Corea fue una colonia japonesa desde 1910 hasta 1945, después sufrieron una guerra de tres años (1950-1953). Antes de la ocupación japonesa Corea era una sociedad aislada, sin industria. Durante la colonización japonesa fueron mano de obra para explotar las riquezas naturales con destino a Japón.
La ciudad de Seul en 1960 |
Sin embargo, pese a sus éxitos, la coreana es una sociedad enferma. En la entrada "El infierno de vivir en Corea del Sur" del blog, Paella de Kimchi, muestra como pese a ser ultracompetitiva la sociedad coreana es un fracaso. ¿Pese a ser ultracompetitiva? Esta frase expresa una connotación positiva en el hecho de ser ultracompetitivo y que pese a esta virtud la sociedad coreana es un fracaso.
Los coreanos han dejado muchas cosas de lado en su esfuerzo por ser ultracompetitivos. Ser los mejores en algo no significa serlo en todo. Tu puedes ser el mejor corredor de 100m lisos, porque en esa competencia hay un ganador, el más rápido, y los demás son perdedores. Esa es la lógica de la competición. Una sociedad es un ecosistema de relaciones y no hay una única lógica. Cuando a esa riqueza de relaciones se le impone un único pensamiento: ¡Ser competitivos!, se puede llegar a lograr los objetivos, como en el caso coreano, pero las relaciones en las que se basa el ecosistema se empobrece y el ecosistema se vuelve frágil e inestable.
El sistema educativo coreano es el mejor del mundo si consideramos que encabeza todos los baremos del informe PISA. Sin embargo, la tasa de suicidios sitúa a Corea del Sur en el quinto lugar del mundo (España se encuentra en la posición 58 y Ecuador en la 64). En la entrada "El infierno de vivir en Corea del Sur" se comenta que la tasa de desempleo "subiendo, especialmente, entre la población más joven. Cada vez está siendo más difícil encontrar un empleo, y los que hay están mal pagados o sobre-explotados" , es decir la excelencia en la educación no lleva a los ciudadanos de Corea a ser más libres, más independientes y más felices. Desde el sistema se les ha inculcado que si se esfuerzan (la jornada escolar empieza a las 8 de la mañana y acaba a las 10 de la noche tras la asistencia a academias de recuperación y actividades extraescolares) tendrán acceso a una vida feliz y un futuro mejor.
Esos jóvenes que dejan el sistema escolar se enfrentan a una economía estancada, que no tiene que ver con la que se encontraron sus padres: una economía en crecimiento. Las aspiraciones de sus padres para sus hijos, creadas en esa sensación de crecimiento continuo, no sirve para este nuevo escenario de no-crecimiento. Los jóvenes, según el autor del blog: "desisten de encontrar pareja, casarse o tener hijos. La natalidad baja en Corea y la población envejece. La gente se siente fracasada cuando no puede conseguir un piso". Algo parecido está ocurriendo en todos los países del mundo industrializado.
La percepción es que la buena educación no nos va a sacar de pobres y que, al contrario, nos va a encadenar a un mercado de trabajo inclemente en el que nuestra superespecialización no será una ventaja sino un yugo. Si a los coreanos, que tienen los mejores resultados en educación, no les va bien ¿Cómo nos podrá ir a nosotros en este sistema siendo como somos de mediocres?
El autor del blog Paelladekimchi sugiere que las causas de este desánimo entre la juventud mejor formada del mundo tiene que ver con su percepción de que, a pesar de su conocimiento, son esclavos y que esa situación no puede revertirse. El autor de "El infierno de vivir en Corea del Sur" nos da la solución a ese problema: " cuando los trabajadores se den cuenta de que su situación no mejora siendo dirigidos por las clases de las élites, entonces se rebelen desde los movimientos sociales. Es difícil que los coreanos cambien su situación si no salen a la calle, se movilizan, se organizan y luchan por su propio futuro". Los esclavos tienen el conocimiento, son ellos los que hacen que el sistema funcione. Por tanto tienen que aprender cuál es su fuerza y que ellos no dependen de que otros hagan su trabajo como aquellos a los que ellos han decidido aceptar en su papel de amos. Aprender a no ser esclavos es una tarea del sistema educativo coreano y de todos los sistemas educativos del mundo. Desde luego, creando un sistema que agota a los estudiantes, que no fomenta la creatividad, la responsabilidad, el debate, que no enseña a pensar no es la mejor manera de educar a ciudadanos, es la manera de perpetuar ese espíritu esclavo que espera que un amo los recompense. Ese es el sistema educativo coreano. ¿Es por tanto PISA la mejor manera de valorar la calidad de educación?
