lunes, 29 de noviembre de 2010

Preocupación creciente por el aumento de resistencias a antimicrobianos

Con cierta frecuencia, se atribuye a William H. Stewart (1921-2008), pediatra y epidemiólogo
(http://en.wikipedia.org/wiki/William_H._Stewart), la siguiente afirmación: “The war against
infectious diseases has ben won… It is time to close the book on infectious diseases and shift
all national attention (and dollars) to the new dimensions of health chronic diseases”. Esta
frase, pronunciada supuestamente en 1967, mientras Stewart era Surgeon General (Ministro
de Sanidad) de EE.UU., ha hecho correr numerosos y turbulentos ríos de tinta a la vista de la
emergencia posterior de enfermedades desconocidas previamente, como el SIDA, o el
recrudecimiento en la actualidad de enfermedades que se consideraban ya superadas. Al
parecer, no está suficientemente documentado que Stewart pronunciara semejante frase
(http://message.snopes.com/showthread.php?t=40601) pero sí que la misma parecía reflejar
un sentimiento mayoritario por aquel entonces, según han afirmado, por ejemplo, C.M.
Sassetti y E.J. Rubin [Nat. Med. 13: 279-280 (2007)] http://www.nature.com/nm/journal/
v13/n3/pdf/nm0307-279.pdf).

Pronunciara o no frase tan lapidaria, Stewart, que fue uno de los primeros responsables
políticos en levantar la voz para denunciar las fatales consecuencias de fumar
(http://www.nytimes.com/2008/04/29/health/29stewart.html), no se opondría seguramente a
que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya decidido recientemente declarar al 7 de
abril de 2011 como Día Mundial de la Salud bajo el lema “La resistencia a los antimicrobianos
y su propagación mundial” (http://www.who.int/world-health-day/es/). La OMS recuerda que “la
resistencia a los antimicrobianos y su propagación mundial es una amenaza para la
continuidad de la eficacia de muchos medicamentos usados hoy en día y, además, puede
hacer peligrar los grandes avances que se están consiguiendo contra algunas infecciones
mortales importantes”. Las enfermedades infecciosas son la causa de, aproximadamente, un
tercio de todas las muertes registradas cada año a nivel mundial. En particular, según un
informe reciente, las enfermedades respiratorias agudas (como la neumonía y la gripe) son la
tercera causa de muerte en el mundo en los países desarrollados y la primera en los países
en vías de desarrollo, con una estimación anual de 4.25 millones de fallecimientos [Mayor, S.
BMJ 341: c6360 (2010)]. Estos y otros muchos datos, junto con las alarmas producidas, por
ejemplo, por la reciente aparición de microorganismos productores de carbapenemasas, en
particular del tipo NDM-1, en India, Pakistán y Reino Unido, ha llevado a la OMS a plantear la
necesidad de concienciar a toda la sociedad (gobiernos incluidos) sobre la inaplazable
necesidad de extender, a nivel mundial, medidas de formación e información sobre el uso
racional de los antibióticos (http://who.int/bulletin/volumes/88/11/10-031110/es/print.html).
Ernesto García (e.garcia@cib.csic.es)

Microbios que empaquetan 200 gigas



Investigadores chinos logran que las bacterias almacenen y descifren los datos
JAVIER SAMPEDRO - Madrid - 27/11/2010
Las bases de datos de la próxima generación se podrán cultivar en placas de Petri. Científicos de la Universidad China de Hong Kong han creado un sistema para encriptar, almacenar y descifrar datos cuyo soporte no es un disco duro, sino secuencias de ADN (aggatcctg...) introducidas en una población de bacterias.

Las bases de datos de la próxima generación se podrán cultivar en placas de Petri. Científicos de la Universidad China de Hong Kong han creado un sistema para encriptar, almacenar y descifrar datos cuyo soporte no es un disco duro, sino secuencias de ADN (aggatcctg...) introducidas en una población de bacterias. Un gramo de estos microbios puede almacenar 200 gigas (gigabytes). Los discos duros no pasan de 4 gigas por gramo.

