Escribo para mí, para recordar algunas ideas que me interesan. Con el tiempo he descubierto que existe más o menos un nexo común en esas ideas. Aviso: Este blog no es un consultorio de salud.
Faustino Cordón (Madrid, 1909-1999) fue un farmacéutico español, investigador, humanista y apasionado por la evolución
En los años ochenta leía todas las entrevistas que le hacían a Faustino Cordón (Ver biografía). En una de estas entrevistas contaba que cuando era joven no había costumbre de ver a gente correr en la calle. Alguien que corría era sospechoso de haber cometido un robo. Por ese motivo Faustino Cordón simulaba que corría para coger el autobús y de esa manera aprovechaba para hacer algo de deporte. El Dr. Cordón había trabajado en el pueblo en donde nací. Una de las técnicos de su laboratorio había sido mi tía Pacita Moreira. Cuando mis padres eran pequeños, O Porriño era un pueblo de zapateros y panaderos. Cuando José Fernández López trajo a Porriño químicos que habían perdido su trabajo en Madrid por no ser simpatizantes del nuevo régimen fascista la vida en el pueblo cambió. En el plazo de una generación se pasó de ser un pequeño pueblo agrícola y de pequeños negocios a ser la tercera concentración de biotecnología de España. En O Porriño se produce todo el interferón 2 que se consume en Europa y recientemente se comenzará a producir la nueva vacuna para la tuberculosis para todo el mundo. Los que hicieron posible este salto fueron personas como Faustino Cordón o el químico Fernando Calvet, mentor del Dr. Cordón en su estancia en O Porriño.
Extracto hepático Zeltia producido en la factoría de O Porriño
Mi padre también trabajó como técnico de laboratorio en Zeltia. Allí aprendió química de la mano de estos maestros. Posteriormente se cambió a la parte administrativa. Sin embargo, los conocimientos de química de mi padre eran de una solidez tremenda. Ya jubilado se acordaba de como hacer extractos hepáticos, de digitalina, cornezuelo de centeno. Ya me gustaría que mis estudiantes universitarios tuviesen siquiera una décima parte de sus conocimientos. Quizás lo que marcaba la diferencia era que mi padre tenía hambre de saber, excelentes maestros y la responsabilidad de tener que hacer su trabajo bien. No es lo mismo aprender de manera teórica que aprender teniendo la responsabilidad de no perder dinero y tener que obtener un producto. Si arruinaba un proceso se jugaba su puesto de trabajo.
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