Un estudio publicado en la revista Microbiology, del que participó Héctor Alvarez, investigador independiente del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), en Argentina, identifica y caracteriza un gen que codifica una proteína transportadora de ácidos grasos en la bacteria Rhodococcus jostii |
Los microorganismos de este género tienen la capacidad de producir grandes cantidades de aceites a partir de diferentes fuentes de carbono, por lo que podrían ser útiles para la producción de biocombustibles o biolubricantes.
“Lo que hicimos específicamente en este trabajo es identificar una proteína transportadora que se encuentra en la membrana de las bacterias que transporta lípidos, es decir, compuestos relacionados con el control de la producción de los triglicéridos. Si bien en los últimos años se identificaron varios genes y proteínas relacionadas con el proceso de producción de lípidos, hasta el momento no se habían encontrado o descripto ninguna proteína transportadora”, agrega Álvarez.
El investigador explica que sobrexpresando este gen en una bacteria modelo lograron aumentar seis veces la producción de biomasa celular y tres veces la de triglicéridos. “Este resultado por un lado es importante desde el punto de vista del conocimiento fundamental del proceso. Por otro lado, es interesante desde el punto de vista tecnológico porque uno podría imaginarse cierta aplicación de este proceso de ingeniería genética para la producción de aceites a escala industrial utilizando residuos orgánicos”, dice.
El proceso permite el uso de residuos orgánicos ricos en ácidos grasos para nutrir a la bacteria que es la encargada de aumentar el ingreso de estas moléculas al interior de la célula convirtiéndolas en aceites bacterianos que pueden ser utilizados en la elaboración de biodiésel o biolubricantes. El científico destaca que en España podrían reutilizarse los desechos provenientes de la producción de aceite de oliva.
Asimismo, Álvarez aclara que las bacterias del género Rhodococcus se encuentran con frecuencia en los suelos áridos de la Patagonia, pero no solo están presentes en esta zona sino que todo este tipo de bacterias es bastante cosmopolita.
“Nos interesa especialmente porque la vemos como un recurso natural de la región. En realidad este estudio lo hicimos en una cepa modelo que venimos estudiando hace años pero el resultado es perfectamente extrapolable a las cepas bacterianas nativas de la zona”, comenta. (Fuente: CONICET/DICYT)
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