El sistema aprovecha que el ADN es, literalmente, un texto: una ristra de letras (bases, en la jerga) cuyo significado depende del orden exacto que ocupan en la ristra, como el significado de una novela depende del orden exacto de las letras en el texto.

Para almacenar el mensaje (una frase, por ejemplo, o una enciclopedia entera), los científicos empiezan por traducirlo a un lenguaje genético arbitrario. El ADN solo usa cuatro bases (a, g, c y t, por las iniciales de sus nombres químicos). Usando palabras de dos bases, solo salen 16 (4 elevado a 2) palabras distintas. Con palabras de tres bases, salen 64 (4 elevado a 3) palabras distintas: esta es justo la estructura del código genético real, donde cada palabra de tres bases significa un aminoácido (los bloques con que se construyen las proteínas).

Chan King Ming y sus colaboradores de la Universidad China de Hong Kong han usado palabras de cuatro bases, con lo que disponen de 256 (4 elevado a 4) palabras distintas. Han asignado cada una a una letra, signo de puntuación u otro símbolo de la escritura humana mediante un código convencional, como las tablas ASCII que se usan en los ordenadores.

Esta frase, que tiene 66 caracteres, ocuparía 264 bases en el ADN. Este artículo completo, de unos 4.000 caracteres, ocuparía 16.000 bases. La frase está en el límite de lo que puede almacenarse en una sola bacteria. El factor limitante no es el espacio disponible en la bacteria -cuyo genoma natural tiene millones de bases-, sino las limitaciones actuales de la técnica para sintetizar ristras artificiales de ADN, que no pasa de 200 o 300 bases.

Por esta razón, para almacenar el artículo completo -incluso después de comprimir el texto con los algoritmos convencionales que se usan en los pdf, jpg o mp3- se necesitarían seis bacterias. Y para almacenar 200 gigas haría falta un gramo de bacterias. Eso es un pequeño cultivo a nuestras escalas de tamaño, pero contiene cerca de un billón de microbios.

Los 200 gigas no son ningún límite de la técnica: basta aumentar el tamaño del cultivo bacteriano para incrementar el número de gigas que se pueden almacenar. Incluso a gran escala, la base de datos microbiana seguirá ocupando entre 50 y 100 veces menos que su equivalente en un disco duro.

Pero el sistema de Chan y sus colegas no se limita a almacenar la información. También se ocupa de encriptarla, esto es, de convertirla en un mensaje secreto que solo su propietario puede luego descifrar, o desencriptar. El encriptado consiste en una especie de barajado molecular que invierte de orientación y desordena el texto de ADN. Es el análogo de arrancar las páginas de un libro y barajarlas, o mejor, de cortar cada página en trocitos y arrojar al aire el confeti resultante.

Los científicos han aprovechado para esto una trituradora de libros que también existe en la naturaleza. Se trata de una enzima (recombinasa; las enzimas son proteínas que catalizan reacciones químicas) que reconoce ciertos pares de secuencias de ADN, las corta y las vuelve a pegar en la orientación inversa. Estas enzimas son las que usan los virus y otros elementos móviles, como los trasposones, o segmentos de ADN que se mueven por el genoma. Los investigadores han domesticado la enzima para que sirva a sus propósitos, pero la actividad no es nada insólito en la naturaleza.

Ese tipo de recombinasas son también el fundamento de un sistema ideado por estudiantes de la Universidad de Tokio que es capaz de resolver sudokus. Usa 16 tipos de una bacteria, cada uno con una identidad genética y un color distinto dependiendo del cuadradito que ocupe en la cuadrícula del sudoku (cuatro por cuatro). El intercambio de ADN entre unas cuadrículas y otras, mediado por la recombinasa, computa la solución con facilidad.

