Alexander Yersin (Lavaux, cantón de Vaud, Suiza; 22 de septiembre de 1863-Nha Trang, Vietnam; 1 de marzo de 1943). Nació dos años después de que el zar Alejandro II aboliese la esclavitud de los siervos rusos y murió dos años antes del fin de la Segunda Guerra Mundial. |
En 1894, Yersin fue enviado a Hong Kong por el gobierno francés y el Instituto Pasteur para investigar un brote de peste que asolaba esa ciudad. Allí se encontró que el famoso bacteriólogo japones Kitasato ya estaba trabajando en ello. El barón Kitasato tenía un laboratorio bien equipado y al enterarse de que un científico del Instituto Pasteur había llegado a la ciudad con la misma intención que él hizo que le comunicase a la policía local que no le entregasen al joven Yersin ningún cadáver muerto por la peste. Yersin vagaba por la ciudad hasta que se encontró con un italiano dueño de un restaurante. Éste se ofreció a llevarle un cadaver ¡A su restaurante!.
Estas anécdotas sobre la vida de Yersin vienen recojidas en la biografía escrita por Patrick Deville que recomiendo |
Pinchó las bubas y extrajo la bacteria de la peste que hoy lleva su nombre Yersinia pestis. Aquí tuvo un golpe de suerte. Al no tener un laboratorio de bacteriología, Yersin cultivó la bacteria a temperatura ambiente. Lo que había retrasado a Kitasato en la caracterización de la bacteria fue su empeño en crecer la bacteria a la temperatura corporal humana, 37ºC, cuando la mejor temperatura para crecer esta bacteria son 28ºC.
Un vez que se descubre la bacteria conseguir una vacuna ya no fue tan difícil y Waldemar Haffkine la desarrolló en el Instituto Pasteur. La vacunación y los antibióticos la han controlado. Ya no existen pandemias de peste negra aunque no ha sido erradicada ya que es una bacteria que se encuentra en las pulgas de animales de sangre caliente que actúan como reservorios en África, Asia y Sudamérica.
La receta de una cocinera revoluciona la microbiología
El caldo de carne solidificado mediante la adicción de agar-agar, un espesante que tiene su origen el las algas permite crecer bacterias en una superficie de dos dimensiones. Desde su descubrimiento en 1881 por Fanny Hesse se ha convertido en un estándar en los laboratorios de microbiología de todo el mundo desde entonces. Solo un porcentaje de bacterias se pueden crecer en laboratorio.
Fanny Angelina Eilshemius (1850-1934) era la hija de Hinrich Gottfried Eilshemius –un rico comerciante de Nueva York de origen alemán que había emigrado a los Estados Unidos en 1842– y de Cecile Elise Robert –de origen franco-suizo–: Fanny Angelina era la mayor de diez hijos, cinco de los cuales fallecieron a edades tempranas. |
El marido de Fanny, como todos los microbiólogos en aquella época, tenía grandes dificultades para obtener cultivos puros. Para realizarlos, en el laboratorio de Koch se utilizaban patatas cortadas en rodajas en las que se inoculaban bacterias entre las láminas. Pero el limitado número de nutrientes de este tubérculo impedía el crecimiento de las bacterias. Walther empezó a probar con caldo de carne solidificado. Las bacterias crecían bien en este medio, pero durante la noche, la gelatina se solía transformar en un líquido turbio y las enzimas producidas se rompían. Además, a veces, la gelatina licuaba si hacía demasiado calor en el laboratorio, como en verano.
Walther comentó a Fanny sus problemas, y ella pensó que la solución podía estar en su cocina: cuando era pequeña y vivía en Nueva York, tenía unos vecinos que habían vivido durante un tiempo en Java. A través de ellos, los Eilshemius conocieron el agar-agar, un extracto de algas que se utilizaba en lugares con clima cálido para solidificar jaleas y espesar caldos. Durante años, Fanny había empleado agar-agar para elaborar sus mermeladas y otros postres. Conocedora de sus propiedades, pensó que este extracto podría resolver los problemas de los cultivos de Walther.
