Entrada dedicada a Estevo Xosé
En el libro "La interacción con otros genera la identidad biológica" hemos propuesto cuatro tipos básicos de interacciones
Fig.1 Los cuatro tipo de interacciones entre individuos. Curiosamente, el filósofo alemán Hegel ya en el siglo XVIII se había dado cuenta de que se podía clasificar las interacciones entre los individuos. Sus ideas se plasmaron en la dialéctica del amo y el esclavo.
Desde mi formación en biología puedo tener una visión original sobre la historia, una de mis pasiones. Por ejemplo, extendiendo el mito de la caverna de Platón utilizando el desarrollo embrionaro. Me explico, en el mito de la caverna, Platón, explica la ignorancia en la que vivimos los humanos como si fuesemos prisioneros en el interior de una caverna y la realidad del mundo exterior a esa caverna fuese percibido por las sombras que se proyectan en la pared de la caverna. A este mito se le puede añadir una línea de tiempo. Vamos a ver...
Las ranas son organismos que cuando eclosionan del huevo no eclosionan como organismos adultos, son embriones en formación, es lo que se llama estado larvario. Los renacuajos son embriones que se dedican a alimentarse para obtener la energía suficiente, una energía que no se la proporcionaba el huevo, para una vez obtenida continuar su proceso de desarrollo hasta la forma adulta. De esa manera, el renacuajo es completamente acuático mientras que hay ranas, o sapos que son de vida completamente terrestre. Dos tipos de interacciones completamente distintas en el plazo de una vida.
A los humanos nos pasa lo mismo. Durante 9 meses somos organismos acuáticos. Imaginemos que los humanos diésemos a luz a las 4 semanas de gestación y que el embrión tuviese que vivir un par de años en los ríos alimentándose por su cuenta hasta que pudiesen continuar su proceso de desarrollo. Tendríamos un ciclo similar al de los anfibios. Imaginemonos a dos renacuajos hablando, o a dos fetos gemelos humanos hablando en el útero de la madre, diciendo ¿Te imaginas que pudiésemos salir del agua, respirar agua, correr en vez de nadar? Dependiendo de la personalidad del otro gemelo, o del otro renacuajo podría haber una respuesta conservadora o entusiasta, tipo "pero ¿Qué dices loco? como vamos a respirar aire?" o por el contrario "Si, sería increible y rarísimo, podríamos utilizar la boca para cantar y hacer cosas diferentes con nuestros miembros"
¿Cómo se imagina un feto que es el exterior al vientre de su madre? ¿Existe vida más allá del útero? ¡Por supuesto! y aquí te estamos esperando. A pesar de que vivimos en mundos diferentes hay una relación, un parentesco y de alguna manera, pese a estar en planos distintos la madre y el padre ya empiezan a interaccionar con su hijo.
Como bien se había dado cuenta Hegel, las interacciones conforman al ser humano, y la línea de tiempo también aplica a la evolución de esas interacciones. El otro día en Manabí, unos sicarios atacaron un velorio. Una madre murió, su hijo le decía: "Mamá resiste... te necesito, sin ti no puedo hacer nada", la dependencia de un hijo con la madre es una relación simbiótica. Un compartir el mismo espacio. Esa relación simbiótica va evolucionando con el tiempo, y si la madre es una persona decente y equilibrada forzará a que el hijo se vaya despegando de ella para que pueda hacer su propia vida y su propia familia. El padre enseña mediante juegos a competir al hijo que finalmente acabará superando al padre. Lo que ocurre a nivel familia también ocurre a nivel sociedad, historia y también en la religión, en la manera en la que entendemos la espiritualidad.
COMPETICIÓN
Reproduzco un párrafo del libro "Hegel y el poder" de Byung-Chul Han, pag72, ed Herder: -La dialéctica del amo y el esclavo comienza, como es sabido, con una primitiva situación de ofensa. Dos personas se encuentran. Cada unaintenta ponerse a si misma absolutamente: "Deben, por ende, lastimarse la una a la otra; que cada una en la singularidad de su existencia se ponga a sí misma como totalidad excluyente es algo que debe realmente ocurrir; la ofensa es necesaria"- Entre comillas B.C. Han cita el "Jenenser Raalphilosiphie" de Hegel. Celia Cruz dice exactamente lo mismo cuando canta "Quítate tu pa ponerme yo"
Fig. 2. Dos espacios en lucha, un solo ganador
PARASITISMO
Cuando el hijo que no es capaz de cortar la relación simbiótica con los padres se hace dependiente de ellos, como es el caso extremo de los hikikomori japoneses y coreanos, la relación pasa de simbiótica a parasitaria.
Fig. 3. Dos individuos, un solo espacio. Uno podría vivir sin el otro, pero el otro no puede vivir solo.
SIMBIOSIS
El amor según Hegel es "referirse (...) a lo distinto solo como a sí mismo". La "dicha" del amor es una ventura doméstica de aquel que por taodas partes está en casa junto a sí. Es decir, el filósofo nos explica que la relación simbiótica implica compartir un espacio.
En biología empezamos a entender que las estrechas relaciones simbióticas proceden en un primer momento de relaciones parasíticas como ocurrió con la evolución de la mitocondria.
Fig. 4. El espacio que ambos comparten es un nuevo espacio producto de la negociación entre dos o más participantes.
