La fábrica porriñesa Biofabri dispone de un departamento de biotecnología puntero en Europa
La Iniciativa Europea contra la Tuberculosis (TBVI, por sus siglas en inglés) apuesta claramente por el proyecto financiado desde Galicia para desarrollar una vacuna contra la tuberculosis, y lo hace destinando a este nuevo suero la subvención de 325.000 euros que la Fundación Bill & Melinda Gates ha otorgado a la TBVI.
Para la empresa gallega Biofabri, que se encargará de la producción de la vacuna y es la responsable de la financiación de los ensayos, se trata de una ayuda «excepcional» por su «trascendencia e importancia». No es solamente que el dinero suponga un 30 % de la inversión que supone ensayar el suero en humanos en su primera fase, sino que se sabe que la fundación del creador de Microsoft es muy exigente a la hora de distribuir su dinero, ya que pretende erradicar del mundo enfermedades infecciosas como la malaria, el sida o la tuberculosis. Por eso, que la ayuda de esta fundación vaya al proyecto de la vacuna MTBVac -como así se denomina el fármaco- es un nuevo espaldarazo al trabajo realizado por el equipo multidisciplinar que coordina el investigador zaragozano Carlos Martín.
Esta vacuna es la gran esperanza de la comunidad internacional para poner coto a un infección que padecen 2.000 millones de personas, casi la tercera parte de la población mundial.
En la actualidad se está desarrollando la primera fase del ensayo en humanos, es decir, la que comprueba la toxicidad y seguridad del fármaco. Como se trata de un proyecto internacional, esta fase se lleva a cabo en el hospital de Lausana (Suiza), donde se prueba en casi medio centenar de personas sanas.
La TBVI -que es una red de más de cuarenta universidades, institutos y empresas principalmente europeos- considera que el proyecto de Biofabri es el que más éxito puede tener para conseguir una vacuna eficaz. El motivo es que aborda la lucha contra la enfermedad desde un punto de vista diferente: no es una mejora del antídoto existente hasta ahora, la llamada BCG, probada por primera vez en 1925 y realizada a partir de un virus bovino; la nueva vacuna utiliza una bacteria viva, del tipo de tuberculosis más resistente (el que se registró en 1993) que contagió a humanos, y gracias a la manipulación genética se ha permitido que sea más permeable al sistema defensivo humano.
Las estimaciones iniciales son que en el 2016-17 se podrá aplicar esta nueva vacuna de modo experimental a grandes grupos de población, y será ahí cuando se comience a fabricar, desde O Porriño, para todo el mundo.
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