Dos bebés de la comunidad judía ultraortodoxa de Nueva York han sido infectados con herpes en los últimos tres meses tras someterse a la circuncisión ultraortodoxa. Sólo en Nueva York más de 3.500 bebés se someten a este ritual cada año. Sólo en Nueva York más de 3.500 bebés se someten a este ritual cada año. El Departamento de Salud de la ciudad calcula que al menos 13 recién nacidos se han infectado por el virus de la misma manera desde 2000. En este tiempo, dos bebés sufrieron daños cerebrales por efecto del virus y otros dos murieron.
Los padres que estén considerando el ritual judío de la circuncisión necesitan saber que la circuncisión sólo debe ser realizada bajo condiciones estériles, como cualquier otro procedimiento que origina una incisión abierta”, explicó. Sus investigadores calculan que el riesgo de contraer herpes de los niños sometidos al metzitzah b’peh es 3,4 veces superior al resto.
El rabino Moshe Bendahan, de la sinagoga de Chamberí, en Madrid, ha circuncidado a un millar de bebés en España en los últimos 27 años. “Aquí no se hace la succión oral directa”, afirma. El Talmud, la obra que recoge las leyes judías transmitidas por tradición oral, explica que la circuncisión debe realizarse en tres fases, según detalla Bendahan: “Cortar el prepucio, recortar la membrana interna y absorber la sangre”.
“Nosotros usamos un tubo con una gasa en el interior en el que se mete el pene del bebé. Al absorber desde el otro lado del tubo, la sangre se queda en la gasa y no llega a la boca del mohel”, explica el rabino de Madrid. “El bebé puede tener el sida, o el propio mohel puede tener una enfermedad, así que no tiene sentido asumir un riesgo pudiendo usar un tubo desechable”, opina. Este método es el más habitual fuera de las comunidades ultraortodoxas.
En 2004, pediatras de la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en Beeseba (Israel), ya alertaron de que el metzitzah b’peh, que es el nombre hebreo a esta práctica de que un rabino viejo le chupe la colita a tu hijo, “conlleva un grave riesgo de transmisión del herpes a los recién nacidos, lo que se puede complicar con infecciones prolongadas o graves”. Los pediatras habían detectado ocho casos de bebés con herpes genital tras ser circuncidados por cuatro rabinos infectados. Uno de los bebés sufrió una encefalitis herpética y se quedó con secuelas neurológicas de por vida
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