La simbiosis es una relación en la que los participantes comparten un espacio, al igual que el parásito y el hospedador, pero, como dice el verso de Mario Benedetti: "En la calle codo a codo somos mucho más que dos" es decir, la suma favorece la construcción de un sistema más rico, versatil y polivalente.
COERCIÓN
Fig. 5. Muchos individuos iguales y unos individuos que son, como decía George Orwell en "Rebelión en la granja" son más iguales que otros.
¿Pueden ser las organizaciones humanas un remedo de estos espacios interiores, ya no orgánicos, sino sociales?.
Video 1: El paso de hordas a pueblos se refleja en el Antiguo Testamento mediante el empleo del rebaño y su pastor: Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. Salmos 100:3
El paso de célula a la multicelularidad implica la aparición de células líderes, aquellas que van a tener la oportunidad de pasar a la siguiente generación: Los vivos son los muertos de vacaciones
Es hermoso observar como Byung-Chul Han, en la página 70 de "Hegel y el poder" conjuga poder, homogeneidad y espacio: -Un poder mayor profundiza la continuidad del sí-mismo. Cuando el otro sigue mi voluntada por propia voluntad, es decir, cuando hace de mi voluntad el contenido todo de su actuar, mi poder está en su nivel más alto. Su "sí" ya no sería aquí el de un esclavo preso sino el de una persona libre. Sigue mi voluntad libremente, es decir, sin ninguna coerción, aunque tenga otras posibilidades de acción. Por sí mismo toma la decisión que es mi decisión. Mi voluntad se tornó su voluntad. No me hace realmente libre el reconocimiento formal del otro como un individuo libre, sino solo su libre sumisión.- Sin embargo, discrepo con Han cuando dice "sin ninguna coerción". Los grupos homogeneos dominados por élites lo son mediante métodos coercitivos. Son métodos la mayor parte de las veces, invisibles o imperceptibles por las masas. La legitimación del poder, de la coacción, se basa en el inteligente uso de las señas de identidad, de los escudos, de los logos. Me explico, el triunfo de un grupo sobre otro genera un símbolo de esa victoria. La exhibición de ese símbolo sirve para recordar al oprimido de que el estado de las cosas viene, no por el hecho de que siglos atrás, el colectivo al que pertenece hubiese perdido una batalla, o varias batallas. El símbolo genera a su alrededor una legitimación sobre la que se construyen las leyes y todo el aparato social que regula las interacciones de los individuos. Por poner una analogía, es como la historia del elefante y la estaca.
Video 3: El Elefante Encadenado por Jorge Bucay
El mito de la caverna de Platón pide a gritos ser contado, ya no solo a la luz de nuestra existencia, sino a través de las interacciones en las que nos vemos envueltos. De la agresividad que nos generaba la constante guerra con otros grupos hostiles, de la importancia de la tribu en nuestras vidas, rodeados de peligros, sin otro apoyo que el de nuestra gente, a las guerras europeas motivadas por las desavenencias entre familias reales. Hoy en día, las corporaciones, esas personas juridicas con los mismos derechos que las personas físicas, nos modulan y nos hacen depender de ellos. Las élites que las dirigen pueden, como las casas reales de antaño, tener conflictos que arrastrarán a las masas, que no tendrán más que retazos de información sobre lo que está ocurriendo, como los prisioneros de la caverna de Platón.
Él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño
Con respecto a la pertenencia a un rebaño caben dos posturas, la del emboscado de Ernest Jünger, es decir, el de un conservador que aunque escéptico respecto al rebaño, considera que es su obligación la lealtad y pertenencia a ese rebaño, o la postura que nos muestras el escritor checo Jaroslav Hašek cuando hace que su personaje Svejk se aleje del frente de combate austriaco al que pertenecía, emprendiendo un viaje de vuelta en linea recta. Se puede ser leal o escéptico, pero lo que no se puede es negar la existencia de esa masa que se relaciona con otras masas de manera competitiva, de esa masa que no tiene más decisión que lo que las élites gusten disponer. Ya no somos una horda de neandertales huyendo de Homo sapiens, en busca de tranquilidad y presas que cazar.
Fig. 6. Amo esta infografía. La historia de la humanidad no es otra cosa que la historia de esta familia.
Una famila neandertal al borde de la extinción. El padre morirá y la hija posiblemente acabe teniendo hijos de un Homo sapiens. Es el argumento de la novela "Desgracia" de Coetzee. Fuente
Somos ovejas de un rebaño. Ese rebaño tiene una entidad propia que se desenvuelve en el tiempo. La evolución de relaciones entre rebaños a lo largo del tiempo es lo que viene siendo la historia.
Por eso los historiadores intentan entender porqué nuestro rebaño es como es. En el fondo queremos que nuestro rebaño sea mejor, más justo, más democrático, más respetuoso con las libertades individuales. Por eso Dios nos habla como a miembros de un rebaño. Hay una percepción de que como seres humanos somos algo más que un individuo. Somos nuestras interacciones, en nuestros conflictos (competencia), en nuestras necesidades (parasitismo), en nuestras simbiosis (la familia) y la pertenencia a grupos que nos convierten en masa, en rebaño (coerción). Nuestra identidad como individuos viene determinada por como interactuamos en las unidades en las que estamos inmersos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cada vez que lees un artículo y no dejas un comentario, alguien mata a un gatito en alguna parte del mundo...