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A ras del suelo. Sin artificios ni grandes escenografías. Un solo actor frente al público y la muralla de la Alcazaba de Mérida a su espalda. "Un espacio que sube hasta el cielo de los dioses y baja hasta la arena que pisamos los actores", explica la actriz extremeña Isabel Sánchez, que estrenó anoche el ciclo de monólogos Mano a mano, una de las novedades del Festival de Teatro Clásico de Mérida.
Las directoras del Festival, Blanca Portillo y Chus Martín, han querido apostar por el monólogo teatral con el objetivo de ofrecer al público formatos diferentes a los habituales para aportar nuevos puntos de vista, nuevas dramaturgias sobre temas grecolatinos. La libertad en cuanto a tema siempre grecolatino, personaje y presentación ha sido el eje principal del proyecto: sesiones con dos monólogos de 30 minutos.
La propuesta se vuelve más interesante si, además, como explica Blanca Portillo, "hay hombres dirigiendo a mujeres y mujeres a hombres. Actores y directores extremeños, nacionales y de cine, para abrir a otras disciplinas el mundo del teatro".
Isabel Sánchez interpreta, desde anoche y hasta el próximo sábado, ¿Para qué? (La esclava de Andrómaca), dirigida y escrita por el director Manuel De. El monólogo con el que se empareja es el de Amelia Ochandiano, Asteroide 1583, junto al actor Félix Gómez. Los Mano a mano, que se mantendrán en cartel hasta el 27 de agosto, irán cambiando sus caras e historias. Norberto López y Emma Suárez, Chus Gutiérrez y Roberto Alvarez, Memé Tabares y Jesús Noguero y Miguel del Arco junto a Carmen Machi.
Los directores y actores que participan coinciden en que los Mano a mano del Festival de Mérida nada tienen que ver con la stand-up comedy tan de moda en la televisión y clubes españoles. El monólogo es un género que "existe desde que existe el teatro", recuerda la directora del Festival, Blanca Portillo, que define esta novedad de la 57ª edición del Festival como "un tributo a la palabra a través de la emoción". Estos monólogos clásicos condensan ideas, desarrollan un personaje e implican al espectador de forma directa.
Este ciclo no tiene nada que ver con la stand-up comedy' actual
Un género de siempre
"Condicionamientos como el tiempo o que sea un monólogo y con bajo presupuesto disparan las capacidades de imaginación y adaptación", explica la directora Memé Tabares. En cada espectáculo, una pareja de intensas píldoras con nuevos puntos de vista de los grandes clásicos. "Estás solo ante el público y no te puedes permitir que la defensa baje en ningún momento", dice Félix Gómez, comentando el ritmo frenético de la obra.
La actriz Isabel Sánchez ha encontrado en esta iniciativa "la manera más humana, didáctica y comprometida para acercar a la gente al teatro clásico". Para el actor Roberto Álvarez, los monólogos "completan" la tradicional puesta en escena de estas obras. En la misma línea, Ochandiano cree que un festival como el de Mérida necesita acercarse a "lo contemporáneo desde los clásicos", para no acabar siendo "arcaico".
"Parece que casi todos coincidimos dando voz a personajes que normalmente no hablan en la tragedia", explica Ochandiano. La directora, en Asteroide 1583, se ha sumergido en la gran epopeya de Homero. "Me centré en uno de los momentos más desgarradores de la Ilíada, cuando le dicen a Aquiles que Patroclo, su alma gemela, ha muerto". ¿Qué le ocurrió al mensajero de tan amarga noticia? Antíloco es el protagonista de este monólogo en el que "reivindica una parte de su historia que no se ha contado", explica Félix Gómez.
Sólo una página y media dio Eurípides al personaje que cambiaría el rumbo de Andrómaca: su esclava. Era la primera vez que un esclavo tenía voz propia en el teatro. Manuel De ha recuperado esa historia para que Isabel Sánchez establezca un "diálogo con el público en el que se hará preguntas sobre la vida que se hizo Eurípides, y que son actuales porque las tragedias del ser humano siempre son las mismas".
La directora extremeña Memé Tabares es otra de las que sacará a la luz en su monólogo, Mi hermano Polinices, lo que en la Antígona de Sófocles se pasa por alto. Jesús Noguero se convertirá en Polinices para recuperar su memoria y ayudarle a descubrir que está muerto.
Esta coincidencia se debe a que "antes había personajes muy representados por sus características sociales, políticas y económicas" y actualmente se ha "tomado conciencia de que, en la vida y en el teatro, no hay personaje principal sin secundario", opina Manuel De. Félix Gómez cree que el público se ha acostumbrado a que siempre hable Antígona, "pero ¿qué pasa si lo hace la cuñada o el mejor amigo? Nace un nuevo drama o conflicto por explotar".
Las noches de verano y la muralla de la Alcazaba de Mérida como único escenario para un actor, un director y sus palabras. Comprimida, la esencia pura del teatro. D
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