En el tema de la cultura científica, se acaba de presentar públicamente el proyecto, ya en fase avanzada, de un nuevo museo de ciencias naturales en Barcelona. En él ocupará un espacio predominante la exposición permanente PLANETA VIDA. El nombre le viene que ni pintado, porque ésa es la característica principal de la Tierra; la vida es quien ha modelado la faz de este planeta, y la que nos hace ser tan distintos de nuestros “hermanos” en el espacio, Venus y Marte.
Dentro de la exposición se describirá en detalle el “invisible”, y muchas veces olvidado,
mundo de los microbios. Los microbios, por tanto, van a tener un papel y una presencia muy destacados. Van a estar allí para explicar quiénes son, de dónde vienen y qué hacen. Y, muy importante, cómo sus actividades resultan esenciales para el desarrollo del resto de la biosfera. Esto, que los microbiólogos saben muy bien, y para quienes es obvio, necesita ser comprendido por el público en general. Cada ciudadano debería tener un conocimiento, ya fuera elemental, de la función de los microorganismos. Ésta sería una importante contribución social de los microbiólogos “profesionales”. Por una parte, para proporcionar una cultura científica a todos los públicos y, por otra, para despertar el interés y la curiosidad desde bien temprano en los más jóvenes, estimulando futuras vocaciones científicas. Esa cultura sería la mejor arma para luchar contra las patrañas esotéricas, y tomar decisiones razonadas y con conocimiento de causa, por ejemplo, sobre la propia salud (conveniencia de las vacunas, inconveniencia del abuso de antibióticos, etc.). Y también para hacernos comprender nuestra responsabilidad en la conservación del medio (correcto reciclado de los desechos, efectos del abuso de jabones y detergentes contaminantes, entre otros).
La cultura científica, y el papel fundamental del conocimiento de la actividad de los
microbios, sería esa “Vela en la oscuridad” (Microbiología SEM 13:237- 242, 1997) que propugnó valientemente Carl Sagan (1934-1996), un extraordinario científico y divulgador que combinó rigor y sencillez para hacer comprensibles y atractivos temas “difíciles” para un público no experto. En términos simples, diríamos que la divulgación científica tiene que enseñar al que no sabe y no ofender al que sabe. Sagan es el mejor ejemplo de que, presentado de manera adecuada, cualquier tema científico puede interesar tanto al lego como al experto. Aunque no está de más que quien lo haga tenga, como en su caso y en el de muchos otros (Lewis Thomas, Bernard Dixon, Rachel Carson, James Lovelock, por ejemplo), un extenso bagaje científico a sus espaldas. La diferencia entre quien divulga lo que sabe por experiencia, y quienes sólo se sienten atraídos por el pastel de la divulgación es abismal, y, los resultados lo demuestran.
PLANETA VIDA, en el conjunto del nuevo Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, es una iniciativa conjunta del Ayuntamiento de la ciudad y del Departamento de Cultura y Medios de Comunicación de la Generalitat de Catalunya. El Museo está dirigido por la etóloga Anna Omedes Regàs. Tiene prevista su apertura para febrero de 2011, y se ubicará en el Espai Blau (el Espacio Azul) del Forum de Barcelona. Es éste un edificio singular realizado por los arquitectos Herzog & de Meuron (véase la imagen adjunta), firma que realizó, entre otras construcciones singulares en las principales ciudades del mundo, el estadio “Nido” de Pekín, para los Juegos Olímpicos pasados. Es un enorme triángulo de 180 metros de lado, que con un poco de imaginación, evoca una ballena rompiendo majestuosa el azul profundo del mar para elevarse hacia el azul liviano del cielo.
El proyecto se ha encomendado a Ricardo Guerrero, a título de comisario del mismo. No cabe duda de que su experiencia y profesionalidad son la mejor garantía del resultado. Cuenta con un equipo completamente dedicado, en el que cabe destacar a Mercè Piqueras, cuya trayectoria en difusión y comunicación de la ciencia es bien conocida. La exposición pretende exponer los últimos avances de la biología y, a través de la “biografía de Gaia”, mostrar los principales procesos de cooperación entre la vida y la Tierra, que han hecho este planeta tan diferente de lo que sería si no hubiera aparecido y evolucionado la vida sobre él. Ante un proyecto museístico y científico de tal envergadura, recordamos a nuestro amigo Pere Alberch, que nos dejó prematuramente en 1998, a los 43 años. Director del Museo de Ciencias Naturales de Madrid por un breve período, había dicho que “Los grandes museos de historia natural a menudo están inmersos en su glorioso pasado y tradiciones. Si continúan pensando así, incapaces de enfrentarse a los nuevos retos, acabaran siendo museos de ellos mismos” (Trends Ecol. Evol. 8: 372-375, 1993). El nuevo museo, y la exposición PLANETA
VIDA miran al futuro aprendiendo del pasado. Aunque referido a otro contexto, podríamos recordar las palabras de Gabriel Celaya, que nos dice: “no reniego de mi origen, pero digo que seremos, mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo...” Comienzo que puede ser punto de partida y referencia para museos y centros que opten por difundir el conocimiento de los microorganismos desde el rigor y el entretenimiento, para dar a conocer su papel en la historia de la vida y de Tierra. Esta exposición será una nueva aventura científica, y los microbios se la merecen.
Carmen Chica (carmen.chica@fcri.cat)
Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació, Barcelona
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