Es sólo un ejemplo, pero lo tenía todo pormenorizado de tal manera , y hasta en asuntos menores, que no había posibilidad de falla alguna. Éste es de los que “el que obedece no se equivoca nunca”, y en cierto sentido, al menos con él, era casi imposible equivocarse..
Son gente con la máxima escrita en la frente “guarda el orden y el orden te guardará a ti”, aunque sería más exacto escribir “ guarda mi orden y mi orden te guardará a ti”.
¿Qué sucedía?, pues que allí no había iniciativa, ni espontaneidad, ni cintura, ni gente que se movía con desenvoltura, ni imaginativa, ni creativa, ni dinámica, ni con proyectos..
Allí brillaban los soldados , los burócratas, los serviles, los vagos, los sumisos, los dispuestos a pagar vasallaje a cambio de no pensar, los aburridos.
Y así les fue.
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