Hay varias razones: la primera es que las bacterias tienen una
altísima capacidad de adaptación a los nuevos ecosistemas. Los
hospitales con sus pacientes inmunodeprimidos durante largos
periodos, esterilizados mediante altas concentraciones de
antibióticos han sido un nicho ecológico apetecido por las
bacterias. Esta capacidad de adaptación se basa en su rápidos
ciclos vitales que llegan a generar tres generaciones por hora lo
cual hace que las mutaciones aparezcan rápidamente en las
poblaciones, además, las bacterias son maestras a la hora de
adquirir genes de otras bacterias y también de virus.
Una de las cosas que tenemos que aprender de todo esto es que
tenemos que abandonar esa idea ingenua de que un compuesto químico
maravilloso nos librará de las enfermedades infecciosas por siempre
jamás. Nuestra relación con éllas es la de una “escalada
armamentística”, no vamos a poder relajarnos nunca. Esto para los
microbiólogos es bueno: “job security” pero para las empresas
farmacéuticas no es buen negocio: de que vale invertir una
millonada en ensayos clínicos para patentar una molécula que solo
va a ser efectiva unos años hasta que aparezca una bacteria
resistente que la haga inservible. Como las empresas tienen la
obligación de maximizar beneficios dedican sus esfuerzos a
medicamentos de enfermedades crónicas y no a aquellos que te curan
en una semana como los antibióticos.
Otra de las razones es que no es fácil encontrar una diana terapéutica en bacterias que no esté presente en las células animales. Las células animales provienen de una simbiosis ancestral de bacterias. Prácticamente poseemos la misma bioquímica: animales y bacterias. Sólo hay algunas diferencias: las bacterias están recubiertas de una malla que impide que revienten ya que son pequeños sacos a presión. Nuestras células no tienen esa malla. Es ahí por ejemplo donde actúa la penicilina. Como nosotros no tenemos la malla entonces el antibiótico no nos causa daño. Todos los antibióticos tienen que ir contra estas pequeñas diferencias moleculares. El problema es que están descubiertas casi todas.
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