miércoles, 27 de junio de 2012

Pioneros catalanes en microbiología: Jaume Ferrán y Clua




Foto del Doctor Jaime Ferran y Clua


El Doctor Jaime Ferran y Clua, nacido en Corbera de Ebro, Tarragona, el 1 de febrero de 1851, hijo del médico del pueblo. Estudia en San Luis de Tortosa y Bachiller en Tarragona, y se licencia en Medicina en la Universidad de Barcelona en 1873.

Se establece como médico en Tortosa y dedica sus primeras actividades al estudio del tracoma.
En 1878 concibe la primera idea sobre el microteléfono y logra unir telefónicamente, con aparatos por él construidos, su despacho con el observatorio del Ebro en Roquetas cerca de Tortosa.
Publica en colaboración con Pauli, un importante químico de la época, un estudio: La instantaneidad en la fotografía, en el que revela el método de la emulsión de bromuro de plata, diez veces más rápida que el colodión húmedo que entonces se usaba, invento que luego ha enriquecido a la casa Kodak de los EEUU de América.
Se interesa por la microbiología con las investigaciones de Pasteur y en 1884 da a la Academia de Medicina de Madrid una memoria sobre El parasitismo bacteriano, que produce sensación.
Es enviado por el Ayuntamiento de Barcelona a Marsella con una comisión para estudiar el cólera. A la vuelta da cuenta de sus trabajos con su memoria sobre la epidemia colérica en Marsella. Por su cuenta se traslada a Tolón, donde también existe la epidemia, regresa a Tortosa y se consagra de lleno a las investigaciones sobre el cólera, logrando, tras múltiples experiencias en animales, y, finalmente, en el hombre, descubrir la vacuna que inmunizaba contra el bacilo.
El 31 marzo de 1885 comunica sus descubrimientos a la Academia de Ciencias de París.
Él mismo ensaya su vacuna ingiriendo una dosis de cultivo y haciédosela ingerir a su familia, saliendo todos inmunes del experimento.
Por estas razones, el gobernador de Valencia le lleva a su región donde el cólera hace estragos. Allí realiza más de 30.000 vacunas.
Sin embargo una fuerte campaña de profesionales españoles se desencadena contra él. Mantiene un fuerte entrenamiento con Santiago Ramón y Cajal, aunque encuentra simpatizantes entre la comunidad científica extranjera
Hay un importante debate en el Ateneo de Madrid en que es defendido con éxito por el doctor Gimeno. Castelar también le defiende en el Congreso.
El ministro Romero Robledo dicta una real orden por la cual nadie podrá aplicar la vacuna Ferrán más que él mismo y en presencia de un delegado gubernamental, lo que hiere la sensibilidad de Ferrán, que decide suspender radicalmente las vacunaciones, lo cual da como resultado la muerte de más de 150.000 personas del cólera.
Varios investigadores extranjeros tratan de disputarle la prioridad en el invento y tiene que sostener ásperas polémicas, de las que sale victorioso.
En 1886 descubre la vacuna antitífica que aplica a algunos obreros de las alcantarillas de Barcelona.
Al año siguiente el Ayuntamiento de Barcelona funda el Instituto Antirrábico, segundo creado después del de Pasteur en París, y Ferrán se pone a su cabeza. descubriendo el método que llama supraintensivo, para diferenciarle del intensivo de Pasteur y que simplifica y mejora el tratamiento.
1894. Se generaliza el tratamiento en toda España y son muchos miles los inmunizados contra la rabia sin un solo fracaso.
Paulatinamente va logrando que diversos sabios reconozcan la prioridad de los descubrimientos de Ferrán en sus aplicaciones, como Klemperer en la vacuna anticolérica. luego perfeccionada por Behring y Kitasato; Pfeifer y Kolle, en la antitífica; Fränkel en la antidiftérica.
En 1897 Ferrán prepara la vacuna antialfa frente al bacilo de la tuberculosis, que tantos resultados excelentes había de dar.
Un año después transforma en anaerobio el bacilo de Nicolaier en la lucha contra el tétanos, y obtiene también éxitos importantes en la investigación contra la erisipela del cerdo y del carbunco y en la vacuna antipestosa.
Mantuvo una estrecha amistad con el rey D. Alfonso XIII, muy interesado por sus experimentos y conclusiones científicas.
Recibió algunos honores, pero sufrió terribles persecuciones de sus compañeros pseudocientíficos y despechados.
El 22 de noviembre de 1929 muere en Barcelona sin que sus enormes contribuciones a la ciencia médica hubieran merecido el más mínimo reconocimiento de las autoridades españolas.

1 comentario:

  1. Don Santiago, don Santiago... ¿celitos científicos?. Mejor no se levante para contestarme :)

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