sábado, 3 de julio de 2010

Uno de los padres de la erradicación de la viruela predice el colapso humano por sobrepoblación


Típica noticia deprimente

La noticia apareció recientemente en el periódico ABC. Un microbiólogo, que en su día participó en la erradicación de la viruela, predice el colapso de la humanidad en 100 años por un problema de superpoblación y agotamiento de recursos y su impacto en el equilibrio del planeta. Pone como ejemplo lo ocurrido en la Isla de Pascua. En primer lugar, ¿cómo te capacita el ser microbiólogo para hacer una predicción de tal calibre? Desde luego saber de virología no te capacita especialmente para hacer ese tipo de predicciones. Hay muchas voces que alertan de lo mismo, el último al que he escuchado, Eudald Carbonell, un paleontólogo. Lo mismo, ¿cómo el ejercicio de la paleontología te permite llegar a esa conclusión? Hay muchos parámetros que no se contemplan: cambiar el sistema productivo, el cambio de organización social, política etc. Lo triste y lo alarmante es que haya sido uno de los autores de un logro social, como es la vacunación masiva y erradicación de una de las plagas del ser humano, la viruela, el que haga este tipo de predicciones agoreras. Es como si liberar a los humanos de un control de población como son los virus te hiciera especialmente responsable del boom de población y observases consternado sus consecuencias, y esto es lo triste que la conclusión sea colapso por exceso de población. Siempre, en este tipo de análisis es concluir que sobra población. Es como un mantra: tenemos problemas, sobra población. Debe de ser la misma conclusión a la que llegan los primates cuando notan que hay escasez de recursos: faltan recursos, es por que alguien nos los quita, sobra determinada población. En los documentales que tratan de los desequilibrios ecológicos en el mundo siempre llegan a la misma conclusión y se ilustra poniendo imágenes de ciudades superpobladas en el tercer mundo, nunca las avenidas y centros comerciales del primer mundo. Claro, esos somos nosotros, sobran ellos. Este pensamiento esta cada vez más y más presente en nuestros medios de comunicación. Lo malo es que cuando sobran sobran personas, no hábitos, o sistemas económicos basados en el crecimiento perpetuo, o basados en la competencia entre naciones y grupos que obligan a crecer continuamente: en dinero, en publicaciones, en tecnología en records deportivos etc. El crecimiento, la competencia y el desplazamiento de aquellos que no son productivos es una idea que está en el deporte, en la ciencia y en la política y lo inunda todo desde la omnisciencia de lo que no se cuestiona. La solución será cuestionar que los occidentales, desde el descubrimiento de América, hemos tenido un espacio inmenso en el que prosperar como grupo social, a expensas de los nativos, luego lo intentamos en África y ya no nos queda más espacio en el que crecer. Han sido 500 años de carrera en el que el capitalismo se reveló como un tipo de organización social muy efectiva a la hora de expandirse como grupo, en esa carrera en el que no era eficaz quedaba relegado, y claro está, nadie quería ser relegado. Ha habido al final de ciclo, cuando el sistema empezaba a dar señales de agotamiento, intentos de corregir los problemas cambiando el sistema económico y político, estoy hablando del comunismo. Uno de los problemas del comunismo ha sido que para evitar conflictos que afectasen al equilibrio del sistema político, en situación de desventaja frente al bloque capitalista, se ahogaba sistemáticamente la disidencia y la heterodoxia política. Se crea un sistema para todos y al final es controlado igualmente por una minoría, que en la novela “Rebelión en la granja” de George Orwell, representaban los cerdos. Esta novela ejemplifica magistralmente el conflicto que surge en un sistema cooperativista en donde la masa es controlada en beneficio propio por una subcasta. No se habla de este problema, de como un grupo toma consciencia, primero de que es un subgrupo, segundo que por ser pequeño y vivir a expensas del grupo más grande está en peligro precisamente por que es parásito y está en minoría y teme ser relegado del espacio que ocupa y detenta. Este problema me preocupa desde hace tiempo, no veo debate al respecto. Es como si nos faltase el marco cultural necesario para avanzar en la formulación del problema que nos ayudase a intentar buscar una solución para ello. Hay un problema de superpoblación global, ¿cuál es la solución? ¿decir que sobran personas? ¿quiénes? ¿ellos?. Tengo que reconocer que me han influído los antropólogos estructuralistas franceses: Levi Strauss, Pierre Clastres en el convencimiento de que los problemas sociales se entienden en función de choques de estructuras sociales. No me creo demasiado el análisis de tipo materialista de que los conflictos los originan la escasez de recursos. No niego que la escasez de recursos sea una espoleta para la aparición de conflictos, lo que niego es que sea la única causa. Hay un problema, pero los agentes que articulan la solución al problema son siempre agentes sociales, grupos que buscan una solución que contemple su supervivencia como grupo y estructura. Con la tecnología que disponemos podríamos hacer frente a estos retos y a otros como el impacto e un asteroide. Soy pesimista frente a nuestra capacidad para resolver conflictos entre grupos. ¿Hará falta más investigación en antropología? ¿No fué Sigmund Freud, el coleccionista, el que evitó investigar sobre la pulsión coleccionista?. ¿Por qué nos cuesta tanto ver dentro de nosotros mismos y nos es tan fácil echar la culpa al otro?.

Ver aquí la noticia:

La raza humana se extinguirá en cien años, según un prestigioso científico

Frank Fenner, que ayudó a erradicar la viruela, advierte de que nos ocurrirá lo mismo que a la antigua civilización de la isla de Pascua. Apenas cien años. La raza humana no tiene mucho tiempo para enmendar las cosas, según asegura Frank Fenner, un prestigioso científico australiano, quien advierte de que estamos abocados a extinguirnos en un siglo a causa de la superpoblación, la destrucción del medio ambiente y el cambio climático. El investigador, profesor de microbiología en la Universidad Nacional Australiana en Canberra y uno de los científicos que ayudó a erradicar la viruela, asegura que la situación es irreversible.

Fenner expresó en el periódico de su país The Australian sus peores augurios. A su juicio, el homo sapiens no será capaz de sobrevivir a la explosión demográfica -el próximo año la población mundial alcanzará los 7.000 millones, según Naciones Unidas- y al uso indiscriminado de los recursos naturales.

El científico cree que no hay vuelta atrás, ya que los efectos de la actividad humana sobre el Planeta son tan fuertes que pueden rivalizar con los del impacto de un cometa o con los de una glaciación. De la misma forma, apunta que el cambio climático provocará nuestro fin. Habrá «más guerras por alimentos» y «sufriremos la misma suerte que el pueblo de la isla de Pascua», explicó. Al parecer, en la famosa isla de las estatuas de piedra la superpoblación devastó los bosques y terminó con los animales, lo que llevó a la desaparición de esta civilización a mediados del siglo XIX. Para Fenner, sucederá algo parecido a escala mundial.

No todos los científicos son tan pesimistas, pero, al menos, las palabras de Frank Fenner pueden servir como toque de atención para evitar que ocurra un cataclismo causado por nosotros mismos. Si es que todavía estamos a tiempo.

Fecha de publicación:

30/06/2010

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