Rosie Redfield, de la Universidad de British Columbia, desenmascaró el artículo publicado en Science de la bacteria que crecía en el lago Momo y que decían había sustituído el fósforo por arsénico. Por cierto, todavía esperamos que la revista Science se retracte públicamente. |
El trabajo es interesante a la vez que un poco oportunista ya que se trata de un paliativo a la futura contaminación por metano debida a la extracción de gas metano debido a la fracturación hidraulica. La noticia se filtra a los medios de comunicación y de repente surge un "hype": "Una bacteria contra el cambio climático" como por ejemplo en la noticia que reproduzco abajo:
Con el título de "Una bacteria contra el cambio climático" Se publica en Europa Press el 28 de Abril el siguiente artículo:
Las bacterias podrían absorber las emisiones de gases de origen natural y las provocadas por el hombre antes de ser liberadas a la atmósfera y causar el calentamiento global, según una nueva investigación de la Universidad de East Anglia en Norwich, en Norfolk, Inglaterra.
Los resultados, publicados este lunes en 'Nature', muestran cómo una única cepa bacteriana, 'Methylocella silvestris', que se encuentra en el suelo y otros entornos en todo el mundo puede crecer tanto en el metano como el propano del gas natural.
Originalmente, se pensó que la capacidad para metabolizar el metano y otros alcanos gaseosos como el propano la hacían diferentes grupos de bacterias, por lo que este nuevo hallazgo es importante porque significa que un tipo de bacterias puede limpiar los componentes del gas natural de manera muy eficiente y reducir la contaminación.
El hallazgo podrían ayudar a mitigar los efectos de la liberación de gases de efecto invernadero a la atmósfera tanto del gas natural que se filtra del medio ambiente como del que surge de la actividad humana, como la fracturación hidráulica para la extracción de gas no convencional o los derrames de petróleo.
Los investigadores estudiaron la bacteria 'Methylocella' que se encuentra normalmente en la turba, la tundra y los suelos forestales en el norte de Europa, además de que se ha encontrado entre la comunidad microbiana tras el derrame de petróleo de 'Deepwater Horizon' en 2010. Los autores de este trabajo midieron su capacidad para crecer en metano y otros gases.
El investigador principal, el profesor Colin Murrell, de la escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad de East Anglia, señala: "El gas natural de fuentes geológicas contiene metano, así como grandes cantidades de etano, propano y butano. Hemos demostrado que un microbio puede crecer tanto en metano como en propano a una velocidad similar. Esto se debe a que contiene dos sistemas de enzimas fascinantes que utiliza para aprovechar ambos gases a la vez".
Según este investigador, esto es muy importante para los entornos expuestos a gas natural, bien de forma natural, como por la actividad humana, puesto que estos microbios pueden desempeñar un papel relevante en la mitigación de los efectos del metano y otros gases antes de que lleguen a la atmósfera.
"El metano es un potente gas de efecto invernadero que se libera de fuentes naturales, como los humedales, así como de las actividades humanas, incluyendo la gestión de residuos, las industrias de petróleo y gas, la producción de arroz y la ganadería. A nivel mundial, se estima que más de la mitad de las emisiones de metano son artificiales", alerta.
"Molécula a molécula, el efecto del metano en el calentamiento global es más de 20 veces superior al del dióxido de carbono durante un periodo de tiempo de cien años. Por eso, es muy importante que entendamos cómo se puede eliminar biológicamente en el medio ambiente antes de que se libere a la atmósfera", concluye.