Las enfermedades de transmisión sexual han vuelto a las
consultas médicas. En realidad nunca se fueron del todo, pero en estos
últimos años el número de casos ha aumentado de forma sostenida en lo
que es ya una tendencia. No hablamos del VIH/sida, la más conocida y
grave, sino de otras infecciones bacterianas como la sífilis, la
gonococia o la infección por clamidias.
Según un informe publicado hace unos días por el Instituto de Salud Carlos III
–dependiente del Ministerio de Sanidad– y basado en los resultados de
la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, los diagnósticos de
sífilis, por ejemplo, se han duplicado entre 2006 y 2012: de 1.711 a
3.641. La multiplicación de casos también se aprecia en la tasa por cada
100.000 habitantes, que pasa de 3,91 a 7,89. Con la infección
gonocócica, conocida comúnmente como gonorrea, las cifras son muy
similares, aunque el número de casos se mantiene ligeramente por debajo.
En el mismo periodo de tiempo, los casos aumentaron de 1.423 a 3.044.
La conducta descrita por Larrazabal se traduce en datos en la Encuesta sobre Salud Sexual
realizada por el Ministerio de Sanidad en 2009. Según los resultados,
el 44% de los hombres y mujeres no utilizaron ningún método de
protección para evitar las ETS en su primera relación sexual. En el caso
de parejas estables, cerca del 25% (el 23,5% de las mujeres encuestadas
y el 25,2% de los hombres) prescinde –o al menos lo hicieron en 12
meses previos a la consulta– de métodos para protegerse de las
enfermedades de transmisión sexual.
"Hubo una época en la que nos bombardearon con campañas de prevención,
pero ya lo hemos olvidado", considera la sexóloga, que explica de
este modo la ruptura de una tendencia a la baja en el número de casos
que se invirtió en 2002.
Otra variable que participa de esta vuelta de la tortilla de los datos es, según las expertas, una cuestión puramente política: la educación sexual reglada. O más bien la ausencia total de ella en la escuela. "El desconocimiento de estas enfermedades dificulta mucho, también por la vergüenza –especialmente en los hombres– que no se acuda a una consulta médica. En muchos casos, la bacteria no da la cara y los síntomas apenas se perciben. Y en el caso de las mujeres, que son a las que yo veo, menos aún", describe Isabel Serrano, ginecóloga del Programa de Salud Sexual y Reproductiva del Ayuntamiento de Madrid. Estas infecciones, recuerda Larrazabal, "también pueden transmitirse cuando practicas sexo oral, aunque muchas personas creen que solo es posible si hay penetración".
La higiene, algo que hoy en día no parece alta tecnología y poco "fashion", es sin embargo, de muchísima importancia para evitar las enfermedades de transmisión sexual.
Otra variable que participa de esta vuelta de la tortilla de los datos es, según las expertas, una cuestión puramente política: la educación sexual reglada. O más bien la ausencia total de ella en la escuela. "El desconocimiento de estas enfermedades dificulta mucho, también por la vergüenza –especialmente en los hombres– que no se acuda a una consulta médica. En muchos casos, la bacteria no da la cara y los síntomas apenas se perciben. Y en el caso de las mujeres, que son a las que yo veo, menos aún", describe Isabel Serrano, ginecóloga del Programa de Salud Sexual y Reproductiva del Ayuntamiento de Madrid. Estas infecciones, recuerda Larrazabal, "también pueden transmitirse cuando practicas sexo oral, aunque muchas personas creen que solo es posible si hay penetración".
De
los casos diagnosticados en 2012, la mayoría son hombres. Si hablamos de
sífilis, el porcentaje alcanza el 79,65% y tiene más incidencia en
personas de entre 25 y 34 años. El mismo grupo de edad registra más
casos de gonorrea, con pacientes masculinos en el 87,9% de los nuevos
diagnósticos. Sin embargo, la clamidia –con 1.022 nuevos diagnósticos en
2012, según el informe del Instituto de Salud Carlos III– se desmarca y
afecta casi por igual a hombres (527) y a mujeres (484).
Sí reconoce que ha notado algunos casos más en su consulta, pero "no es
algo que deba alarmarnos". "Atiendo a mujeres que acuden con picores,
con secreciones... pero que no saben muy bien a qué se deben estos
síntomas", explica. Por lo general, estas infecciones, que pueden
sobrevivir en el cuerpo durante bastante tiempo, no provocan síntomas
muy evidentes. "Incluso en ocasiones son asintomáticas, de ahí que lo
realmente importante para evitarlas sea practicar sexo seguro", señalan
desde el Centro Epidemiológico Nacional del Instituto de Salud Carlos
III.
En estadios avanzados, la infección gonocócica o
por clamidias pueden provocar esterilidad si afecta a las trompas de
falopio, en el caso de las mujeres. La sífilis –si llega a ser
terciaria– causa alteraciones a nivel cardiovascular y/o neurológico.
Unos extremos a los que Serrano, en 30 años de experiencia, nunca ha
tenido que enfrentarse en consulta. "Es muy poco probable", reconoce.
Serrano también llama la atención un aumento en el número de
diagnósticos de ITS víricas más desconocidas y también "más difíciles de
tratar", como el virus del papiloma humano. "Las ya conocidas, que
habíamos dejado de verlas, vuelven. Ahora se trata de que no sigan
avanzando. Me parecería un error crear una alarma, pero sí es un buen
motivo para hablar de ello y que se naturalice, y de esta forma cortar
la cadena de transmisión", opina.
Enfermedades tabú
Porque el miedo al rechazo, el estigma, pone muros a las puertas de los
centros de salud. "No es lo mismo hablar de hipertensión o de una
erupción en la piel, que de una erupción en los genitales. Y esto pasa,
en buena parte, porque estas enfermedades se asocian a la promiscuidad.
En ocasiones se crea vergüenza y sentimiento de culpa en los pacientes,
lo que les dificulta acudir a un profesional de la salud a contar lo que
le ocurre", señala Larrazabal, que subraya que hay que romper con la
idea de que "tener una ITS es moralmente reprobable".
En este sentido, Serrano advierte el "uso interesado" que pueden hacer
de estos datos los sectores que plantean que "las prácticas sexuales
actuales son demasiado liberales". "El enfoque para erradicar estos
diagnósticos no es el represor, sino el del conocimiento y la
responsabilidad, y también ser conscientes de que son enfermedades cuya
detección está a nuestro alcance y cuyo tratamiento es sencillo y se
hace con éxito. No hace falta ir a ningún centro especializado",
recalca.
"La cuestión", resume Larrazabal, "en la que
hay que focalizar el tema no es el sexo casual y esporádico. No podemos
demonizarlo. Hablemos de salud: el problema no está en que te acuestes
con alguien sin conocerlo, sino que alguno de los pilares del sexo sano
(libre, responsable, seguro y placentero) se quede cojo".
Referencias:
http://www.msssi.gob.es/ciudadanos/enfLesiones/enfTransmisibles/sida/vigilancia/VigilanciaITS1995_2012.pdf
Referencias:
http://www.msssi.gob.es/ciudadanos/enfLesiones/enfTransmisibles/sida/vigilancia/VigilanciaITS1995_2012.pdf
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