martes, 22 de abril de 2014

La necesidad de publicar a toda costa: el timo de las editoriales rapaces

Jeffrey Beall, de pie en la foto en una de las bibliotecas de la Universidad de Colorado
Los mafiosos lo saben desde siempre. Sólo hace falta buscar una necesidad humana no satisfecha para encontrar un nicho de mercado lucrativo, sobre todo si este nicho de mercado es una estafa y por tanto es una actividad no lícita. Es el caso de la editoriales que se aprovechan de la desesperación de los científicos por publicar. En ciencia hay un dicho: PUBLICA O MUERE. Esta máxima ha creado un nicho de mercado: el de aquellos que se resisten a morir científicamente. Las editoriales rapaces por un precio te publican el artículo que ha sido rechazado en las revistas serias y todos contentos: ellos con tu dinerito en su bolsillo y tu contento con tu nombre en una revista que aparece indexada en el Pubmed y con la que podrás justificar el dinero invertido de tu proyecto o aplicar a una nueva beca... La competitividad es muy sana pero también cría sus monstruos.
La verdad es que en este entrada de el blog "los de abajo a la izquierda" está explicado perféctamente.

En wikipedia hay una entrada en inglés. Lo que haré es traducirla

En la publicación de revistas científicas algunas editoriales y revistas han intentado explotar el modelo de negocio de las editoriales de libre acceso (open-access) publicando los artículos con el único requisito de que el autor pague los gastos de publicación sin que la editorial proporcione los servicios que suelen proporcionar las revistas científicas legítimas. La lista de Beall es una lista de estas publicaciones que se actualiza regularmente por Jeffrey Beall el cual establece los criterios necesarios para incluir las publicaciones rapaces dentro de esta categoría.[1]

Historia de la lista de Beall

El término "predatory open access" (revistas rapaces de libre acceso) fue acuñado en la University of Colorado Denver por el bibliotecario e investigador Jeffrey Beall. Beall empezó a investigar este tipo de revistas rapace, después de recibir un gran número de correos electrónicos invitándole a que enviase artículos o bien invitándole a formar parte del comité editorial de la revista, en revistas que nadie conocía. Esto le llevó a crear la Lista de Beall de revistas rapaces ("Beall's List of Predatory Publishers").[2] Beall también escribió una serie de artículos sobre este tema en el la revista "The Charleston Advisor", una revista bien establecida en su campo y que sigue escrupulosamente el sistema de revisión de pares y que está dedicada a evaluar las fuentes de información en red.[1]

Antes que Beall denunciase este tipo de publicaciones, Phil Davis, un estudiante licenciado por la Universidad de Cornell, destapó este fraude enviando un artículo falso generado por ordenador el cual fue aceptado, pero que su autor retiró a tiempo, previo pago de una tarifa elevada. Hoy en día esa revista está incluida en la Lista de Beall.[3]

Características de las revistas rapaces

  • Aceptan artículos más rápido que las revistas serias con poco o ninguna revisión por pares y ningún control de calidad[4] esto permite que acepten artículos de broma y sin sentido.[3][5]
  • Te informan de los costes de la publicación solo cuando el artículo está aceptado.[4]
  • Hacen campañas agresivas por medio de correo electrónico para que los investigadores envíen sus artículos o para formar parte de su comité editorial.[2]
  • Incluyen a investigadores como miembros de sus comités editoriales sin su permiso,[6] y no les permiten abandonar estos comités fácilmente.[7]
  • Incluyen falsos investigadores en sus comités editoriales.[8]
  • Imitan los nombres o el estilo de las páginas web de revistas consolidadas.[7]
En 2013, la revista Nature informó que la Lista de Beall y su página web eran leídas por los bibliotecarios, investigadores y defensores del libre acceso, muchos de los cuales aplaudían sus esfuerzos por poner de manifiesto prácticas fraudulentas.[2] Beall ha sido amenazado con una demanda por una editorial canadiense incluída en la lista. Esta lista ha sido criticada por algunas organizaciones que representan a las editoriales de libre acceso por fiarse demasiado de las páginas web de las editoriales sin haber contactado directamente con los editores y por incluir en la lista a revistas fundadas recientemente, por tanto sin trayectoria consolidada pero que siguen todas las directrices de las revistas serias. Beall respondió a estas acusaciones publicando los criterios que utiliza para generar esta lista así como instituyendo una revisión por tres personas independientes a los cuales se puede dirigir los editores para tratar de sacar a su publicación de la lista.[2]


Referencias
  1. Carl Elliott (June 5, 2012). "On Predatory Publishers: a Q&A With Jeffrey Beall". The Chronicle of Higher Education.
  2. Butler, Declan (March 27, 2013). "Investigating journals: The dark side of publishing". Nature 495 (7442): 433–435. doi:10.1038/495433a. PMID 23538810.
  3. "Open-Access Publisher Appears to Have Accepted Fake Paper From Bogus Center". The Chronicle of Higher Education. June 10, 2009.
  4. Stratford, Michael (March 4, 2012). "'Predatory' Online Journals Lure Scholars Who Are Eager to Publish". The Chronicle of Higher Education.
  5. Gilbert, Natasha (June 15, 2009). "Editor will quit over hoax paper". Nature. doi:10.1038/news.2009.571.
  6. Beall, Jeffrey (August 1, 2012). "Predatory Publishing". The Scientist.
  7. Kolata, Gina (April 7, 2013). "For Scientists, an Exploding World of Pseudo-Academia". The New York Times.
  8. Neumann, Ralf (February 2, 2012). "“Junk Journals” und die “Peter-Panne”". Laborjournal.

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