No mata a las bacterias, pero evita que estas se organicen para iniciar su ataque a la célula y propagar las enfermedades infecciosas. Es la alternativa gallega a los antibióticos para el control y el tratamiento de patologías infecciosas de origen bacteriana en animales, tanto en acuicultura como en ganadería. Y no es un proyecto, sino una firme realidad que ha recibido una patente internacional que protege el hallazgo en Europa, Estados Unidos y China. Es más, tiene firmes posibilidades de llegar al mercado. Tres multinacionales negocian la licencia con la Fundación Barrié, el socio inversor de un proyecto incluido en su Fondo en Ciencia desarrollado por el grupo de Acuicultura e Biotecnoloxía de la Universidade de Santiago. El recorrido comercial del producto, una familia de enzimas que interfiere la comunicación de las bacterias y evitan su ataque, es prometedor, en especial porque en agricultura el uso de antibióticos convencionales está muy limitado y prácticamente vetado en acuicultura.
«El acuerdo de licencia está avanzado con tres multinacionales, con las que ya hemos intercambiado los materiales y que han suscrito con nosotros acuerdos de confidencialidad», explica Javier López, director de la Fundación Barrié. Ninguna de las tres empresas, una de ellas líder mundial en su área, compite entre sí, por lo que incluso se podría negociar la cesión a tres bandas. «Esto es lo bueno, porque unas pueden ser proveedoras de otras y sería factible dividir la patente», subraya López. La familia de enzimas podría incluirse en el pienso de los animales, alternativa ya probada con éxito, o en el agua que beban.
«El producto funciona»
El equipo de la Fundación Barrié cuenta con uno de sus colaboradores asiduos, la empresa Isis Innovation de la Universidad de Oxford, que busó potenciales clientes para el producto. De momento, las pruebas que se han realizado en animales, en peces y larvas de ostra y almejas, son más que satisfactorias. «El producto funciona», explica Ana María Otero Casal, la investigadora principal. A diferencia de los antibióticos, que atacan las bacterias, el sistema ideado por los científicos gallegos consiste en bloquear la relación entre ellas, un proceso denominado quórum quenching.
«Las bacterias patógenas que atacan a los organismos -dice Otero- se comunican entre ellas mediante señales. Desarrollamos varias enzimas que cortan esa comunicación, eliminan las señales y las bacterias ya no atacan». Los resultados, ya probados, demuestran que el mecanismo funciona. «Los peces que se alimentaron con pienso que incorporaba la enzima se curaron mucho más rápido que los que no la tenían», corrobora la investigadora.
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