La adaptación de los microbios del mundo real a las nuevas condiciones del entorno utiliza rutinariamente mecanismos parecidos.

domingo, 14 de noviembre de 2010

El Fijo

Lo cuenta Carandell. En cierta ocasión estaba un diputado propinándole una terrible bronca a un ujier, el ujier escuchaba la diatriba sin inmutarse, cuando el diputado acabó le respondió el ujier: “Lo que su Señoría quiera, pero recuerde que aquí el fijo soy yo”.

martes, 9 de noviembre de 2010

Haití declara el cólera "problema seguridad nacional"

Ya han muerto 583 peronas y más de 9.000 personas han sido hospitalizadas
EFE PUERTO PRÍNCIPE 09/11/2010 19:11 Actualizado: 09/11/2010 19:47

Varias personas son atendidas en la zona de urgencias del hospital San Nicolás en Saint Marc (Haití), donde se atiende a las personas afectadas.EFE/Andrés Martínez Casares
Las autoridades sanitarias de Haití han declarado "problema de seguridad nacional" la epidemia de cólera que afecta el país y que ha causado 583 muertos y 9.123 hospitalizados.

El director general del Ministerio de Salud Pública y Población (MSPP), Gabriel Timothée, ha declarado en una rueda de prensa: "Ya la epidemia pasó a ser más que una simple urgencia humanitaria y es un problema de seguridad nacional".

En los dos últimos días han fallecido 39 personas. Según el documento presentado por Timothée, 9.123 han sido hospitalizadas en diferentes regiones a causa de la enfermedad, cuyos primeros casos se contabilizaron el 19 de octubre.

"Tomará mucho tiempo poder controlar esta epidemia", ha reconocido el funcionario, quien ha mostrado su preocupación por la extensión de la epidemia en regiones que no habían sido afectadas.

Es el caso del Sur del país donde se identificaron cuatro personas sospechosas de sufrir la enfermedad, y que, según el galeno, están "estabilizadas".

"Tomará mucho tiempo poder controlar esta epidemia", reconoció el funcionario
Timothée ha revelado, además, que entre el 22 de octubre y el 7 de noviembre en el popular barrio de Cité Soleil, en la periferia Norte de la capital, se han registrado 115 casos, de los cuales uno murió.

Igualmente se han detectado casos en lugares que se mantenían libres de la enfermedad en el departamento Artibonite (Norte), la zona más afectada por el brote. En Alto Artibonite, donde se encuentra la capital departamental Gonaives, se han registrado alrededor de cien casos y varios muertos, según la fuente.

Sin embargo, en los primeros focos de cólera detectados en Artibonite y el Este, "no se han registrado muertos en los últimos días", subrayó. En todas las regiones donde los casos se han multiplicado "hay problemas de higiene" ha agregado, y ha llamadado a "reforzar la sensibilización" para enfrentar un "problema nacional".

Las autoridades de Salud Pública han informado de que, con sus contrapartes, desarrollan Centros de Tratamientos de Cólera (CTC) y refuerzan los hospitales públicos y privados para combatir la epidemia.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Antibióticos que dejan huella

* Pueden alterar la flora intestinal durante largos periodos
* Los expertos alertan de la necesidad de limitar el consumo de estos fármacos

Laura Tardón

De sobra es conocido que los antibióticos pueden alterar la flora intestinal. Lo que no se sabía con certeza es que algunos de estos tratamientos pudieran alargar este desequilibrio hasta dos años después de su administración. Así lo desvela una investigación sueca, publicada esta semana en la revista 'Microbiology'.

¿Qué significa esto? Según Cecilia Jernberg, autora principal de dicho trabajo, "aumenta el riesgo de infecciones, se reduce el éxito de futuros tratamientos con antibióticos y se producen nuevas cepas de bacterias resistentes a estos fármacos.

Según los especialistas, la flora intestinal es un conjunto de bacterias 'buenas' y 'malas' localizadas en el aparato digestivo, fundamentales para proteger al intestino de infecciones. Con el uso de antibióticos, "el equilibro de la flora se rompe y se modifica su composición", explica Miguel Rivero, especialista de digestivo del Hospital Sureste de Madrid. Hasta ahora, "pensábamos que la flora se reestablecía [de forma natural] en unas dos semanas, como mucho un mes".

Sin embargo, este estudio demuestra que el desequilibrio bacteriano podría "extenderse hasta dos años, incluso con tratamientos cortos, de tan sólo siete días", apuntan los autores suecos. Esto significaría, añaden, que "se pueden desencadenar nuevas enfermedades y los microorganismos resistentes a los antibióticos se desarrollarían aún más".

