Impresionante artículo de María Valerio en El Mundo.
No llega con alimentarlos. Además hay que corregirles la flora intestinal matando a las bacterias que han colonizado su intestino de niños malnutridos, para darles la oportunidad de ser recolonizados con bacterias que se parecerán a las de los niños sanos. Ahora sólo hace falta que se estudie el microbioma de los niños desnutridos y se compare con la de los sanos para saber porqué y quién es la bacteria-as responsable.
Os dejo con el artículo:
Si hace usted memoria, seguro que hace tiempo que no ve en televisión escenas de niños hambrientos en África. La crisis, la búsqueda de comida en los contenedores de la esquina, se ha llevado por delante las imágenes del hambre en rincones más lejanos del planeta. Y pese a ello, un millón de niños sigue muriendo al año por desnutrición.
Dos estudios que se publican simultáneamente esta semana en las revistas 'The New England Journal of Medicine' (NEJM) y 'Science' (que lo adelanta un día para hacerlos coincidir), podrían arrojar nuevas pistas para combatir este problema, causa de un tercio de las muertes en niños menores de cinco años.
Como destacan en el trabajo de NEJM Indi Trehan y Mark Manary, se han logrado avances muy destacados en los últimos años gracias a los llamados preparados alimenticios terapéuticos (RUTF, según sus siglas en inglés). Una especie de papilla hipercalórica, a base de leche, cachuetes, aceite, azúcar y micronutrientes, que permite salvar la vida a más del 80% de los pequeños. Sin embargo, pese a esta alimentación, un 10%-15% de los niños no logra recuperarse.
En su ensayo, llevado a cabo con más de 2.800 niños de Malawi entre 2009 y 2011, han logrado demostrar algo que algunos especialistas ya habían observado sobre el terreno, pero que ningún ensayo clínico había certificado: añadir antibióticos a estos preparados alimenticios mejora significativamente las tasas de recuperación de estos pequeños.
Reducción de mortalidad
Concretamente, Manary y su equipo (de la Universidad de Washington, EEUU) dividieron a los niños en tres grupos: aquellos que únicamente tomaron la papilla nutritiva, los que recibieron amoxicilina junto al alimento y, un tercer grupo, recibió en cambio el antibiótico cefdinir.
En los dos grupos a los que se añadió medicación junto al alimento, se observó un significativo descenso de la mortalidad: un 44% menos con cefdinir que con placebo y y un 36% en los pequeños tratados con amoxicilina. Curiosamente, efectos secundarios como la diarrea, fueron también más reducidos en el grupo tratado con antibióticos.
El coste tampoco parece ser un problema, pues los fármacos tuvieron un coste de apenas 2,67 dólares por niño en el caso de la amoxicilina y 7,85 para cefdinir (en el mismo plazo, los preparados alimenticios cuestan alrededor de 50 dólares por niño).
Zita Weise-Prinzo, del departamento de Nutrición de la OMS, admite en declaraciones a este periódico que los resultados están sobre la mesa de los expertos de esta organización que elaboran las guías internacionales sobre malnutrición. "Tenemos un proceso muy formal y la decisión no se tomará hasta dentro de un mes", explica desde Ginebra.
El doctor Jorge Muñoz, pediatra y coordinador del proyecto 'Ayuda al Chad', admite que sin estudios hasta la fecha sí es habitual en algunos casos añadir antibióticos de amplio espectro para combatir infecciones bacterianas a las que estos pequeños son más vulnerables. Sin embargo, apunta, es pronto para incluir estos fármacos en las recomendaciones internacionales. "Haría falta una muestra mucho más amplia, y tener en cuenta las peculiaridades geográficas de cada país, porque no es lo mismo el Chad que Haití o Malawi".
Coincide con su punto de vista Núria Salse, enfermera referente en nutrición de Médicos Sin Fronteras, que ha trabajado durante más de 15 años en distintos proyectos de África. "Estas investigaciones son una prueba muy importante de la utilidad de los antibióticos. Llevábamos tiempo reclamando ensayos que confirmaran la utilidad que ya estábamos viendo a través de nuestra experiencia. Pero también es cierto que harían falta más estudios en diferentes países con problemas de desnutrición aguda severa, porque no todos los contextos son iguales", explica.
Para Manary, que también es el padre de los preparados alimenticios, sus resultados en cambio sí deberían ser considerados por las agencias internacionales, las ONGs y la propia OMS. "Debido al elevado número de niños que sufren este problema, el impacto en vidas que podríamos salvar asciende a cientos de miles", apunta.
La portavoz de la OMS reconoce que necesitan más datos sobre el uso de antibióticos en otros escenarios, sin una presencia casi endémica del VIH, como es el caso de Mali. "Además, no sólo nos basta con saber que los antibióticos son útiles, sino cómo implementarlos, algo que puede ser problemático en algunos países". Mientras tanto, subraya, la principal herramienta contra la desnutrición sigue siendo la comida, "para lo que estamos trabajando con la idea de reducir los costes de los preparados terapéuticos".
Flora bacteriana
Este hallazgo de los antibióticos enlaza directamente con el que firman en 'Science' Jeffrey Gordon y colegas de la misma universidad estadounidense. Tras analizar la flora intestinal de cientos de niños, también de Malawi, los investigadores señalan en este caso que la desnutrición más severa (conocida como kwashiorkor) no es sólo cuestión de falta de nutrientes, sino que en ella interviene también una alteración de los microbios que pueblan el intestino de estos pequeños.
Según sus conclusiones, obtenidas de manera independiente al primer equipo, alimentar a estos niños severamente desnutridos no sería suficiente, y por eso fracasan los preparados alimenticios en algunos casos. "Comprender el papel de la microbiota intestinal nos abre nuevos escenarios para corregir este problema", apunta uno de los firmantes, David Relman. Tal vez los antibióticos sean una de esas soluciones.
El kawashiorkor es una forma de malnutrición extrema caracterizada por edema generalizado (acumulación de líquidos), daño hepático, úlceras en la piel, anorexia... En varias parejas de gemelos con y sin esta patología, los científicos descubireron que con la alimentación terapéutica, su flora intestinal comenzaba a parecerse a la de niños sanos, mientras que si 'trasplantaban' los microbios fecales de niños desnutridos a ratones de laboratorio, los animales desarrollaban un estado muy similar al kawashiorkor.
"Estos resultados también confirman lo que nosotros hemos observado en el Chad", se felicita el pediatra español, autor de un celebrado blog en ELMUNDO.es. "Nosotros los desparasitamos y les damos probióticos para apoyar la recuperación de su flora intestinal", apunta.
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