En 2014, el gobierno español repatrió a un misionero que había contraído el ébola en África. Se entiende la acción como un gesto humanitario. El problema es que supuso traer a un paciente 0 al país, trayendo consigo a un virus altamente contagioso cuando no tenían infraestructuras para tratarlo. Se produjo un circo mediático protestando sobre la improvisación del gobierno. Una enfermera se contagió de ébola y afortunadamente lograron salvarle la vida. No así al perro de la enfermera, Excalibur, que fue sacrificado en prevención. La enfermera pidió una indemnización. En 2022 ya tenemos resolución judicial.
Condenada la sanitaria del ébola a 2.100 euros por denunciar el sacrificio de su perro. Titular excesivo: Más que condenada, tiene que pagar las costas de una denuncia que puso ella reclamando 150000 euros por daños morales.
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