"A diferencia de los anteriores trabajos, éste se centra en métodos moleculares, no en cultivos. Es decir, no analiza tanto la cantidad de las bacterias como la calidad e incluye especies descartadas en anteriores ocasiones. Además, los autores han utilizado técnicas más sensibles para detectar alteraciones", señala el doctor Rivero.

Dados los resultados, los responsables de la investigación sugieren que "se utilicen los antibióticos con cautela, ya que no hay nada para la resistencia a estos fármacos". Y agrega: "El desarrollo de nuevos antibióticos es lento, por lo que deberíamos hacer un buen uso de los existentes".

Lo mismo piensa Rivero: "Es importante ser más racional en el uso de estos medicamentos y restringirlos a las personas que realmente lo necesitan".

Casualmente, se han reunido esta semana en Barcelona especialistas en Microbiología, Infectología e Inmunología. Al igual que los investigadores suecos y el doctor Rivero, alertan de la necesidad "urgente" de que los españoles limiten su consumo de antibióticos, para preservar su eficacia futura. Subrayan, además, que ya "no es excepcional" que los hospitales atiendan a pacientes infectados por microorganismos totalmente resistentes a estos medicamentos, lo que constituye un problema para los sistemas de salud.

En la actualidad, concluyen, "el uso prudente y adecuado de los antibióticos disponibles ya no es una recomendación, sino una urgencia".

lunes, 1 de noviembre de 2010

El largo viaje de la sífilis


La teoría dominante dice que 'el mal francés' llegó a Europa en los barcos de Colón. Esqueletos de un yacimiento londinense anteriores a 1492 presentan marcas de la enfermedad

JAVIER YANES MADRID 01/11/2010 08:00 Actualizado: 01/11/2010 09:35

Por si fuera poco llevar sobre sus hombros las acusaciones de haber abierto el camino a una era de conquistas que no fue precisamente amistosa, a la figura de Cristóbal Colón le ha tocado en los últimos años cargar con otro sambenito: el de haber introducido en Europa lo que se dio en llamar el mal francés y que prendió en el viejo mundo con la fuerza de la promiscuidad. La sífilis fue durante siglos el azote de los lupanares europeos y un estigma del pecado original que, como la maldición bíblica, heredaban los hijos.

Hasta ahora, la carga de la prueba ha coincidido en señalar a las naves de Colón como los vectores que desembarcaron la sífilis en Europa. Prueba número uno: los registros históricos documentados no recogen casos de la enfermedad antes de 1493, cuando el navegante genovés y sus marineros regresaron del Nuevo Mundo. Prueba número dos: la primera epidemia de la que existe constancia en Europa se produjo en 1495.

En 2008 se probó que la dolencia procede de cepas cutáneas de América

Hace dos años llegó la prueba número tres, en apariencia irrefutable.

Un equipo de investigadores de la Universidad Emory, en Atlanta (EEUU), rastreó el proceso evolutivo de los genes de 26 cepas de treponemas, las bacterias que causan la sífilis y que en Suramérica provocan otra dolencia llamada pian, que afecta a la piel y se transmite por contacto.
Salto intercontinental

El trabajo que Kristin Harper llevó a cabo para su tesis doctoral y que se publicó en 2008 en la revista PLoS Neglected Tropical Diseases dibujaba una crónica de las andanzas de las treponemas a partir de su ADN. Según Harper y el supervisor de su trabajo, el profesor de la Universidad Emory George Armelagos, las cepas tropicales que causan el pian son más antiguas. Una de ellas saltó a Europa en las primeras travesías trasatlánticas. En el viejo continente las bacterias encontraron un ambiente más templado e higiénico donde su adaptación originó la forma de transmisión sexual, evolutivamente más nueva.

El descubridor de los nuevos restos dice que entierran la teoría de Colón

Pero la reciente llegada de la prueba número cuatro parece inclinar la balanza para exonerar a Colón. Un equipo de arqueólogos del Museo de Londres ha excavado el cementerio de St. Mary Spital, un hospital medieval al este de la capital británica que hacía de moridero para los enfermos sin recursos. Allí han desenterrado unos 10.500 esqueletos y examinado en detalle 5.387. Brian Connell, director de los trabajos, explica su descubrimiento estrella: "25 esqueletos con cambios característicos de la sífilis".

