Hoy se ha muerto Arturo Jiménez Periañez, compañero de mi periodo de tesis en el Instituto de Salud Carlos III. El sábado pasado, hace dos días estaba en su habitación del Hospital Doce de Octubre. Cuando me despedí de él me abrió los brazos para darme un abrazo. Ahora estoy en Quito y Arturo ya no está con nosotros.
Arturo se murió de cancer de pulmón con 43 años. Durante cuatro años estuvo en paro apartado del trabajo científico, su gran pasión. Esos cuatro años fueron años de estrés y desesperación. Finalmente había conseguido que le aprobasen dos proyectos. Uno de ellos para trabajar en una vacuna contra el cancer. Trabajó dos meses hasta que empezó a esputar sangre. A su madre le dijo que aquello era un cancer y que no iba a salir vivo de ello.
Arturo ha sido un maltratado de la ciencia. Una persona injustamente tratada por quienes no vieron que pese a no ser como ellos era un gran trabajador y una persona muy imaginativa. Pese a todo vivió su vida de una manera apasionada. De una manera íntegra y siempre manteniendo una postura ética. Para mi era un amigo. Ahora se ha ido. El abrazo que me ha dado me recordó que hay cosas que desafían al tiempo
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