otras cepas rivales de la misma bacteria. Jeff Hillman, microbiólogo de la Universidad deFlorida, en Gainsville, ha manipulado genéticamente organismos que pertenecen a la cepa fratricida para producir un supermicrobio que puede aniquilar a sus compatriotas, si bien es incapaz de segregar los ácidos que atacan a los dientes. El pasado mes de octubre, Hillman infectó un grupo de ratas con este supermicrobio y a continuación les administró una dieta rica en azúcar.
A diferencia de los animales infectados con una cepa normal de S. mutans humana y sometidos a la misma dieta, los dientes de las ratas infectadas con la cepa manipulada no presentaron caries. Es más, el supermicrobio de Hillman no parece desequilibrar el ecosistema bucal. Hillman ya ha demostrado que la cepa asesina de S. mutans tiene la capacidad de reemplazar a su homóloga previamente asentada, según parece, aniquilándola y ocupando su nicho. En estos experimentos, un grupo de voluntarios del Centro Dental Forsyth fueron sometidos a un raspado; a continuación se cepillaron los dientes y emplearon hilo dental infectado con la cepa agresiva de S. mutans. Un año más tarde, la bacteria agresiva todavía se encontraba en la boca de los participantes.
El Dr. Hillman ha solicitado autorización para llevar a cabo ensayos clínicos con el supermicrobio que no ataca el esmalte de los dientes. Su objetivo es emplear estas bacterias como vacunas contra la caries. "Se podría administrar a todo el mundo, y su costo sería relativamente bajo, ya que se trata de una sola dosis capaz de evitar las caries durante toda la vida", afirma este experto.
Odontología del futuro: sustituir unas bacterias por otras
Esta forma de combatir las enfermedades dentales sustituyendo unas cepas bacterianas por otras puede ser el futuro de la higiene bucal. Por ahora deberíamos seguir utilizando los métodos tradicionales, como el cepillado, el uso de la seda dental y el sellado de las muelas. Esta última técnica es muy interesante porque S. mutans es una bacteria a la que no le gusta el oxígeno y por lo tanto se esconde en las fisuras de nuestras muelas. Cerrar esas fisuras nos permite mantener a S. mutans fuera de su nicho natural.
Algunos de los organismos que viven en la boca cumplen importantes funciones, ya que impiden la entrada de otros microbios más perjudiciales. Por ejemplo, una de las consecuencias de aniquilar la flora bucal con grandes dosis de antibióticos es la aparición de aftas, una infección de hongos que ha sido relacionada con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer de boca. Los microbios residentes también producen una serie de compuestos que resultan letales para algunos de los microorganismos mas perjudiciales que suelen viajar en el aire o en los alimentos.
Uno de éstos fue estudiado el año pasado por investigadores de la Universidad de Aberdeen. Este grupo de científicos demostró que ciertas bacterias que viven en la boca de las ratas producen nitrito, compuesto que reacciona con el ácido gástrico para crear condiciones que, como se ha comprobado en el laboratorio, impiden el desarrollo de la Salmonella, Escherichia coli patógenas y otros organismos perjudiciales. Se cree que unos microbios parecidos hacen lo mismo en la boca de los seres humanos.
Bibliografía
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