Una barriada de Soweto donde las condiciones higiénicas propician la propagación de la enfermedad.
J. BRANDOLI
Una nueva emergencia, una nueva pandemia de nombre viejo y conocido: tuberculosis (TB).
Un anacronismo que nunca se acaba y que ha vuelto con fuerza a
Sudáfrica (y al resto de África). Se contagia con facilidad y se olvida
con facilidad también. El sida, aún demoledor pero hoy algo más
controlado gracias al enorme esfuerzo hecho para luchar contra él y
administrar los antiretrovirales, tiene un compañero que requiere ahora
toda la atención. "Es una emergencia nacional contra la que hay que
luchar", denuncian las ONG en el IV Congreso de Tuberculosis en
Sudáfrica. En realidad VIH y tuberculosis van de la mano.
Los números que dan los activistas de Médicos Sin Fronteras (MSF), Treatment Action Campaign y Section 27 son demoledores. "Cada día se producen 1.400 nuevas infecciones". No tiene la fama del VIH pero es más letal que él. "Cada día mueren 148 personas en Sudáfrica por la TB. Esta enfermedad es la gran amenaza para la sanidad en el país. Es la mayor causa de muerte durante los últimos 10 años en niños y adultos. El 18% de los fallecimientos en la franja de edad de 15 a 49 años es por la tuberculosis", explica a EL MUNDO el coordinador de MSF en Sudáfrica, Gilles Van Cutsem.
El problema con esta dolencia es que muestra una pirámide invertida a otras enfermedades que van decreciendo en porcentaje y número. En 1996, el Gobierno sudafricano declaró la tuberculosis como una emergencia nacional. Había entonces 110.000 casos por año. En 2013, la cifra ha aumentado y está entre 400.000 y 600.000 infectados. Los contagios son tan masivos y rápidos que es complicado dar cifras exactas. "Hay dos razones para este crecimiento: el VIH y la pobreza", incide Van Cutsem.
"El mayor problema es la epidemia de VIH. La gente con VIH tiene mucho mayor riesgo de ser contagiada. Llamamos a ambas dolencias las terribles gemelas. No ha habido suficiente investigación de medicinas para luchar contra la TB", explican en MSF. "Y luego, sin duda, la llave es la pobreza y falta de recursos. Faltan 2,6 billones de rands (unos 2000 millones de euros) para el Plan Nacional Estratégico de Lucha contra el VIH. Se calcula que en tres años la carencia será de 5 billones. Pero es que además hay pocos y caros medicamentos, no hay pruebas de diagnóstico específicas, especialmente para niños, y hay que mejorar los modelos de tratamiento", remata Van Cutsem.
En este sentido, el del olvido con el que se mueve la enfermedad, el profesor de la Universidad de Ciudad del Cabo, Keertan Dheda, denunciaba en el Congreso de TB el abandono al que se ven sometidos muchos enfermos. "Muchos pacientes son dados de alta en los hospitales porque no hay tratamiento para ellos. Esa gente puede conducir un taxi o vivir dentro de una comunidad durante cuatro años antes de morir contagiando a mucha gente", alertaba.
La ecuación se complica más ante los casos de tuberculosis resistente a los medicamentos. La cura de estos enfermos es extremadamente complicada pese a recientes ejemplos en los que organizaciones como MSF han demostrado que se puede curar con mucho esfuerzo este tipo de dolencia. El caso más sonado fue la batalla que consiguió vencer Phumeza Tisile tras un tratamiento de dos años e ingerir más de 20.000 pastillas.
"Actualmente los tratamientos de tuberculosis resistente siguen fallando para la mayor parte de los enfermos. Su cura es larga, inefectiva e intolerable en la mayoría de los casos. Un tratamiento como este cuesta hoy, al menos, 4.000 dólares por paciente", dicen en MSF. "Hay que conseguir que las farmacéuticas abaraten los costes y el Gobierno debe tratar este problema como una gran emergencia", concluyen en el Congreso sobre TB.
Mientras, en las zonas más desfavorecidas la enfermedad sigue extendiéndose y una vieja conocida amenaza a Sudáfrica y al resto del continente con volver a elevar las cifras de muerte por olvido y miseria. Siempre en África, siempre a los mismos.
Los números que dan los activistas de Médicos Sin Fronteras (MSF), Treatment Action Campaign y Section 27 son demoledores. "Cada día se producen 1.400 nuevas infecciones". No tiene la fama del VIH pero es más letal que él. "Cada día mueren 148 personas en Sudáfrica por la TB. Esta enfermedad es la gran amenaza para la sanidad en el país. Es la mayor causa de muerte durante los últimos 10 años en niños y adultos. El 18% de los fallecimientos en la franja de edad de 15 a 49 años es por la tuberculosis", explica a EL MUNDO el coordinador de MSF en Sudáfrica, Gilles Van Cutsem.
El problema con esta dolencia es que muestra una pirámide invertida a otras enfermedades que van decreciendo en porcentaje y número. En 1996, el Gobierno sudafricano declaró la tuberculosis como una emergencia nacional. Había entonces 110.000 casos por año. En 2013, la cifra ha aumentado y está entre 400.000 y 600.000 infectados. Los contagios son tan masivos y rápidos que es complicado dar cifras exactas. "Hay dos razones para este crecimiento: el VIH y la pobreza", incide Van Cutsem.
"El mayor problema es la epidemia de VIH. La gente con VIH tiene mucho mayor riesgo de ser contagiada. Llamamos a ambas dolencias las terribles gemelas. No ha habido suficiente investigación de medicinas para luchar contra la TB", explican en MSF. "Y luego, sin duda, la llave es la pobreza y falta de recursos. Faltan 2,6 billones de rands (unos 2000 millones de euros) para el Plan Nacional Estratégico de Lucha contra el VIH. Se calcula que en tres años la carencia será de 5 billones. Pero es que además hay pocos y caros medicamentos, no hay pruebas de diagnóstico específicas, especialmente para niños, y hay que mejorar los modelos de tratamiento", remata Van Cutsem.
En este sentido, el del olvido con el que se mueve la enfermedad, el profesor de la Universidad de Ciudad del Cabo, Keertan Dheda, denunciaba en el Congreso de TB el abandono al que se ven sometidos muchos enfermos. "Muchos pacientes son dados de alta en los hospitales porque no hay tratamiento para ellos. Esa gente puede conducir un taxi o vivir dentro de una comunidad durante cuatro años antes de morir contagiando a mucha gente", alertaba.
La ecuación se complica más ante los casos de tuberculosis resistente a los medicamentos. La cura de estos enfermos es extremadamente complicada pese a recientes ejemplos en los que organizaciones como MSF han demostrado que se puede curar con mucho esfuerzo este tipo de dolencia. El caso más sonado fue la batalla que consiguió vencer Phumeza Tisile tras un tratamiento de dos años e ingerir más de 20.000 pastillas.
"Actualmente los tratamientos de tuberculosis resistente siguen fallando para la mayor parte de los enfermos. Su cura es larga, inefectiva e intolerable en la mayoría de los casos. Un tratamiento como este cuesta hoy, al menos, 4.000 dólares por paciente", dicen en MSF. "Hay que conseguir que las farmacéuticas abaraten los costes y el Gobierno debe tratar este problema como una gran emergencia", concluyen en el Congreso sobre TB.
Mientras, en las zonas más desfavorecidas la enfermedad sigue extendiéndose y una vieja conocida amenaza a Sudáfrica y al resto del continente con volver a elevar las cifras de muerte por olvido y miseria. Siempre en África, siempre a los mismos.
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