viernes, 21 de marzo de 2014

La relación del parásito-hospedador sería algo así como el contrapunto barroco


Cuando se habla de parásitos siempre se utiliza la metáfora del monstruo. Los monstruos tienen cierto atractivo y siempre despiertan nuestro interés. A mi me gustaría que de vez en cuando hablasen de genomas, de genomas que utilizan otros genomas para sus fines.
Aquí voy a ser provocador: nuestras células sexuales son un genoma que vive a expensas de nosotros y nos controlan. Creemos que somos individuos y no somos más que carcasas desechables, zombis cuya única misión es la de transmitir nuestras células sexuales desde nuestra generación a la siguiente y luego morimos lo mismo que el cyborg en la película Blade Runner.
Crecemos, somos niños jugamos aprendemos y nos desarrollamos. Nos salen granitos, nos viene la regla, despierta en nosotros el instinto sexual, nos apareamos y el instinto de protección hace que hagamos infinidad de sacrificios por nuestra prole y por último nos encontramos diciendo unas palabras delante de un anuncio de TDK y ya es hora de morir.
Si pensamos en genomas y no en individuos los parásitos dejan de ser monstruos para convertirse en otra cosa. Si utilizamos la música como metáfora y los genomas fuesen melodías la relación del parásito-hospedador sería algo así como el contrapunto barroco.
(Por favor que alguien me de un trabajo YA)

http://www.wired.com/wiredscience/2014/03/parasitic-junk-trunk/

strepsiptera crawler stage
Fotografía de microscopía electrónica de Strepsitera, a la izquierda saliendo del abdomen de su hospedador y a la izquierda participando en un concurso de culturismos (¿Qué os pensais, que los bichos no tienen vida?). Beani et al, 2005

 

http://www.youtube.com/watch?v=lyaPfR-Mj98


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