jueves, 29 de agosto de 2024
lunes, 19 de agosto de 2024
Finalmente
11 Anti-infective Agents
10 Microorganisms
9 Journal of infection and public HEALTH
8 Frontiers in microbiology
6 Folia Microbiologica
5 Biofilm
4 International Microbiology
3 Journal of Global Antimicrobial Resistance
2 Current Microbiology
1 Antimicrobial Agents and Chemotherapy
sábado, 17 de agosto de 2024
En el Ecuador ya está circulando el mpox
En el Ecuador ya está circulando el mpox. La viruela del mono es un primo mortal de la viruela del que no sabíamos absolutamente nada hasta 1958, año en el que se descubrió.
La mpox, que hasta hace poco se conocía como viruela del mono (o viruela símica), es una enfermedad mucho menos grave y contagiosa que la viruela. Ambos son infecciones por Orthopoxvirus, un género de 12 virus de ADN que también incluye la viruela vacuna y la viruela del camello. Según la OMS, se caracteriza por una erupción dolorosa, ganglios linfáticos agrandados y fiebre.
Existen dos clados o variedades genéticas distintas. El clado I (causante del brote actual) mata a uno de cada 10 infectados. El clado II (la causa de los brotes de 2022) es mucho menos mortífero, con una tasa de mortalidad inferior al uno por ciento.
Una nueva versión del virus del clado I, denominada clado Ib, ha aparecido en el brote actual y ha motivado la declaración de emergencia, ya que puede ser más grave o transmisible. Los niños también parecen especialmente vulnerables, ya que muchos de los casos y muertes en la República Democrática del Congo se han producido en menores de 15 años.
La viruela símica es una enfermedad zoonótica, transmitida a los humanos por los animales. Descubierta por primera vez en 1958 entre los monos de un laboratorio de investigación danés, el nombre original del virus puede ser o no un término equivocado. Se cree que los pequeños mamíferos albergan el virus en las selvas africanas donde es endémico, pero puede infectar a muchos mamíferos y sólo se ha aislado en animales salvajes en dos ocasiones: una ardilla de cuerda en la RDC en 1985 y un mono mangabey en Costa de Marfil en 2012. Los verdaderos reservorios de la enfermedad siguen siendo desconocidos.
Ambos tipos de viruela símica pueden propagarse a través del contacto directo con animales infectados y materiales contaminados. Esto puede incluir artículos como ropa, ropa de cama y toallas. El contacto íntimo también puede propagar el virus entre las personas, por ejemplo mediante besos, gotitas respiratorias que se propagan al hablar con alguien infectado y contacto directo con piel infectada o lesiones en la boca o los genitales.
El periodo de incubación es de 3 a 17 días. Las personas que presentan síntomas de viruela del mono son contagiosas hasta que la erupción se ha curado por completo y se ha formado una nueva capa de piel.
La mpox no es una ETS, aunque lo parece. Afecta a hombres principalmente. Cuando alguien presenta síntomas, se contagia de piel a piel, incluidas las relaciones sexuales y también puede transmitirse por contacto con sábanas, toallas o ropa.
¿Existen pruebas y vacunas?
Existen pruebas para detectar la mpox, que consisten simplemente en frotar una lesión con un hisopo. Los CDC recomiendan realizar la prueba sólo si se tiene una erupción parecida a la viruela.
Hay dos vacunas actualmente en uso para la viruela símica, ambas recomendadas por el Grupo Estratégico Consultivo de Expertos en Inmunización de la OMS. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. anima a las personas de alto riesgo a vacunarse y a asegurarse de recibir las dos dosis de la vacuna Jynneos (IMVANEX en Europa). Una recomendación similar emitió el Gobierno español en marzo de 2023.
La buena noticia es las personas que ya están completamente vacunadas o que previamente tuvieron mpox del clado II “ya deberían estar protegidas contra la enfermedad grave del mpox del clado I”
martes, 13 de agosto de 2024
Haplorchis pumilio y su enjambre de drones
miércoles, 7 de agosto de 2024
¿Existe relación entre la calidad del agua con las parasitosis infantiles en Ecuador?
En las investigaciones realizadas en Ecuador hasta el 2017, se reportó que los parásitos mayormente causales de parasitosis en el Ecuador, especialmente en la población infantil, son los siguientes: Blastocystis hominis (28,4%), Entamoeba histolytica/dispar (20,4%), Entamoeba coli (15,1%), Endolimax nana (9.0%), Giardia lamblia (5,4%), Ascaris lumbricoides (2,7%). Trichuris trichiura (1,7%), Iodamoeba bütschlii (1,3%), Chilomastix mesnili (1,1%) y Enterobius vermicularis (0,2%). (ver fig. 1)
¿Cómo se relaciona esto con el agua?
En Ecuador, la contaminación del agua proviene principalmente de la descarga de aguas residuales de las ciudades. Las aguas residuales son una fuente de contaminación debido a la falta de alcantarillado y su tratamiento posterior a su uso; y esto es consecuencia de la poca cobertura de saneamiento, que a nivel nacional sólo alcanza el 64,51%; y en zonas rurales, el saneamiento alcanza el 53,07% según la SENAGUA (Secretaría del Agua). Esto se ve reflejado en el deterioro de la calidad del agua que causa enfermedades de origen hídrico como las parasitosis.
¿Qué sucede en la actualidad con el agua en zonas rurales?
De acuerdo con un estudio realizado en el cantón Babahoyo del presente año, se analizó el agua que consumían niños de 5 a 10 años de edad y su relación con las parasitosis. Se llevaron a cabo comparaciones de los 145 beneficiarios con sus respectivas historias clínicas provistas por el centro de salud de la parroquia con los resultados de los exámenes coproparasitarios, afirmando así la presencia de parásitos.
El estudio parasitológico reveló una alta prevalencia de amebas (50%) y Giardia lamblia (13%) en las muestras fecales. Se detectaron además Blastocystis hominis en el 5% y Candida albicans en el 6% de los casos. El 26% de las muestras resultaron negativas (Fig 2.). El análisis físico-químico del agua mostró cumplimiento con la norma NTE INEN 1108, excepto en los parámetros de cloro libre y residual, lo cual sugiere una falta de tratamiento adecuado. Los resultados microbiológicos confirmaron la presencia de protozoarios y coliformes, indicando una contaminación del agua potable.
Factores como la falta de hábitos higiénicos sobre la desinfección del agua en las poblaciones rurales contribuyen al aumento de las parasitosis. A esto se le puede adicionar la contaminación de las fuentes de agua por parte de los moradores con desechos biológicos provenientes de ellos o del ganado vecino. Esto se puede corregir gracias a la aplicación de normas que determinan si el agua es apta para el consumo o si representa un riesgo que debe ser atendido.