Y tenía razón: Walther comprobó que el agar-agar era un agente perfecto para gelificar el caldo de carne. A 100°C se fundía y podía mezclarse con el caldo líquido y verterse en recipientes. A temperatura ambiente, este nuevo medio era sólido, y continuaba en este estado a temperaturas mayores. Gracias a la gran cantidad de nutrientes, las bacterias crecían bien en él y no se descomponían. Además, el caracter translúcido del agar-agar permitía identificar las colonias de bacterias y sus propiedades de manera mucho más sencilla.
En 1881, Walther comunicó este hallazgo a Koch, quien incluyó inmediatamente este nuevo medio para cultivar la bacteria Mycobacterium tuberculosis y lo citó en la nota preliminar sobre el bacilo de la tuberculosis (ver [3]): fue la primera referencia escrita sobre el uso del agar. Koch no hizo alusión al origen de este nuevo medio para los cultivos, con lo que se le atribuyó de manera inmediata, y el matrimonio Hesse nunca recibió el reconocimiento por esta importante contribución.
El caldo solidificado permite ver y aislar bacterias en 2D
En 1881 se comienzan a crecer las bacterias en 2 dimensiones. Este es un descubrimiento fundamental para poder aislar las bacterias
en clones. Un clon es un grupo de bacterias que procede de una única bacteria. Si aislamos una sola bacteria en una placa Petri, esta bacteria al crecer generará una colonia. Esa colonia es un clon y a partir de ella podemos establecer un cultivo puro de bacterias.
Yersin pinchó una buba, es decir, un ganglio infectado por la bacteria de la peste, de un muerto. Obviamente al pinchar ese ganglio la aguja se contaminaba de otras bacterias que estuviesen en la piel. Al rallar la aguja sobre el agar se puede conseguir colonias aisladas, todas ellas provenientes de una sola bacteria. La placa Petri va a tener esas colonias aisladas, algunas diferentes de otras, porque cada bacteria suele tener colonias con una forma o una coloración diferente. Lo que hizo Yersin fue cultivar esas colonias por separado en caldo de carne estéril e inyectárselas a ratones sanos. El ratón que desarrolló síntomas de peste le permitió identificar a la causante de la enfermedad. De esta forma Yersin demostró, siguiendo los postulados de Koch, que esa diminuta bacteria había sido el azote de la humanidad por muchos siglos. Aquella bacteria que un día nos aterrorizó resultó algo insignificante cuando calentándola a 60ºC se inactivaba y al inocularse podía servir de vacuna. Método científico, esterilización, placas de agar-agar, vacunación... resultado: la humanidad se liberó de un de los Jinetes del Apocalipsis. Técnicas muy básicas de microbiología en la cocina de una pizzería. A veces las soluciones son más sencillas de lo que parece
Hoy en día
Yersin pinchó una buba, es decir, un ganglio infectado por la bacteria de la peste, de un muerto. Obviamente al pinchar ese ganglio la aguja se contaminaba de otras bacterias que estuviesen en la piel. Al rallar la aguja sobre el agar se puede conseguir colonias aisladas, todas ellas provenientes de una sola bacteria. La placa Petri va a tener esas colonias aisladas, algunas diferentes de otras, porque cada bacteria suele tener colonias con una forma o una coloración diferente. Lo que hizo Yersin fue cultivar esas colonias por separado en caldo de carne estéril e inyectárselas a ratones sanos. El ratón que desarrolló síntomas de peste le permitió identificar a la causante de la enfermedad. De esta forma Yersin demostró, siguiendo los postulados de Koch, que esa diminuta bacteria había sido el azote de la humanidad por muchos siglos. Aquella bacteria que un día nos aterrorizó resultó algo insignificante cuando calentándola a 60ºC se inactivaba y al inocularse podía servir de vacuna. Método científico, esterilización, placas de agar-agar, vacunación... resultado: la humanidad se liberó de un de los Jinetes del Apocalipsis. Técnicas muy básicas de microbiología en la cocina de una pizzería. A veces las soluciones son más sencillas de lo que parece
Hoy en día
Referencias:
Practical bacteriology, microbiology and serum therapy (medical and veterinary) on Open Library at the Internet Archive, p. 468
Practical bacteriology, microbiology and serum therapy (medical and veterinary) on Open Library at the Internet Archive, p. 468