miércoles, 1 de febrero de 2012

La mente de un científico de éxito


Fotografía de James H. Fallon. ¿Qué ocurriría si en vez de sonriente te lo imaginas de malhumor?

A veces se pueden leer artículos de periodismo científico que son unas joyitas. Este Enlaceel caso del artículo que os dejo arriba. Un científico de éxito descubre que el escaner de su cerebro tiene caracteristicas comunes con la de cerebros de psicópatas. Este párrafo es muy interesante:"Fallon ha aprendido a verse a sí mismo con cierta distancia, como si fuera un conejillo de Indias, el científico que se explora a sí mismo. "No hago daño a la gente, pero manipulo a las personas. Es casi un reflejo, como un juego. Y soy alguien muy competitivo. No aguanto perder. Tengo que ganar en todo".

Fallon admite que siente mucha más empatía por los extraños que por las cosas que suceden en su entorno más cercano. Repasa su infancia y el retrato que emerge es el de un chico inestable; al principio, extremadamente religioso y muy moralista, fue nombrado chico católico del año en Nueva York. Cuando iba hacia el autobús escolar desde su casa, se obsesionaba por dejar el camino despejado en un radio de veinte metros recogiendo toda la basura que encontraba. Luego, en la veintena, casi se convirtió al marxismo dentro de su familia. Su madre sufrió unos cuantos abortos antes de concebirlo, y por ello recibió una infancia llena de amor y ternura. Y está convencido de que eso le salvó. "De haber tenido una infancia desgraciada, habría sido un psicópata", asegura convencido".

La carrera de un científico es tan competitiva que sólo ciertos personas llegarán a la cima. Hay factores externos de éxito como estar casado con alguien que pertenezca a tu misma profesión, haber estudiado en una buena universidad, tener buenos consejeros... pero lo que es determinante es tu capacidad de trabajo y ambición. Es un sistema que selecciona grandes hombres. La opinión pública asocia científico con el concepto de hombre bueno. Ser un gran hombre no necesariamente va unido a ser un hombre bueno. De hecho el sistema no selecciona hombres buenos sino hombres muy productivos. El sistema de selección elimina a los farsantes mediante sus controles de "peer review" y la posibilidad de repetir los experimentos en igualdad de condiciones y por eso hay más honradez en la práctica científica que en otras profesiones. Ahora, un científico no es un santo laico. Conviene recordarlo. La imagen popular de Madamme Curie, Santiago Ramón y Cajal y otros muchos iconos exhalan esta mistificación, y de ella tiran muchos periodistas para vestir a los científicos entrevistados. Continuará...

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