El informe PISA evalúa la calidad educativa de los países del mundo. En 2014 Corea encabeza todos los baremos.
El sistema educativo coreano es el mejor del mundo si consideramos que encabeza todos los baremos del informe PISA. Sin embargo, la tasa de suicidios sitúa a Corea del Sur en el quinto lugar del mundo (España se encuentra en la posición 58 y Ecuador en la 64). En la entrada "El infierno de vivir en Corea del Sur" se comenta que la tasa de desempleo "subiendo, especialmente, entre la población más joven. Cada vez está siendo más difícil encontrar un empleo, y los que hay están mal pagados o sobre-explotados" , es decir la excelencia en la educación no lleva a los ciudadanos de Corea a ser más libres, más independientes y más felices. Desde el sistema se les ha inculcado que si se esfuerzan (la jornada escolar empieza a las 8 de la mañana y acaba a las 10 de la noche tras la asistencia a academias de recuperación y actividades extraescolares) tendrán acceso a una vida feliz y un futuro mejor.
Esos jóvenes que dejan el sistema escolar se enfrentan a una economía estancada, que no tiene que ver con la que se encontraron sus padres: una economía en crecimiento. Las aspiraciones de sus padres para sus hijos, creadas en esa sensación de crecimiento continuo, no sirve para este nuevo escenario de no-crecimiento. Los jóvenes, según el autor del blog: "desisten de encontrar pareja, casarse o tener hijos. La natalidad baja en Corea y la población envejece. La gente se siente fracasada cuando no puede conseguir un piso". Algo parecido está ocurriendo en todos los países del mundo industrializado.
La percepción es que la buena educación no nos va a sacar de pobres y que, al contrario, nos va a encadenar a un mercado de trabajo inclemente en el que nuestra superespecialización no será una ventaja sino un yugo. Si a los coreanos, que tienen los mejores resultados en educación, no les va bien ¿Cómo nos podrá ir a nosotros en este sistema siendo como somos de mediocres?
El autor del blog Paelladekimchi sugiere que las causas de este desánimo entre la juventud mejor formada del mundo tiene que ver con su percepción de que, a pesar de su conocimiento, son esclavos y que esa situación no puede revertirse. El autor de "El infierno de vivir en Corea del Sur" nos da la solución a ese problema: " cuando los trabajadores se den cuenta de que su situación no mejora siendo dirigidos por las clases de las élites, entonces se rebelen desde los movimientos sociales. Es difícil que los coreanos cambien su situación si no salen a la calle, se movilizan, se organizan y luchan por su propio futuro". Los esclavos tienen el conocimiento, son ellos los que hacen que el sistema funcione. Por tanto tienen que aprender cuál es su fuerza y que ellos no dependen de que otros hagan su trabajo como aquellos a los que ellos han decidido aceptar en su papel de amos. Aprender a no ser esclavos es una tarea del sistema educativo coreano y de todos los sistemas educativos del mundo. Desde luego, creando un sistema que agota a los estudiantes, que no fomenta la creatividad, la responsabilidad, el debate, que no enseña a pensar no es la mejor manera de educar a ciudadanos, es la manera de perpetuar ese espíritu esclavo que espera que un amo los recompense. Ese es el sistema educativo coreano. ¿Es por tanto PISA la mejor manera de valorar la calidad de educación?
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