Hasta ahí, nada novedoso. La sorpresa aparece tras la datación con radiocarbono. La prueba, según Connell, sitúa a dos de ellos entre 1200 y 1250 y a otros cinco entre 1250 y 1400. Todos ellos, antes de que Rodrigo de Triana posase por primera vez sus ojos en tierra americana. Con tales pruebas, Connell se arma de razones para aseverar que sus hallazgos "ponen el clavo en el ataúd de la teoría de Colón".

¿Caso cerrado? Ni mucho menos. Pese a la alharaca con la que los medios han presentado los hallazgos de Connell y su triunfal veredicto, los esqueletos londinenses aún no han aparecido en la prensa especializada, que convierte un puñado de resultados en un estudio científico al alcance de la lupa de otros expertos. "Es difícil saber exactamente de qué están hablando mientras no haya pasado la revisión por pares", señala Armelagos a Público. "Esto es ciencia de rueda de prensa; sin imágenes, sólo tienes una mancha de tinta digna de un test de Rorschach", critica.
Diagnóstico y datación

Harper, hoy ya doctorada y trabajando como investigadora en la Universidad de Columbia, insiste en el mismo aspecto en un correo enviado a este diario, y adelanta qué dos aspectos deberían ser cuidadosamente revisados: el diagnóstico y la datación.

Sobre el primero, afirma que "algunas veces las marcas del esqueleto se interpretan como sífilis, pero es raro encontrar casos claros en el registro arqueológico". Respecto a la datación, Harper plantea otro problema llamado firma marina. "Los individuos que comen mucho alimento del mar tienden a dar fechas de radiocarbono que aparentan más antigüedad de la real. En estos casos, la fecha parece precolombina hasta que se corrige con esta firma marina", objeta. Como ejemplo, recuerda el hallazgo hace diez años de esqueletos que parecían ser precolombinos y sifilíticos en el enclave inglés de la Corte de Magistrados de Hull. "Recibieron mucha atención en los medios, pero la firma marina fue determinante; aquellos con signos definitivos de sífilis no se pudieron asignar al período precolombino", señala.

Harper resume lo que refutaría su teoría: "Esqueletos del Viejo Mundo con signos claros de sífilis y fechas de radiocarbono sólidamente precolombinas". "Hay muchos casos que cumplen un requisito sin el otro, pero ninguno que cumpla ambos", zanja. Armelagos agrega que los 25 casos detectados son una gota en el mar: "Debería haber pruebas demográficas de un mayor número de casos".

En su defensa, Connell alega que los resultados se publicarán en primavera en una monografía del propio museo "con revisión externa por pares", apunta y rubrica: "Sí, tengo mucha confianza en que los cambios [...] son consistentes con un diagnóstico de enfermedad treponémica [sífilis] terciaria", siendo el caso más claro el de "un niño de 10 o 11 años". Niño que, sin embargo, pertenece a un período más tardío, el de 1400 a 1539, al que se asignaron 18 de los 25 esqueletos.

En cuanto a la datación, el arqueólogo aclara que "se hizo un análisis estratigráfico detallado de todo el cementerio" y los resultados se sometieron a "datación de carbono 14 de alta precisión", con "una confianza del 95%". Connell sale al paso del argumento de la firma marina añadiendo que su efecto fue simulado con tres modelos que no alteraron los resultados y que, según los isótopos de carbono, "los recursos marinos no eran importantes en la dieta, lo que se une a los pocos huesos de pez y a las fuentes históricas que indican que el comercio de pescado sólo creció más tarde". "Pero si dataron el enclave y no cada espécimen", contraataca Harper, "un individuo posterior pudo ser enterrado donde ya había restos más antiguos".

En suma, la sentencia se aplaza. Connell remacha: "Nos satisface concluir que la enfermedad treponémica estaba presente en Reino Unido hasta 200 años antes de Colón". En el bando contrario, Armelagos mantiene que su hipótesis "aún seguirá vigente algunos días más". Colón sigue, de momento, en el banquillo.