Hoy han aparecido dos noticias en prensa que nos dicen que algo está cambiando en la profesión científica. Una trata de una sentencia en el País Vasco que ha fulminado un laboratorio en donde no se cumplían las condiciones laborables. En la mayoría de los laboratorios se produce explotación laboral. Tuve el honor de trabajar con dos personas, Adela G. de la Campa y Michele Swanson que no toleraban ese tipo de situaciones. Entrabas a trabajar en sus laboratorios si tenías un contrato. Así debe de ser. He estado trabajando en tres laboratorios más y si había explotación laboral. En uno de ellos, el investigador principal había sido nominado (que no premiado) al Nobel.
La otra noticia es sobre una pareja de filántropos norteamericanos que dona dinero para evitar el fraude y la mala ciencia. Como dice el humorista Quequé "Ya era hora". Ya es hora de que los periodistas empiecen a recoger este tipo de noticias. Hasta ahora en los medios cada vez que aparecía la palabra ciencia o científicos se rodeaba de un aura de perfección, buenísmo y promesas de un mundo mejor. No señores, la ciencia, como cualquier actividad humana, está lleva de claros y también, no hay que olvidarlo, de oscuros. A veces casi negros.
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