Aunque enfermar por comer alimentos contaminados con
bacterias es más raro en España que hace unos años, curar estas
patologías cuesta cada vez más. Las bacterias de la salmonela o la
diarrea (las campylobacterias) se han hecho fuertes y resisten los cócteles de antibióticos utilizados para eliminarlas.
El
último informe
del Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC) y de la Autoridad
de Seguridad Alimentaria (EFSA) revela que ambos patógenos son hoy más
duros de combatir. La salmonela
española es más resistente que la media europea y las
campylobacterias
presentan hasta un 91,5% de resistencia a las medicinas: el porcentaje
más alto de todos los analizados por el estudio científico. El abuso de
fármacos en humanos y la administración indiscriminada de antibióticos
en la producción de carne están detrás de este fenómeno.
La responsable de la salmonelosis aguanta con fuerza
diversos antibióticos, es una bacteria "multirresistente". Los casos
españoles estudiados ofrecen problemas cuando se utiliza ampicilina en
un 53,9% –frente a la media de 35% en la UE–, o en el 47% cuando se
aplican las tetraciclinas (por un 34% de media en el continente). Más
acusada es la derivación que han tomado las bacterias que se asocian
directamente con las gastroenteritis y diarreas. Estas campylobacterias
soportan los efectos de los antibióticos en más de nueve de cada diez
casos que se tratan. Según el ECDC, esta situación está casi 40 puntos
por encima de la media de Europa: 54,6%.
Los dos
patógenos son los principales responsables de la zoonosis: las
enfermedades que pueden trasmitirse entre animales y humanos ya sea por
el consumo de alimentos o el contacto. España cuantificó 4.181 casos de
salmonelosis confirmados en 2012 –con una tasa superior a la europea– y
5.488 de campylobacteriosis —la tasa es algo
inferior a la continental–. Este último informe no se fija en la
cantidad de enfermedad que hay en cada estado sino en la dificultad para
que los tratamientos sean efectivos a la hora de aplicarse.
Costes de la enfermedad
Ambas enfermedades, en muchas ocasiones, se pasan con síntomas suaves
que no precisan un tratamiento médico exhaustivo. Pero también pueden
empeorar los síntomas y es ahí donde se evidencia las complicaciones de
la mutación resistente que hace fracasar las medicaciones.
Dice la Organización Mundial de la Salud que "hay pocos estudios" sobre
la carga económica de la salmonelosis, una de las infecciones entre
humanos y animales más extendidas. Según esta organización, en EEUU el
coste total de la enfermedad en humanos suma 2.600 millones de euros. En
Dinamarca,
de acuerdo al mismo informe,
la infección se lleva 12,5 millones de euros. Aún así, "el coste
relacionado con las enfermedades transmitidas por los alimentos no se
obtienen por lo general de los países en desarrollo". La
salmonela
multirresistente, como la que ha señalado el ECDC en España, "plantea
limitaciones graves en las posibilidades de tratamiento eficaz". Y se ha
extendido debido a la propagación mundial de esta cepas evolucionadas.
Las
campylobacterias
(más de 23 tipos) son la principal causa de enfermedades humanas que se
contagian mediante alimentos o animales. Si se agudiza, según la
Agencia Española de Seguridad Alimentaria, "cursa con enterocolitis
aguda que se manifiesta con malestar, fiebre, dolores abdominales
severos y diarrea acuosa o sanguinolenta".
Las estimaciones de lo que cuesta
esta patología varían desde los casos que no van al médico,
370 euros, a
los 790 de quienes acuden a su centro de salud. Pero, si hay mayor
gravedad y se precisa hospitalización, los cálculos se van a los 9.086
euros.
Mike Catchpole, Científico Jefe del ECDC, ha
analizado tras estos resultados que "los altos niveles de resistencia
observadas en las campylobacterias, tanto en
humanos como en aves de corral, son una preocupación dada la alta
proporción de estas infecciones que vienen de la manipulación y consumo
de esta carne. Estas tasas de resistencia reducen la efectividad de los
tratamientos para los casos severos que se presentan en las personas".
Las bacterias superresistentes son una
problema cada vez mayor en los sistemas de salud
como el español. El abuso de medicamentos está detrás de las mutaciones
bacterianas que las convierten en inmunes a, cada vez, más tipos de
antibióticos. La multirresistencia implica que el microbio aguanta el
ataque de, al menos, tres fármacos diferentes de tres familias
distintas.
Pero, en materia de patologías entre
humanos y animales, la sobremedicación de las personas no es el único
problema. Los patógenos también están desarrollando sus variedades más
fuertes en los animales que son medicados durante su crianza. La Agencia
para los Medicamentos y Alimentos de EEUU (FDA) explica las
complicaciones de administrar "antibióticos que se añaden al alimento o
al agua que ingieren el ganado vacuno, los cerdos, las aves y otros
animales para consumo humano, a fin de ayudarlos a subir de peso más
rápido o a que necesiten menos comida para hacerlo".
Atiborrar a pollos o vacas de fármacos "contribuye a crear resistencias"
prosigue la institución en un intento de que los criadores sean
"selectivos" a la hora de aplicar antibióticos. El ECDC resume la
situación con una frase simple: "Se reducen las opciones de
tratamiento".