jueves, 19 de febrero de 2015

Daniel Nocera y Oriol Mitjà: dos formas distintas de ver la ciencia

Vivimos en un sistema económico basado en el crecimiento continuo. Si no hay crecimiento o si hay decrecimiento el sistema no funciona. ¿Para qué invertir dinero si lo vamos a perder?. El crecimiento se basa en tres patas: crecimiento de la población, energía barata y crédito abundante. El progreso científico que hemos vivido desde el siglo XIX así como la revolución de lo digital han creado el sentimiento de que el progreso científico puede ser un manera de mantener el crecimiento económico constante. El progreso constante de la velocidad de los procesadores es un buen ejemplo de esto. Cada dos años se duplica la velocidad de un procesador haciendo necesario actualizar nuestros equipos para que no se queden obsoletos. Los legisladores empiezan a exigir que la ciencia deje de ser un sistema de generación de conocimiento para ser un sistema de generación de patentes que permita cambiar "la matriz productiva" de un país. Los investigadores, siempre bajo la presión de la competencia académica, comienzan a "vender humo" alentando esa fantasía de que el conocimiento puede crear nuevas áreas de negocio. El conocimiento deja de ser el objetivo final, ahora los científicos son los nuevos descubridores que van a mostrar a los países occidentales nuevas tierras que explorar y explotar.
Convertir energía solar en combustible líquido ya es posible gracias a una bacteria modificada genéticamente
 Daniel Nocera  ha conseguido modificar genéticamente una bacteria de manera que con energía solar pueda conseguir combustible líquido. Todo un avance para afrontar el desafío que representa el Cambio Climático.
En la fotografía Daniel Nocera en una fotografía tomada después de publicar un trabajo sobre unas bacterias que transforman la luz solar en un alcohol. Atención a la foto. Son dos botellas, no una, es una iconografía que recuerda a Moises con las tablas. Además las botellas tienen algo de "luz propia".

Después de leer el trabajo de Daniel Nocera me di cuenta que si bien era un trabajo excelente decir que es un "desafío al cambio climático" es una completa exageración. Un olivo por ejemplo transforma luz solar en aceite. El aceite se puede quemar para dar luz y energía como ya se sabía desde antiguo en la cuenca mediterranea.

Me ha gustado este comentario sobre esta noticia aparecido en Menéame:

"Acerca del rendimiento energético que se puede conseguir con esto... (comentario en un foro de FB sobre la noticia)

Si nos basamos en el estudio del potencial solar del Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid (www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1364032113005807)
en la realidad un campo solar solo convierte en electricidad entre un 3 y un 4 % de la radiación solar incidente en el terreno que ocupa, a pesar de estar optimizada su instalación.

Tomando el 4% real en lugar del 18% teórico del panel, obtendríamos que este gran hallazgo consigue convertir un 0,15% de la energía solar en un combustible. 

Suponiendo que se utilice en un motor de combustión que pueda llegar a dar un rendimiento del 30% la energía solar convertida en trabajo es del orden del 0,05%.

Si el motor se monta en un vehículo de pongamos 750 kg para transportar 4 viajeros el trabajo útil se quedaría por debajo del 0,01%.

Vaya que la TRE será muy inferior a 1, posiblemente cercana a cero".

La ciencia es un sistema de generación de conocimientos que deberían basarse en principios humanistas. Para mi un ejemplo maravilloso de esta capacidad de transformación es la del trabajo de Oriol Mitjà. Oriol es un médico catalán que se dió cuenta de que el pian, una enfermedad que deforma la cara y los huesos, provocada por una bacteria similar a la de la sífilis, que afecta a 500.000 personas en el mundo se podía erradicar simplemente con una pastilla de azitromicina. Administrar una pastilla es algo más barato y fácil de hacer que el tratamiento tradicional consistente en una inyección de penicilina (Hay que pensar que en los países afectados por esta enfermedad, un médico blanco con una aguja levanta suspicacias por ciertas historias existentes que hablan de la estilización de pueblos indígenas por grupos de misioneros con dudosas intenciones). De esta manera Oriol piensa erradicar esta enfermedad de la faz de la Tierra en 2020.
El médico Oriol Mitjà, con un niño con las típicas úlceras del pian en las piernas. Fuente EsMateria

Los científicos no nos debemos vender como nuevos mesías que van a cambiar el proceso productivo. No es nuestro trabajo. Si incurrimos en ese error generaremos decepción y desconfianza. Si además los científicos trabajamos como "freelances" y no tenemos capacidad de decisión en nuestros proyectos cuando se constate que no hemos sido capaces de cambiar la matriz productiva entonces, siendo el eslabón más débil, será en nosotros en donde recaigan los reproches y los juicios de valor. Como siempre el chiste del remero, aquel en donde la culpa de que no se ganen regatas es del remero, a pesar de que en el barco lo que más abundan son los tecnócratas, se hará una vez más realidad.


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